Si te gustó “True detective” tenés que leer “Galveston”

La primera novela Nic Pizzolatto, el mismo creador de la maravillosa serie de HBO “True detective”, tiene una trama violenta, pero sobre todo, lírica.

literatura

Aplaudida por la crítica internacional, llegó este mes al país “Galveston”, ni más ni menos que la primera novela que escribió Nic Pizzolatto, donde fija las bases geográficas, literarias y estéticas de “True detective”, la multipremiada serie de culto creada para HBO y que para muchos fue una historia literaria, con reminiscencias a Ambrose Bierce, Robert William Chambers y H.P. Lovecraft.

Escrita en 2010 y con una versión cinematográfica en marcha, “Galveston” es una novela de género noir, una relato sórdido y poético, que marca el debut como novelista de Pizzolatto (Nueva Orleans, 1975), un chico criado en el Lago Charles, en la zona costera de Luisiana, con una infancia complicada y una vocación tardía por las letras.

Tras publicar en varias revistas literarias como The Iowa Review y Best American Stories, lanzó su libro de relatos “Between Here and the Yellow Sea” (2006), pero fue “Galveston”, junto con los guiones de algunos capítulos de la intrigante y maravillosa serie “The Killing”, el salto para escribir -hasta ahora- su más exitosa obra: una novela de ocho episodios televisivos, protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson.

Si bien “Galveston” -traducida tras el revuelo de “True Detective” y editada en Argentina por Salamandra- puede funcionar como la simiente de varios aspectos de la serie, como los paisajes, el laconismo, la rudeza, el nihilismo, la filosofía de sus protagonistas y los dos planos temporales, es una trama lírica, violenta y salvaje con peso propio.

Es cierto que hay semejanzas, la más evidente son los rasgos compartidos entre Roy Cady en “Galveston” y el detective Rusty Cohle (McConaughey) en la serie: tipos duros y pausados, de pocas y certeras palabras y autodestructivos, que cargan con un tormento interno salvaje, sólo perceptible en algunos pliegues de la personalidad.

Con un similar ritmo narrativo, pero alejada de rituales horrorosos, psicópatas fantasiosos y asesinatos en serie, la novela es la voz de Roy, un hombre capaz de encontrar el lado filosófico de las cosas que, al mismo tiempo, es un matón implacable del Este de Texas, dedicado a finiquitar los encargos letales de una organización criminal.

La vida de Roy da un viraje. Ya en las primeras páginas le diagnostican un cáncer avanzado que lo sentencia a la muerte, pero ese sólo será el principio de un viaje para esquivarla. El siente que su jefe –Stan, un peligroso prestamista y dueño de un bar- lo quiere muerto y se lo hará saber de la manera más tramposa.

Roy empieza a dudar y lo que parecía un trabajo simple se torna en un letal engaño, pero él es una máquina de matar y cuando consigue escapar de esa fiesta sangrienta, se topa con Rocky, una joven sexy, desamparada y ruda de 18 años, con la que emprende un viaje existencial por el sur de Estados Unidos, desde Nueva Orleans hasta la costera Galveston, en Texas, que va y viene entre 1987 y 2008.

Paisajes desolados, hoteles de mala muerte, ingenuidad y sexualidad, además de dos personajes condenados que huyen sin tener muy en claro de qué, conforman este relato que se crece a la par de una premisa de Roy: “la lección de la historia es que hasta que te mueres, no eres más que un impostor. Pero yo sigo vivo”.

“La inspiración para ‘Galveston’ salió de la nada, yo estaba escribiendo una novela de detectives, iba a mitad del proceso de reescritura, cuando la primera línea de ‘Galveston’ me apareció en la cabeza”, contó Pizzolatto.

“Había algo en esa voz que me parecía muy atractivo, y tuve que tomar la decisión entre seguir esa voz o terminar la otra novela. Decidí seguir la voz de Roy, que me dijo las 70 mil palabras entre la primera y la última línea. Y no sé de dónde vino, pero me caía bien y tenía las mismas obsesiones que yo”, confesó.

El verdadero punto de “Galveston” es la noción fuerte sobre la que Pizzolatto reflexiona, “tratar de evitar la muerte y reconciliarnos con el pasado”. En ese sentido, para él, la situación de Roy es “como una intensa dramatización de las preocupaciones existenciales que todos los humanos tienen, el futuro cada vez se acorta más y el pasado está dañado”.

El reconocimiento mundial y la consagración de Pizzolatto reside, por un lado, en “explorar una realidad un poco más intensa que la vida diaria”, pero también en entender una fibra de lo humano, de lo más oculto, miserable, doloroso y hasta corrosivo.

“Las historias negras y violentas pueden señalar un punto de fractura donde las heridas psicológicas que acarreamos se manifiestan en las acciones de los personajes. Estas historias tienden a poner muchas presiones en los personajes y eso hace que se revelen a sí mismos y expongan esa esencia a los lectores”, remarcó el autor en una entrevista.

Los seguidores de “True detective” podrán esperar la segunda temporada – protagonizada por Colin Farrell y Vince Vaughn- con “Galveston” en sus manos, la semilla de un todo, la huella en el terreno, las mismas preocupaciones y el mismo misterio sobre la naturaleza humana que dio vuelta al mundo en la pantalla chica.

Leticia Pogoriles


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