¿Cómo jugó el Huevo Acuña contra Ecuador?
El neuquino cumplió una tarea aceptable para la selección, que derrotó a Ecuador en La Bombonera. El mediocampista volvió a ser titular en el equipo de Scaloni.
Analizar a un jugador en un deporte de conjunto implica correr el riesgo de ser injusto. En un contexto de partido que no tuvo muchas jugadas fluidas, Marcos Acuña volvió a ser una fija sobre el sector izquierdo.
Argentina le ganó a Ecuador con gol de Messi
El Huevo abrió la cancha y se ofreció para jugar, pero como a todo el equipo, le faltó conexión. Ante la ausencia de juego asociado, el zapalino se las ingenió para desbordar en un par de oportunidades y mostrarse como opción.
Como cada vez que juega, Acuña entendió su rol y supo ocupar espacios. Sabe que es un actor secundario pero necesario. El jugador del Sevilla fue el tercer volante junto a Leandro Paredes y Rodrigo De Paul, pero la presión de Ecuador y la falta de precisión de Argentina no les permitió rendir como lo habían hecho en otros partidos. En lo individual, el zurdo no mostró falencias, pero el tándem con Nicolás Tagliafico no funcionó. Era un partido para que los laterales fueran alternativas para atacar, aunque eso ocurrió muy pocas veces, porque la actuación colectiva fue bastante pobre.
La gran noticia para Acuña es que sigue estando en la consideración de Scaloni cada vez que lo necesita. Y cuando el entrenador lo pone tiene una garantía: el neuquino va a dejar todo y un poco más. La actitud es algo que a Acuña nunca se le podrá reprochar.
El ex Ferro y Racing es uno de esos futbolistas que necesitaba la selección para renovarse, porque entiende que para que jueguen los Messi, Lautaro u Ocampos, es necesario que haya otros que se sacrifiquen.
No le pasó cerca a su mejor nivel, pero cumplió. La actuación de Huevo es una de las certezas del técnico, cuyo ciclo busca reconstruir tras el fracaso de Rusia 2018 y las buenas señales de la Copa América del año pasado en Brasil.
Acuña tiene un lugar ganado en el plantel de la selección y su presencia siempre será orgullo para el fútbol regional, que ve en cada convocatoria cómo uno de sus hijos pródigos se codea con los mejores del país y de Sudamérica, camino a otro Mundial.
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