Colores
Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
“Si el club le ofreciera el uno por ciento a la barra de las regalías que recibirá por parte de la empresa que las confeccionó, éstos apretarían a los jugadores para que la utilicen todos los partidos. No hay que tenerlos en cuenta”. Lo leí en las últimas horas en un portal que informaba sobre una pintada con amenazas, supuestamente de algún sector de la barra brava de Boca, a partir de la posibilidad del debut oficial de las camisetas rosas el domingo contra Rosario Central, finalmente aplazado. Los permanentes cambios de camisetas, con colores y modificaciones siempre distintos, aumentaron en los últimos años, sabemos, a partir de criterios comerciales. Las casas de ropa deportiva buscan más ingresos e imponen en sus contratos de patrocinio la aparición de una nueva camiseta para impulsar nuevas ventas. El propio Newell’s, líder del torneo, presentará esta fecha una nueva camiseta con la excusa de la celebración de los 110 años de vida del club. La audacia del color rosa buscó tal vez provocar en un mundo machista como el del fútbol. La prensa jugó con el debate. Se mezcló inclusive el partido récord 195 que cumplirá el domingo Juan Román Riquelme, haciendo aparecer que tampoco el crack de Boca quiere la rosa, pero sin aclarar que, en rigor, al tratarse de un acontecimiento tan especial, quiere que suceda con la tradicional azul y oro. Y aparecen las amenazas. La reflexión que cité al inicio no partió de la prensa o de un dirigente, sino de un hincha común. Pero vende más, en la polémica del rosa, destacar que hasta la barra amenaza, como si a la barra le importara realmente la supuesta ofensa a los colores “sagrados” que ellos mismos ofenden partido a partido. En Boca y también en muchos otros clubes.
Por EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES
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