Cooperativa Calf, quimera de pioneros y renombrados vecinos de Neuquén


Debido a dificultades con el gobierno comunal -en materia de pagos y condiciones tarifarias- se suscitó en la población un movimiento contrario a la empresa encargada del servicio, con vistas a su ulterior municipalización: así surgió esta Cooperativa.


Un 12 de septiembre de 1929, en el aniversario 25 de la capital neuquina, el intendente Miguel Mango procedió a la inauguración de servicio de electricidad y alumbrado público eléctrico como consecuencia de la concesión que otorgara con carácter precario a la firma Piedimonti y Santa María. Esta sociedad transfirió esa concesión, a fines de 1930, a la Compañía Sudamericana de Servicios Públicos (SUDAM), antecesora de Usinas Unidas Limitada, que al constituirse le compró las usinas del Alto Valle de Río Negro y Neuquén. Debido a dificultades con el gobierno comunal -en materia de pagos y condiciones tarifarias- se suscitó en la población un movimiento contrario a la empresa encargada del servicio, con vistas a su ulterior municipalización: así surgió esta Cooperativa. El 30 de julio de 1933 varios vecinos hicieron circular un volante de convocatoria, por iniciativa de Jesús Merino Villanueva, a una reunión en el Hotel Confluencia para cambiar ideas y nombrar comisión para el estudios y creación de la Usina del Pueblo. El 6 de agosto 1933 hubo un segundo llamado a reunión en el salón de cine La Armonía: se nombró una comisión provisoria. El 17 de agosto se reunieron en la casa del Sr. Alcaraz: se decidió el contrato del Ing. Alfredo Di Ció como asesor técnico. La integraron: Ángel Pérez, José Rosa, Antonio S. Álvarez, Luis B. Guiñazú, Javier Salvadó, José Masciovecchio, Jesús Merino Villanueva, Andrés Alcaraz, Amaranto Suarez y Rafael Castilla.

El 17 de diciembre de 1933 se convocó a la asamblea para la redacción de los estatutos, a cargo de los señores Rosa, Alcaraz, Merino Villanueva, Guiñazú, Altemir, Suárez, Álvarez y Pérez, su aprobación y la elección del primer Consejo Directivo por el que fueron electos Ángel Pérez como presidente, José Rosa como vice, Luis Guiñazú como secretario, Antonio Álvarez como tesorero y Javier Salvadó como pro tesorero. Los vocales fueron: Dr. Eduardo Castro Rendón, Dr. Luis V. Ramón, Evaristo Lucero, José Vargas. Mientras que vocales suplentes: Enrique Carro, Remigio Boch, Evaristo Santamaría y Vicente Chrestía. El Síndico titular Felipe Vitórica; el suplente José Argés.

Los estatutos fueron aprobados el 24 de julio de 1934 y luego se acordó personería jurídica. En 1935 se construyó el edificio de la usina: se adjudicó la ejecución de la obra el constructor local José Búffolo. En 1937 se licitó la adquisición de motores, así como los materiales y el tendido de las redes conductoras. Con esa finalidad, se gestionó del Banco de la Nación Argentina de Neuquén un préstamo de cien mil pesos Moneda Nacional, que fue acordado por el banco con un aval personal firmado por los miembros directores de la Cooperativa y socios que espontáneamente se adhirieron para facilitar la operación, fueron ellos los señores :

Amaranto Suárez, José Rosa, Evaristo Lucero, Dr. Castro Rendón, Nicolás Iommi, José E. Fábregas, Juan Pérez Romero, Adriano Bacci, Teodoro F. Cabrera, Ignacio A. López, Gregorio Martínez Gracia, Francisco Pemp, Moisés Schraier, Tomás Martellota, Francisco Guardiola, Manuel Cuesta, Héctor Egidi, Dr. Rodolfo Álvarez, Julián Ortega, Dr. Luis V. Ramón, Dr. Teodoro L. Planas, Javier Salvadó, José Vargas, Luis P. Mangiarotti, Eugenio Carrasco, Felipe Vitórica, Juan Orbanich, Joaquín Robles, Juan Carlos Chaneton, Humberto Zamuner, José Sagristá, Adolfo Abelli, Félix Pérez y Pérez, Pedro Mercado, Antonio Altemir, Simón Judzik, Rufino Rodríguez, Arsenio B. Martín, Antonio Sánchez, Pascual J. Rosa, Antonio S. Álvarez , Vicente Chrestia, Jaime Darmún, Agripino Diez, José Argés, Francisco Ambrosio, Francisco A. Benedetti, , Otto Max Neumann, Eduardo Chrestía, Adolfo Edelman, Antonia M. Vda. de Serrano, José Masciovecchio, José Enríquez, Vicente Bertomeu, Manuel Fernández Gerbas, Antonio Ferreiro Mansilla.

Hoy revivimos los primeros años de la Cooperativa de Luz y Fuerza de Neuquén Limitada que alumbró la vida a los neuquinos del Siglo XX, con el aporte del Archivo Histórico Municipal y el testimonio de una nieta del Sr. Antonio Álvarez; recordamos a aquellos visionarios hombres que vieron una oportunidad iluminada: la de brindar servicios que mejoren la vida de toda una ciudad.


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