Cuidate, cuidame
Ricardo Villar*
Voy a aprovechar la generosidad de este diario para sumar mi pedido a los ya realizados por autoridades, profesionales de la medicina y dirigencia en general, en favor de conductas individuales responsables para controlar al virus de moda.
No asumo ninguna representación más que la propia; y lo hago convencido de que a esta altura de los hechos sólo ese tipo de rol, de comportamientos, podrá construir una red fuerte para contener el avance de los contagios.
La situación actual y sus proyecciones no deberían asustarnos, sino convertirse en elementos convocantes de autoprotección y solidaridad generalizada.
No tiene sentido discutir hoy aciertos o desaciertos de quienes han dirigido las estrategias de prevención y represión de la pandemia.
Debemos actuar sin esperar los retos o instrucciones de los gobernantes, sino asumiendo la defensa de nuestra integridad sanitaria y de nuestras vidas y las de familiares, amigos, vecinos y restantes miembros de la comunidad que integramos.
Las palabras de los gobernantes se han devaluado, por causas diversas; pero lo que no debemos permitir que se devalúe es la capacidad de comprensión de cada uno sobre la gravedad del escenario que estamos compartiendo.
Debemos cuidarnos y cuidar, puede ser una consigna. Y para cumplirla no necesariamente hay que quedarse enclaustrados, porque esto también trae consecuencias de salud y materiales. Creo que podemos realizar actividades laborales o recreativas, respetando exigencias básicas y efectivas según dicen profesionales que han aprendido el comportamiento del virus.
No hay lugar para rebeldes o “fiesteros” creídos de poseer inmunidad y cachetear con sus conductas a una sociedad que quiere encontrar caminos para cerrar sin mas víctimas esta tragedia, que se vive aquí y en el mundo. Las fiestas deben quedar para cuando el virus esté enconcertado.
Son tiempos de máxima responsabilidad. Para los gobernantes que deben ser eficientes y eficaces en las medidas de prevención y atención, cuidando a los profesionales del área y acercando con premura los elementos necesarios. Para los ciudadanos, comprender que hoy somos víctimas de un problema mundial, pero que podemos ser parte de una solución local y que debe expandirse como los círculos que provoca la caída de una piedra en un estanque de agua. “Pinta tu aldea y pintarás el mundo” es una vieja alegoría o metáfora que puede ser aplicada a este caso tan dramático.
* Periodista, exdiputado UCR por Neuquén
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