Claves para entender la elección presidencial en EEUU

La elección presidencial de Estados Unidos se celebra hoy, día después del primer lunes de noviembre, como lo obliga a hacer una ley de 1845.

Esto se debe a que a mediados del siglo XIX, Estados Unidos era una sociedad principalmente agraria. El domingo estaba reservado a la iglesia y los miércoles al mercado. Al considerar que el viaje a caballo al centro de votación podría tardar un día, el martes de comienzo de noviembre fue la opción escogida.

Sufragio universal indirecto sin balotaje, la elección se lleva a cabo en los 50 estados y el Distrito de Columbia (que abarca la ciudad de Washington y no hace parte de ningún estado).

Los electores votan por los candidatos a presidente y vicepresidente, y en función de esa votación popular los candidatos se adjudican en cada estado unos “grandes electores” (delegados al colegio electoral).

En total son 538, y su número varía según los estados, en función de la población. Cada estado tiene tantos delegados como congresistas en la Cámara de Representantes (proporcional a su población) y senadores (dos por estado).

De esa forma, California, por ejemplo, tiene 55, Texas 38, Nueva York 29 y Florida 29, y en el otro extremo, Vermont, Alaska, Wyoming y Delaware solo tienen 3.

Esos grandes electores elegirán seguidamente de manera oficial el 19 de diciembre, y meramente como una formalidad, al presidente y el vicepresidente de Estados Unidos.

Un candidato a la presidencia debe obtener la mayoría absoluta de los 538 grandes electores, es decir 270.

En todos los estados, menos dos, el candidato que obtenga la mayoría de los votos se adjudica todos los delegados del estado, un esquema que elimina automáticamente los candidatos de los partidos pequeños y consolida el reinante bipartidismo de demócratas y republicanos.

En Nebraska y Maine, los delegados son atribuidos de manera proporcional.

Debido al esquema de votación, los candidatos concentran su campaña en una docena de estados que pueden inclinarse por un lado o el otro e influir en el resultado final, los apetecidos “swing states”. Se hace inútil perder el tiempo en estados decididamente demócratas o republicanos.

Los estados clave más importantes, que pueden cambiar según el tipo de elección y el año, son aquellos con gran número de electores, como Florida (29), Pensilvania (20) u Ohio (18). Pero los pequeños también pueden influir y no deben ser ignorados.

Además del sucesor de Barack Obama, los estadounidenses votan este martes para renovar toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Votan también por gobernador en 12 estados y por una multitud de propuestas y cargos locales.


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