Con los puños llenos de ilusión

«Decí la verdad. Contá que los vas a matar a trompadas a todos», le gritan en el CeNARD unos amigos a Matthysse. El chico se sonroja, calla y deja la mirada perdida con una sonrisa. Aunque no lo dice, se imagina peleando por el oro en Santo Domingo, con la medallita que le regaló su madre en su tobillo, la cábala para todas sus peleas.

Nueve son los boxeadores que viajarán el 29 de este mes junto a Matthysse. «Todos tenemos posibilidades de traer medallas… Y el que más posibilidades de traer el oro es Lucas», cuenta uno de ellos, en el anonimato. La sencillez es más fuerte que chubutense. Con cautela sólo dice que «ojalá se dé».

Matthysse comenzó a entrenar a los 11 años y a los 14 peleó por primera vez. «Después de los Panamericanos quiero seguir entrenando acá hasta las Olimpíadas, para sumar más experiencia. Para después sí, dar el salto al profesionalismo». Hace tres años que dejó Trelew y se mudo a Buenos Aires. Vive en el CeNARD junto con otros deportistas con la ayuda de una beca que le da la Secretaría de Deportes. Aunque ahora le debe los últimos cuatro meses. «Entreno todos los día, a la mañana y a la tarde. Después estoy acá la mayor parte del tiempo: miro tele, escucho cumbia y, a veces, salgo un rato a pasear».


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