Comercio electrónico: vital pero peligroso

Los mercados bursátiles del mundo no podrían funcionar ya sin los sistemas de comercio electrónico debido a lo complejo de las transacciones, pero las computadoras a veces toman “vida propia” y pueden convertir los “minicrash” en algo bastante habitual. El ejemplo volvió a vivirse en Wall Street el martes: sin motivo aparente, las acciones de Citigroup se derrumbaron un 17% y tuvo que entrar en funcionamiento el mecanismo de seguridad que la autoridad de control bursátil SEC había creado tras hechos similares ocurridos en mayo. El comercio con las acciones del banco se interrumpió cinco minutos y la situación se calmó. Las autoridades dijeron que la caída la ocasionó un único operador que ofreció a mediodía las acciones a un nivel más barato que la cotización. Las computadoras lo interpretaron como un derrumbe del precio y comenzó un auténtico efecto dominó con una venta automática tras otra. También el “crash” del 6 de mayo, que hizo saltar las alarmas e instaurar el sistema de seguridad, fue causado por las computadoras. Entonces se tardó una eternidad hasta que los operadores pudieron volver a controlar la situación en el parqué. Y tan rápido como habían caído, entonces las cotizaciones volvieron luego a subir. ¿Por qué se multiplican estos ataques de pánico en las bolsas? Los expertos echan la culpa a las computadoras. Según sus estimaciones, el 60% de todo el comercio se realiza a través de algoritmos, frente al 28% de hace sólo cinco años. Las máquinas reaccionan de acuerdo con fórmulas preestablecidas y no pueden determinar si una venta tiene o no sentido en base a criterios humanos. Los “brokers” a menudo no son más que un ador- no para las cámaras de televisión. Por ejemplo en Frankfurt, una de las principales plazas europeas, sólo uno de cada 20 pedidos se realiza en el parqué, el resto se tramita por el sistema Xetra, la plataforma electrónica, si bien no todas las transacciones on-line son hechas por máquinas, ya que quien hace el pedido puede ser un inversor privado o de un banco que alimenta el sistema. “El porcentaje del comercio electrónico ha aumentado mucho en los últimos tres años”, señala un portavoz de la bolsa alemana. “Eso se debe a los sistemas informáticos ultrarrápidos”. Entretanto, las cosas se deciden en millonésimas de segundos. En la misma medida en que aumenta la velocidad se reducen los controles por parte de las personas. El “Wall Street Journal” calificó el funcionamiento como un “high tech, high speed poker game”, un juego de póquer de alta tecnología y acelerada velocidad. Los grandes inversores buscan desarrollar programas que les den una mínima ventaja temporal y los operadores tradicionales intentan hacer sus negocios sin que los detecten las computadoras. La imagen recuerda un poco la película “Matrix”, en la que las máquinas dominan el mundo y los seres humanos se ocultan en las profundidades de la Tierra. Con la diferencia de que en la bolsa hay un tercer actor que pone las reglas. Tras el desplome de mayo, cuya causa sigue sin estar clara del todo, la SEC aumentó los controles. Cuando las acciones de una empresa importante caen más de un 10% en cinco minutos, el comercio se interrumpe. Eso da tiempo a las personas a alcanzar a las computadoras. Para Citigroup, el “freno de emergencia” fue la salvación. Tras la caída, al día siguiente el incidente parecía olvidado y sus acciones volvieron a subir.

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