Crecen los cuadros de ansiedad y depresión
En el hospital Ramón Carrillo de Bariloche las consultas en el servicio de Salud Mental aumentaron un 40%. Los más jóvenes y los más viejos son los que más sufren el aislamiento al que obliga la pandemia de coronavirus.
Los 150 días de cuarentena empiezan a manifestar sus efectos a través de un incremento de cuadros depresivos, ansiedad y consumo de sustancias. En las últimas cuatro semanas, las consultas en el servicio de Salud Mental del hospital Ramón Carrillo se incrementaron en un 40%.
Los profesionales manifestaron su preocupación no solo por esta suba sino también por la gravedad de los casos.
Ocho de cada diez adolescentes manifiestan síntomas de cuadros depresivos, según el psiquiatra Juan Pablo Rendo, jefe del Servicio de Salud Mental del hospital público de Bariloche.
Los jóvenes y los adultos mayores son las dos poblaciones más vulnerables en este contexto de pandemia y encierro.
“Permanecen en aislamiento, alejados de sus actividades lúdicas, de sus grupos de pertenencia. Con el agregado en los adultos mayores del descuido de otras patologías crónicas como oncológicas o cardiovasculares. Las consultas se redujeron en un 60% y es muy grave”, advirtió Rendo.
El director del hospital, Leonardo Gil, dijo esta semana que este atraso en las consultas provocó complicaciones en muchos pacientes.
En Estados Unidos llegó a haber escasez de un antidepresivo. Es una situación general de mucha angustia”.
Juan Pablo Rendo, psiquiatra del hospital de Bariloche.
También en las últimas semanas, el servicio de Salud Mental apuntó un aumento de consultas por parte del personal de salud. “No es fácil –insistió el psiquiatra– con este grado de miedo, sabiendo que hay compañeros que se infectan y que cuando alguien se infecta, hay que cubrir ese puesto y uno está obligado a ampliar su horario. Ya llevamos 150 días de trabajo y esto genera mucho desgaste”.
Añadió Rendo que “el último aumento de casos en Bariloche agarró al personal ya muy cansado. Son llamativas las consultas de pasillo que tenemos de colegas de diferentes áreas”.
El insomnio es “el gran termómetro de los cuadros depresivos, los ansiosos y angustiados” y uno de los primeros síntomas que empiezan a manifestarse.
“Lo que vemos es una preocupación excesiva y la somatización del estrés, con dolor de cabeza y de cuerpo. De hecho, muchos somatizan y tienen síntomas parecidos al coronavirus”, señaló.
Reconoció que “en las últimas tres semanas, la mitad del hospital tuvo esos síntomas. Y es lógico porque estamos asustados, preocupados y el hospital es un fiel reflejo de lo que pasa en Bariloche”.
Rendo consideró que “con la escucha y la contención, se logra una reducción significativa de los síntomas”. Si bien “muchas veces, se requiere medicación, como ansiolíticos, se receta para un período corto a fin de acomodar el sueño y controlar algunos disparadores de los síntomas”.
El especialista alertó que “si no se atienden estas situaciones a tiempo pueden dar lugar a situaciones más complicadas”.
Rebeldía social
“Como todo lo que se hace fuertemente restrictivo en la vida llega un momento en que termina yéndose al otro polo, como toda situación pendular. Se pasa a un desmadre”, puntualizó Rendo.
Puso como ejemplo que “tiempo atrás, las autoridades sanitarias explicaban que por cada positivo, había cuatro contactos de riesgo. Ahora por cada positivo, hay alrededor de 20. Porque la gente está cansada de la cuarentena”.
La venta de psicofármacos se disparó en estos meses
Los efectos de la cuarentena y la pandemia también se reflejan en un aumento de la demanda de psicofármacos.
“Lo notamos desde hace tiempo pero últimamente hay un aumento más marcado del consumo del 30%. Muchos vienen con recetas de ansiolíticos y otros buscan productos como melatonina de venta libre para ver si logran conciliar el sueño”, admitió Fabricio Giraudo, integrante del Colegio Farmacéutico de Río Negro.
La melatonina no forma parte de los medicamentos “bajo receta”. Es una forma artificial de una hormona que genera el cerebro y que actúa en la regulación del ciclo de sueño.
Este farmacéutico de Nueva Brown se sorprendió por la elevada demanda por parte de los jóvenes. “Ayer vino una adolescente con picazón en la cabeza, tipo seborrea, que es claramente por nervios. La irritabilidad de la gente está en su punto máximo”, consideró Giraudo.
Coincidió en que la adolescencia y la tercera edad -“que no sale ni puede ver a sus nietos”- son las dos etapas más difíciles, “los que más sufren” el encierro.
Fernando Briga, otro integrante del Colegio Farmacéutico de la provincia, también destacó “un incremento del volumen de venta de ansiolíticos y barbitúricos” pero a la vez, resaltó que muchos pacientes reclaman que los médicos “no están atendiendo”.
“Muchos otros no quieren consultar porque no quieren salir. Tampoco vienen a la farmacia; por eso, hay mucho delivery y mucha receta digital”, recalcó el farmacéutico de Farmacia Cumbre.
Advirtió que muchas veces, les piden sustitutos de psicofármacos “pero no los hay”. “Es venta con receta y no tiene sustituto natural ni clínico. La gente viene e intenta: ‘no me lo cubre la obra social, ¿cuánto me sale?’ Noto una tensión en la gente con respecto a esto”, planteó Briga.
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