30 años de «La hija de la lágrima»: la música de Charly ya no cabe en una canción
El 30 de julio de 1994, Charly García editaba su tan anunciada y no menos esperada ópera rock, que no fue tal. Quizás fue algo mejor que eso:un disco hecho de piezas instrumentales que iban de lo clásico al funk y el jazz rock y, entre ellas, canciones más o menos experimentales.
“Nos vemos en La hija de la lágrima”. Así se despedía Charly García del último show en Ferro, el 17 de diciembre de 1993. Pero aquellas palabras, lo supimos después, lo sabemos ahora, fueron más que una simple despedida. Ni siquiera el anuncio del título de su próximo disco era lo que realmente importaba. Charly García se despedía del artista que había sido hasta entonces para entrar en la más caótica de sus etapas: Say No More.
La hija de la lágrima, editado el 30 de julio de 1994, fue su primer disco desde Filosofía Barata y Zapatos de Goma (1990). En el medio había hecho Radio Pinti y Tango 4, ambos junto a Pedro Aznar, compuso la banda de sonido de Funes un gran amor, que nunca se editó. Además, reunió a Serú Girán para hacer Serú ‘92, un álbum con canciones nuevas, tocar en estadios y sacar un doble en vivo.
Pero lo que inquietaba a García era esa obra nunca resuelta que nada tenía que ver con lo hecho hasta entonces. Lo que tenía en mente era una especie de obra conceptual o, más aún, una ópera rock al estilo de Tommy, de los Who. Charly siempre jugó con ciertas cuestiones orquestales que superasen los límites de la canción pop.
Finalmente, a mediados de los ‘90, decidió darle forma a esa idea. Pero darle forma es solo una forma de decir porque si algo no tuvo La hija de la lágrima era forma porque justamente de eso se trató: de las formas de la música. La canción es también un límite, de tiempo, de espacio y de formas. Y Charly ya no quería limitarse, era su música la que se lo pedía.
A comienzos de los 70, Ricardo Soulé sintió lo mismo que Charly a mediados de los 90: la canción ya podía contener tanta música. Entonces, Vox Dei compuso La Biblia, primera ópera conceptual del rock argentino. Soulé, guitarrista y principal letrista de la banda, ya no hablaba de canciones, sino de movimientos.
Al igual que la música de los Vox Dei, la música de Charly también desbordaba los límites de la canción pop. Pero el resultado no fue una ópera rock. La hija de la lágrima es un trabajo experimental en el que García decide despojarse de la canción como continente para su música.
El disco es un largo medley de poco más de una hora hecho de composiciones instrumentales y sonoras combinadas con piezas antes conocidas como canción, en parte inclusas. Porque no es que no tenga canciones porque sí las tiene: “Chipi chipi”, “La sal no sala”, Víctima y “Fax U” son canciones que funcionan como separadores de las composiciones instrumentales, algunas de ellas adornadas con letras, por caso James Brown, que cuenta con las voces de los Kuryaki.
El origen conceptual del disco es la ya conocida anécdota de 1992, en la rambla de Barcelona, protagonizada por dos mujeres que se disputaban el amor de un hombre en común. En un momento, una de ellas, chancleta en mano, dice “y no te olvides nunca de que yo soy la hija de la lágrima”. “Me dejó así, curioso”, decía al respecto Charly en una entrevista con los periodistas Daniel Riera y Fernando Sánchez para Rolling Stone. “Lo uní con otras cosas que estaba pensando sobre una posible vida intraterrena, lo mezclé un poco con [Gabriel] García Márquez, y después desarrollé todo eso. Es uno de los discos que más me gusta, y quizás uno de los que más me volvió loco. Porque en un momento yo era la hija de la lágrima”.
La grabación del disco en los míticos estudios ION fueron todo lo caóticas que se pueda imaginar. Por primera vez, García llegaba al estudio sin ningún tema definido: creó la obra en tiempo real a medida que la iba grabando. Se hizo de noche, con sesiones que comenzaba a eso de las 19 y terminaban doce horas después, cuando todos se iban a dormir. Todos menos Charly, claro.
Lo primero que escribió para el disco fue lo primero que se escucha cuando escuchamos La hija de la lágrima, la Overture, una pieza instrumental que incluye la reproducción de la frase que marcó a García y le dio nombre a su particular obra.
El resto oscila entre más piezas instrumentales funky como Jaco y Chofi y Calle, con otros más ambientales como Atlantis o Intermedio. Love is Love aporte un toque beatle, Kurosawa luce como descarte de Filosofía Barata. El disco cierra con Andan, una bella composición que nos recuerda lo bello que era García haciendo canciones.
La hija de la lágrima salió con 60 mil copias . Al cabo del tiempo, vendería más de 120 mil discos siendo el más vendido de la discografía de García.
Ficha técnica
Músicos
Charly García: Músico principal.
Fernando Samalea: Batería y percusión.
María Gabriela Epumer: Guitarras y voz.
Juanse: Guitarra y voz en La sal no sala.
Illya Kuryaki and the Valderramas: Voces en James Brown.
Fabián Quintiero: Órgano y Bajo en La sal no sala.
Fernando Lupano: Bajo en Taxi.
Alfi Martins: Sampler en James Brown.
Jorge Pinchevsky: Violín en Intraterreno.
Bruja Suarez: Armónica.
Luis Morandi: Percusión.
Créditos
Ingeniero: Osvel Omar Costa
Asistente de Grabación: Javier Mazzarol
Sobregrabaciones: Mario Breuer
Mezclado: Chung King House Of Metal, Nueva York.
Mezclado por: Joe Blaney
Asistente de Mezcla: Jeff King
Masterizado: Sterling Sound, Nueva York.
Masterizado por: Ted Jensen
Foto / Arte: Hubert Kretzschmar
Diseño: A3
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