Competirá por el reinado en su silla de ruedas

Mariana Parra está por cumplir 24 años y se decidió a anotarse como postulante a Reina Nacional de los Arrayanes. “Nunca lo había hecho y siempre tuve ganas”, dice con frescura.

Fiesta de los Jardines en Villa La Angostura

VILLA LA ANGOSTURA (AVLA).- Mariana Parra cumple 24 años dentro de poco y sabe que es su última chance para presentarse en la elección de la reina nacional de los Arrayanes por el límite de edad.

La idea de postularse fue de ella: “Primero lo pensé. Y dije, como ya voy a cumplir los 24, me voy a lanzar para ver qué onda, nunca lo había hecho y siempre tuve ganas. Lo hablé con mi novio, él me dijo que no, lo convencí y me anoté. Hay que tener ganas de hacerlo para poder saber como es”, cuenta Mariana a “Río Negro”.

Mariana padece mielomeningocele, un problema de nacimiento en el que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierran. Por esa razón, no puede caminar y debe utilizar una silla de ruedas. En febrero próximo junto a otras siete candidatas desfilará por la pasarela del escenario principal de la Fiesta Nacional de los Jardines.

“Mi mayor temor es andar en la pasarela y tener ahí abajo la gente, me va a costar un poco pero vamos a ver cómo sale”, confiesa Mariana y sonríe imaginando el momento.

De salir reina, sabe que es posible que deba viajar para representar a la localidad y participar de eventos. “Me entusiasma, para mí lo importante es participar y saber cómo es la experiencia porque nunca hice esto. Pero estaría bueno”, agrega.

La vida no le fue fácil, o al menos, bastante más difícil que para la mayoría. Nació en Bariloche y a los pocos días la trajeron a La Angostura. “Supuestamente yo me iba a morir, no iba a vivir mucho tiempo”, señala.

Los padres comenzaron a llevarla a un conocido centro de rehabilitación en Puerto Montt (Chile). Cuando era bebé su mamá se instalaba durante casi un mes para que la pequeña pueda mejorar su motricidad.

Fue creciendo y a los 5 años empezó a quedarse sola en Chile al cuidado de una familia en una casa cuna. “Tenía que ir todos los días a la rehabilitación. Estaba 15 días o casi un mes y después mis papás iban a buscarme a Chile”, relata.

Gracias al esfuerzo de ella y sus padres, a los 8 años pudo empezar a caminar sola con aparatos y un carrito. “Después mi papá tuvo problemas económicos porque se quedó sin trabajo y no pudo pagar mis aparatos, y no pude ir más a Chile”, explica.

Los aparatos le quedaron chicos, los padres no pudieron comprarle otros y no pudo avanzar más. Hace tres años empezó kinesiología en el CET pero asegura que ya no tiene posibilidades de volver a caminar.

“Ya no. A los 15 años me habían dicho si me quería hacer una operación para ver si podían estirar los huesos para volver a caminar, como tenia riesgo dije que no y no lo hice”, dice.

Pese a todo, Mariana sigue adelante y sueña con terminar el secundario y conseguir un trabajo de administrativa. Mientras tanto, por la mañana hace trabajos como parte del taller de Estamparte, los martes por la tarde tiene sesiones de kinesiología y los viernes practica básquet adaptado.

Los testimonios de vida como el de ella, siempre invitan a la reflexión y dejan un mensaje. “Hay que aprender y seguir adelante porque tener una discapacidad no significa que uno no pueda hace nada, tenés que arriesgarte nomás y conocer experiencias nuevas para salir de la rutina de todos los días”, finaliza Mariana.


Fiesta de los Jardines en Villa La Angostura

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios