¿Cuánto pagarías por cantar el feliz cumpleaños?

La canción más popular del mundo tiene dueño. Si una la canta en su casa, no hay problemas, pero cuando aparece en un filme hay que pagar los derechos del tema más feliz y redituable

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Seguramente en estos momentos haya alguien a lo largo y ancho del planeta cantando el “Cumpleaños feliz”, ya sea en inglés, árabe o japonés. O en klingon, la lengua ficticia de “Star Trek”, a la que también ha sido traducida la popular letra.

Pero pese a esa ubicuidad, se trata de propiedad privada: los derechos de explotación los tiene el grupo Warner Music, con sede en Los Ángeles. Al menos hasta ahora, pues un trío de artistas estadounidenses sostiene que el “Happy Birthday to You” no puede pertenecer a una corporación, sino al mundo. Y han llevado a Warner ante los tribunales.

Cantar el “Cumpleaños feliz” (o “Que los cumplas feliz” en algunos países hispanohablantes) en una fiesta privada es gratis, pero si se hace en público o por parte de una entidad comercial hay que pagar el copyright. La compañía se embolsa unos 5.000 dólares al día en licencias, convirtiendo la canción en una de las más lucrativas del mundo.

Desde fabricantes de juguetes a programadores de politonos, cadenas de restaurantes o incluso las Girl Scouts, a todos se les exige pagar cuotas de entre 500 y decenas de miles de dólares en concepto de derechos de autor. Muchos artistas evitan cantarla tanto en el cine como sobre los escenarios por cuestiones de presupuesto.

“En la industria cinematográfica siempre ha sido un chiste”, cuenta a dpa la asistente de dirección Jennifer Nelson (”Aliens vs. Predator 2”). “El jefe siempre dice: ÑNo filmes el ‘Cumpleaños feliz’ porque me toca pagar por ello!”.

Nelson estaba trabajando en Nueva York en un documental sobre los orígenes del “Happy Birthday to You” y había pagado un canon de 1.500 dólares por utilizar la canción en el filme cuando descubrió una carta del letrado Robert Brauneis en la que se argumenta que el copyright no es válido.

Así, en 2013, decidió pasar de la teoría a la práctica. Al litigio se unieron otros dos artistas: un músico que tuvo que pagar por cantar la canción en un disco en directo y un cineasta que recibió por sorpresa una factura de 3.000 dólares tras utilizar la melodía en una de sus películas.

“Es una parte tan importante de nuestras vidas”, argumenta Nelson sobre lo que considera un cobro injusto. “El concepto de tener que pagar por ello, de que pertenezca a alguien, suena erróneo”. Por eso, argumentaron ante un tribunal federal en Los Ángeles que la renovación realizada en 1963 de los derechos de autor era inválida.

El pasado mes, los tres artistas descubrieron lo que Nelson define como “prueba definitiva”: un cancionero de 1922 que publicó el “Happy Birthday to You” sin copyright, lo que de acuerdo con la legislación estadounidense invalidaría cualquier reclamación posterior.

Warner, que rechazó contestar a dpa al respecto, ha sostenido en repetidas ocasiones que esos derechos que adquirió hace décadas siguen vigentes. En Estados Unidos, el copyright dura normalmente 70 años y las obras publicadas antes de 1923 suelen ser de dominio público.

Al parecer, los orígenes de la canción se remontan a más de un siglo atrás, en el movimiento inspirado en los jardines de infancia alemanes que dio un drástico giro a la educación infantil en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX.

En 1893, la compositora de Kentucky Mildred Hill y su hermana y educadora infantil Patty crearon la canción, que en un principio se titulaba “Good Morning To All”, como una especie de herramienta experimental: una melodía simple que los niños pudieran memorizar y repetir al comienzo de cada día de colegio.

La letra, fácilmente adaptable, evolucionó en las clases de Hill para festejar desde vacaciones a cumpleaños, según las investigaciones realizadas por Brauneis. El salto a la cultura popular ocurrió en una fiesta de cumpleaños de Louisville (Kentucky), según la historia oficial de The Little Loomhouse donde se celebró el evento.

Durante décadas, la canción se convirtió en estandarte de la cultura estadounidense. Fue el primer telegrama cantado del país y la primera canción que se cantó en el espacio. Según las investigaciones de Nelson, fueron los misioneros de Kentucky los que primero la llevaron a Europa y después, al resto del mundo.

“Se celebra en culturas de todo el mundo y pertenece a la gente”, afirma Nelson. “Es una canción del pueblo”. Ahora, debido a la publicidad que ha recibido el litigio, también es su canción: recientemente recibió un pastel de cumpleaños en la habitación del hotel en que se hospedaba, aunque no fuera su día. “Ahora soy la chica cumpleañera. Lo acepto”.

V alerie Hamilton

dpa


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