Compra de fruta: inconsistente ayuda del Estado frente a la crisis
El gobierno rionegrino adelantó que comprará a los productores 340.000 kilos entre peras y manzanas, volumen que se produce en solo 10 hectáreas. Los precios por los que pagará esa fruta están por encima de los que se obtienen en el mercado. Será clave el control de esos fondos públicos.
Nadie pone en duda que la crisis por la que está atravesando la fruticultura requiere de la intervención de todos los sectores que participan del sistema, inclusive la del Estado. Pero en un capitalismo tradicional, sus acciones deberían estar limitadas a generar las condiciones económicas para el desarrollo de la actividad. No más que eso.
Adam Smith inventó la metáfora de la mano invisible para intentar explicar el funcionamiento de los mercados y la fijación de los precios a través del libre juego de la oferta y de la demanda.
Sin embargo, el mercado no es perfecto y en ocasiones esta mano invisible conduce a situaciones indeseables como desigualdades sociales o posición dominante de algunas empresas. Estas son las denominadas fallas del mercado que se originan principalmente por: la inestabilidad de los ciclos económicos, las externalidades, la competencia imperfecta y la distribución desigual de la renta.
La fruticultura regional, desde hace ya varios años, adolece de estas cuatro fallas. Las consecuencias: más de 300 millones de kilos de peras y manzanas quedan en las plantas y decenas de productores son expulsados del sistema tras el cierre de cada temporada.
Datos clave
- 0,1%
- es lo que representa el millón de dólares que colocará el Estado ante los 700 millones que maneja la temporada.
- 10
- son las hectáreas equivalentes que estarían involucradas en esta nueva operación del gobierno de Río Negro.
Con este diagnóstico en la mano, el nuevo Gobierno de Río Negro anunció la compra de fruta para los comedores escolares. Un acto de solidaridad para uno de los sectores más afectados: los productores. Valido desde lo social y productivo.
Sin embargo, tras la lectura de los anuncios hay algunos puntos que son importantes de marcar.
• El primero es el volumen que esta en juego con esta nueva medida. El Gobierno habla de la compra de 621.000 kilos de fruta de los cuales 340.000 (55%) corresponden a peras y manzanas. Esto es lo que producen 10 hectáreas en nuestra región. Es absurdo pensar que pueden existir cambios positivos en la actividad (sociales o económicos) interviniendo en la comercialización de 10 hectáreas frutícolas sobre un universo superior a las 25.000 hectáreas hoy en producción.
• El segundo punto es que ese volumen de pera y manzana que comprará el Estado sólo alcanza para abastecer nueve días a los colegios, si se tiene en cuenta la matrícula total que presenta la Provincia. Es decir, la fruta mencionada estará en las aulas solo el 5% de los días de clases que se contemplan por Ley.
• Y el tercer punto el es precio. El Estado termina pagando un promedio de 75 pesos por kilo de fruta. Los valores que hoy están en góndola están muy por debajo de este precio (a lo que hay que restar el costo de frío). La manzana se la puede encontrar, por ejemplo, en la lista de “Precios Cuidados” a 50 pesos. En el Mercado Central de Buenos Aires (MCBA) una manzana de calidad “Elegida” que llega de atmósfera controlada con flete incluido (que no será la calidad que recibirán los escolares) se pagó el lunes a 47,50 pesos por kilo. En el caso de la naranja, los valores están muy por debajo de los mencionados, cotizando hasta 30 pesos kilo. Por último, el kilo de banana el lunes se conseguía a un promedio de 60 pesos por kilo.
La distribución se lleva la mayor parte
De los algo más de 46 millones que piensa invertir el Estado en esta operación de compra de fruta, los productores obtendrán menos de 9 millones de pesos.
La mayor parte de esta partida estará destinada a la distribución de los 600.000 kilos de fruta en los distintos colegios de la Provincia.
Es de suma importancia saber como será el manejo de estos fondos públicos teniendo en cuenta que históricamente el Estado ha hecho muy malos negocios cuando intentó involucrarse en la cadena comercial frutícola.
Tal vez lo más sencillo y transparente para este tipo de operaciones hubiese sido el llamado a una compulsa pública en la que estuviesen presentes los productores. De esa manera cada contribuyente rionegrino sabría con algo más del destino y costo fiscal que conlleva este tipo de operación.
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