Cómo es vivir con coronavirus en alta mar

Marcos Castro es de Río Colorado y se contagió con los 30 tripulantes de un buque. Están varados frente a Puerto Madryn.

Redacción

Por Redacción

Marcos Castro (izq.) con sus compañeros del «Vierasa»

Marcos Castro vive en Río Colorado y es uno de los 300 trabajadores pesqueros infectados con coronavirus en alta mar. Lleva más de un mes y medio sin tocar tierra.

El buque “Vierasa 16”, en el que trabajan, es el único de un grupo de 15 al que no dejaron atracar en la rada de Puerto Madryn, Chubut.

Ayer permanecía junto a sus 30 compañeros mar adentro, a 5 kilómetros de la costa y su estado de salud es bueno, ya que su cuadro es leve.

“Estamos pescando langostino. Y Desde el mismo momento que nos confirmaron que todos éramos positivos, nos dejaron a tres millas de la costa. Mientras que todas las demás embarcaciones, que están en la misma que nosotros, les permitieron bajar a todos el personal y los instalaron para que cierren la cuarentena en los hoteles”, explicó Marcos, en diálogo telefónico con RIO NEGRO.

Las horas se hacen interminables en la cubierta. Madryn se ve cerca, pero por ahora es inalcanzable. Esperan que los hisopen el fin de semana

Sin autorización para la pesca, los 30 marineros con covid-19 pasan “como pueden” estos días que se hacen eternos. Los volverán a hisopar el fin de semana, y si todo sale bien, podrán volver a tierra. Allí los espera otra incertidumbre: ¿cobrán sus sueldos? ¿conservarán el empleo?.

Por ahora, en cuarentena, sus tareas son estas. Luego de hacer la limpieza y desinfección completa del barco, se reúnen un rato para tomar mate, mirar algo de televisión o chequear las redes sociales. Un poco de noticias, aunque el mayor tiempo lo dedican para charlar, intercambiar historias y tratar que el ánimo no decaiga.

“Uffff… Cómo olvidar el día que nos dieron la noticia”, recordó Marco. Dijo que para subir al barco, antes lo hisoparon en Río Colorado, y con el negativo pudo llegar a Madryn. Con el resto del personal del barco cumplieron 14 días aislados en un hotel, antes que les dieran el ok para zarpar. “Llevábamos 2 o 3 días en el mar cuando empezamos a tener síntomas de gripe. Prefectura nos ordenó entrar a puerto, pero nunca llegamos. Estamos varados a unas 3 millas. Hasta acá llegó un bioquímico en una lancha y nos tomó muestras a todos.”

El momento más duro

Cuando el capitán les anunció que todos tenían coronavirus, el barco quedó en silencio. Nadie quiso hablar. Así fue por horas. Hasta que pudieron trasmitirle la mala noticia a sus familiares. No querían preocuparlos más de lo necesario.

Los primeros días fueron duros. En mayor o menor medida, todos tuvieron dolor de cabeza, fiebre, malestar corporal y perdida del olfato y el gusto. “Pasamos días sin salir de la cama, fue terrible. A todo eso sumale a cuanto andaban nuestra cabezas, a miles de kilómetros de nuestro seres queridos”, indicó Marcos.

Por estas horas, el grupo espera que se aproxime la lancha con la orden de entrada al puerto. Allí recibirán un nuevo hisopado y confían en que los resultados sean buenos “Que nos digan que todo ya paso, que nos curamos y pueden volver al trabajo”, comentó Marcos

Al igual que sus compañeros, no descarta ser un futuro donantes de plasma, una vez que superen el contagio y queden inmunizados.


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