Colombatto: “El feedlot es una herramienta y no un fin en sí mismo

“El encierre a corral es un planteo con inserción y lógica propia dentro del sistema ganadero, que no puede pensarse como un fin en sí mismo sino como una herramienta para obtener un mejor resultado económico con un mínimo daño al medioambiente”, puntualizó el doctor en Nutrición Animal Darío Colombatto, durante una entrevista brindada en el marco de las Jornadas de Engorde a Corral celebradas en la región. También brindó algunos consejos técnicos sobre la actividad.

–¿Qué recomendaciones básicas debe tener en cuenta un productor al momento de planificar un engorde a corral?

–En primer lugar deberá decidir si es una herramienta que le va a servir o no dentro de su planteo general de producción. Si el propósito es encerrar animales para obtener una mayor aceleración del proceso de engorde, tengo que encontrar el mejor lugar para colocar el corral. Éste deberá ser un sitio alto con pendiente, que permita drenar la lluvia en forma rápida, porque el barro es el peor enemigo del feedlot. Voy a elegir un lugar de fácil acceso para rellenar los comederos con alimento y tendré que consolidar muy bien el piso, los caminos de acceso y de tránsito para la alimentación. Otro tema fundamental es la disponibilidad de agua en cantidad y calidad, ya que los animales requieren entre el 10 y el 12% de su peso vivo en agua, que es su principal nutriente. Habiendo tomado en cuenta todos estos requisitos, recién ahí se deberá planear la dieta de los animales (porcentajes de maíz, girasol, rollos o fardos de alfalfa, silaje de maíz), de acuerdo con la finalidad del emprendimiento.

–¿Cómo se diseñan las dietas del ganado vacuno?

–Si el objetivo es la recría, se deberá priorizar la proteína moderando la energía. Si se busca la terminación, se priorizará la energía de los cereales, adecuando la proteína para maximizar la conversión del alimento en carne. El grano y su procesamiento se eligen en función de la edad del animal, el nivel de fibra de la dieta y la infraestructura disponible. De los granos de cereales, el maíz es el metro patrón para el resto (cebada, trigo, avena y sorgo). La velocidad de fermentación del almidón en el rumen dependerá del tipo de grano y su procesamiento. El grano no mata, lo que mata es el manejo. El error frecuente es culpar a la fermentación y no al mal manejo de horarios y frecuencias por los problemas de alimentación de los animales.

–¿Qué proyección tiene el encierre a nivel de rentabilidad?

–El mayor impacto de rentabilidad en un corral de encierre está dado por el precio de venta que obtenga por mis animales, un factor individual que prácticamente no puedo controlar, porque obedece al mercado. Luego, en un ranking de factores individuales viene el precio de compra del animal, algo que sí puedo manejar, porque soy yo quien da su consentimiento al momento de adquirirlo. En tercer lugar se encuentra la eficiencia con la que mis animales transforman el alimento en ganancia de peso. Esto depende enteramente del manejo del corral, de las dietas y de la historia nutricional previa de los animales. Por último, y diría que bastante lejos en términos de importancia relativa a la hora de medir la rentabilidad, está el precio del grano, que paradójicamente es uno de los primeros factores en los que se fija el productor al tomar la decisión de realizar un encierre. Cometemos muchos errores por enfocarnos en eso.

–¿Cuáles son las diferencias más notables entre el encierre y el sistema pastoril a nivel de producto final y nivel de grasa?

–Las principales ventajas de la terminación a corral bien manejada son la uniformidad del producto final y la seguridad para el productor de que va a cumplir en tiempo y forma con la entrega de los animales. Al mismo tiempo, quien compra ese ganado sabe que va a obtener medias reses uniformes y esto incrementa la posibilidad de venta del producto.

En términos químicos y organolépticos, la carne terminada a corral tiene un poco más de colesterol y de grasa, pero no hace la diferencia en la dieta de un individuo sano y el mercado no paga un adicional ni premia esta diferenciación. Al contrario, la preferencia del consumidor está a favor de la grasa blanca obtenida en el engorde a corral.

–¿Cómo visualiza el futuro del feedlot en la Argentina y en la Patagonia en particular?

–Como muy positivo, si pudiéramos aprovechar la ventaja de nuestra capacidad de producir forraje. Contamos con una población de 20 millones de vacas que producen 14 millones de terneros en lugar de 16 o 17 millones. Si mejoramos la oferta forrajera de la vaca, tendremos más terneros para hacerlos crecer en base forrajera y pastoril, y en su última etapa generar una herramienta como el encierre a corral, para proveerles una dieta altamente energética y asegurar su uniformidad y salida al mercado en tiempo y forma. El panorama internacional es óptimo, con una demanda creciente de carne vacuna como producto premium. En ese contexto, la Argentina es uno de los pocos países en el mundo con disponibilidad y potencial para suplir estas necesidades. A nivel de la Patagonia, la región no es autosuficiente en carne y las condiciones medioambientales son favorables. En los valles irrigados deberá prestarse especial atención a no contaminar cursos de agua, desagües y acequias. Cualquier intento de mejorar los períodos de crecimiento de los animales y su peso final y terminación redundará en una mejor oferta a nivel local, una mayor cercanía al autoabastecimiento, más puestos de trabajo y menor dependencia de otras regiones.


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