Confluencia Traful: el sitio olvidado de Neuquén
Es un paraíso y una encrucijada clave para la provincia pero no tiene electricidad, ni gas, ni teléfono, ni señal de celular. Hay turismo, servicios y hasta producción, pero todo se hace con un esfuerzo extra. Y encima no hay planes de que la situación cambie.
Tiene todo: belleza, producción, turismo, servicios, pero es uno de los rincones de la provincia de Neuquén más olvidados por el Estado. Confluencia Traful es además una encrucijada clave en la comunicación del sur montañoso de la región pero no tiene electricidad ni gas ni teléfono ni señal de celular. Aquí los cambios son muy lentos y a veces significan un retroceso.
Es el paso obligado para los que viajan desde el norte a Bariloche, Villa La Angostura y Villa Traful, pero también conecta con San Martín de los Andes a través de una ruta de ripio de una belleza asombrosa en cuya traza hay dos lagos de enorme potencial turístico: Filo Hua Hum y Meliquina.
Al bar del Automóvil Club Argentino suele ir a tomar café Ted Turner, el creador del multimedio estadounidense que lleva su apellido. El millonario le compró a los Larriviere la estancia La Primavera mucho antes de separarse de Jane Fonda y de vender su emporio. Dicen que propuso llevar electricidad desde la central hidroeléctrica Alicura (que por la ruta está a poco más de 40 kilómetros pero en línea recta la distancia se reduce un tercio) hasta Confluencia y de ahí hasta Villa Traful, pasando por sus tierras, pero que se exigía un cuidado ambiental (esencialmente el soterramiento) que hacía carísimo el proyecto. De todos modos, el dato no pudo ser confirmado en el gobierno neuquino.
Soluciones imposibles
El Ente Provincial de Energía de Neuquén (EPEN) tiene estudiadas dos posibles soluciones: el tendido eléctrico y la instalación de un grupo generador a gasoil como el que abastece Villa Traful.
En la tierra del gas, el petróleo, la electricidad y Vaca Muerta, la ecuación económica no cierra y por ahora no está en carpeta.
El paraje se llama Confluencia porque allí convergen los ríos Limay y Traful. La construcción de la presa Alicura transformó el cauce y lo que era río hoy es embalse.
En ese punto exacto nacen dos rutas provinciales de ripio: la 63 conduce al noroeste hacia Villa Meliquina y la 65, en una traza hacia el oeste, lleva a Villa Traful.
Además de la estación de servicios hay una hostería y media docena de pisciculturas cuyo funcionamiento es dificultoso cuando no incierto.
Hacia el norte no hay señal de celular clara hasta el acceso a la hidroeléctrica Alicura y en sentido contrario, al llegar a Dina Huapi. Con semejante aislamiento, el abordaje del drama de los choques, los vuelcos y los despistes de autos y camiones en una ruta llena de serpenteos pasa a estar en manos del azar o de los privados.
De hecho, Sebastián Menant, de la hostería Gruta de las Vírgenes, contó que el teléfono de tecnología satelital y costo acorde, es muchas veces la única ayuda en el caso de un accidente, ya sea para llamar a una ambulancia o a la grúa del seguro.
Cuando el puente sobre el río Traful estaba unos metros aguas arriba, la ruta pasaba por la puerta de la estación de servicios, que abrió sus puertas en 1934, cuando Exequiel Bustillo había logrado llevar el ferrocarril hasta Bariloche y comenzaba la edad de oro de Parques Nacionales en la zona (y promediaba la Década Infame).
Una parada que era obligada y que ahora tiene clientes fieles
Blanca López, que junto a su marido Alfredo Ruppen, tienen la concesión del ACA en esa encrucijada del parque nacional, cuenta que hay clientes para los que Confluencia Traful es parada obligada. La autonomía de los vehículos y la falta de ventajas comparativas en materia de precios con Piedra del Águila, alejó automovilistas, pero los camioneros y algunas familias les son fieles.
El miércoles pasado, cuando “Río Negro” recorrió el paraje, la actividad en la estación era intensa.
El matrimonio, que llegó desde Neuquén y Cipolletti, vive todo el año en Confluencia Traful y no lo cambiarían por nada, a pesar de la soledad.
En cambio, Rosana Galán, una de las empleadas del buffete, viaja desde Dina Huapi todos los días. Ahora tiene auto, pero mucho tiempo se fue a trabajar a dedo.
En cambio, Daniel Garnica, uno de los playeros de la estación de servicios vive en Bariloche y viaja en colectivo de larga distancia. Le cuesta 105 pesos, no es poco. Tiene un régimen de 24 horas de trabajo por 24 de descanso.
Hasta 2002 la zona de “nafta barata” arrancaba en Confluencia Traful. Muchos entonces pasaban de largo Piedra del Águila.
Sin gas ni electricidad los costos se multiplican
La hostería Gruta de las Vírgenes existe hace 34 años. Desde lo alto domina la vista del portal de ingreso al Valle Encantado. Cuando el embalse está alto, como en esta época, y el agua, quieta, el espejo duplica el paisaje en el lago y llena de asombro a los viajeros.
Sebastián Menant es hijo de los fundadores de la hostería y por estos días les da una mano a sus padres.
El fuerte aquí es el verano y no son pocos los clientes fijos que los elijen por la tranquilidad, la soledad y los paisajes, pero como posta en medio de un viaje no debe haber mejor sitio.
Es área de pescadores, así que a partir de noviembre también reciben huéspedes con cañas y botes.
La hostería tiene que generarse la electricidad con panes solares, con ventiladores eólicos pero sobre todo con nafta.
Les pasa lo mismo a la estación de servicios y a las pisciculturas. Los paneles solares ayudan pero no dan garantía de suministro constante. Para Luis Ochoa, de la piscicultura Piedras Blancas, la luz es muchas veces indispensable para trabajar en invierno, cuando el sol no aparece hasta bien entrada la mañana.
En la hostería hay internet y teléfono satelitales. El costo es muy alto y en más de una ocasión es lo que ha salvado vidas.
La Policía está muy lejos también de Confluencia Traful. Ni hablar de los hospitales o aunque más no sea sea, un centro de salud. Cuyín Manzano está a 12 kilómetros pero tampoco es una población concentrada, sino más bien familias dispersas en torno de una escuela-albergue.
Hay 25 kilómetros entre Confluencia Traful y Villa Llanquín, la localidad de Río Negro ubicada en la margen este del río Limay a la que se accede a pie a través de una pasarela o en vehículo a borde de una balsa.
Edersa, la empresa que tiene la concesión de la distribución de electricidad en la mayor parte del territorio rionegrino, atiende la demanda de Villa Llanquín desde Dina Huapi. Técnicos de la compañía dijeron que no es viable tender una línea hasta Confluencia.
Del lado neuquino, frente a Villa Llanquín, hay más de una propiedad abastecida con cables que cruzan el Limay.
No es el único lugar que no tiene interconexión eléctrica en el sur de Neuquén. En Villa La Angostura y Villa Traful el Estado, a través del EPEN, debe generar con gasoil (caro y contaminante) la energía que se consume.
La provincia ya tendió todo el electroducto desde Villa La Angostura hasta la Ruta Nacional 237, pero la obra nacional de interconexión con Pilcaniyeu (que incluye la segunda línea a Bariloche) está atrasada.
El EPEN tiene en carpeta el proyecto de llevar, una vez que se logre la interconexión, la energía de Villa La Angostura hasta Villa Traful, en un trazado que rodea el cerro Bayo. Sería una inversión enorme (en línea recta la distancia es de unos 25 kilómetros en medio del parque nacional Nahuel Huapi).
Las jaulas
El boom de las pisciculturas de finales de la década del 90 en el embalse de Alicurá chocó con la barrera de la falta de electricidad.
Luis Ochoa produce, en su establecimiento Piedras Blancas, truchas que vende en Bariloche y Buenos Aires, y otras que ahuma él mismo con su marca Alhumo.
Estima Ochoa que de las siete empresas que producían truchas en el lago, sólo queda la mitad.
Sin posibilidades de fabricar hielo ni de mantener en funcionamiento un frigorífico o de enviar un e-mail, debieron ser inventivos para adaptarse.
Los gastos:
200 litros de nafta cada 45 horas gastan en temporada alta en la hostería para poder tener electricidad.
72 litros de gasoil por día consumen en la estación de servicio para generar electricidad.
$30.000 le cuesta la carga del zepelín de gas envasado a los concesionarios del ACA. Llaman al camión proveedor cada dos meses.
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