Vacaciones de invierno: cinco paseos de Bariloche a Las Grutas
El Circuito Chico y el cerro Campanario en Bariloche, el Área Natural Protegida Paso Córdoba en el Alto Valle, avistaje de fauna marina en Las Grutas y la Reserva Punta Bermeja en el Camino de la Costa: propuestas para disfrutar de la naturaleza de las montañas a la costa.
¿Falta nieve en la cordillera? No importa, sobran las opciones a la espera de las nevadas. Y si estás en el Alto Valle o la costa también hay mucho para hacer. Aquí, cinco propuestas.
Recorrer el Circuito Chico es un clásico para cada visita a Bariloche y siempre sorprende. La vuelta tiene cerca de 30 kilómetros, desde la rotonda del kilómetro 18 de la avenida Bustillo hasta completar todo el trayecto de la ruta provincial 77 que se inserta en el corazón del Bosque Municipal Llao Llao.
En algunas guías locales se menciona que este circuito comienza en el centro de la ciudad, pero el verdadero atractivo empieza a los 23 kilómetros cuando se llega a la zona de la capilla San Eduardo, el emblemático hotel Llao Llao y el puerto Pañuelo.
Esos puntos son de parada obligatoria para bajarse del auto y contemplar los paisajes de ensueño que ofrece la cordillera y los lagos Nahuel Huapi y Moreno, porque desde esta zona se pueden ver los dos espejos de agua, sobre todo desde un pequeño mirador que está en el camino de acceso al hotel.
A partir de allí comienza la ruta 77 y el bosque. Hay varios puntos de interés. En esta época se puede hacer la caminata corta hasta la costa del lago Moreno, que tiene sendero bien marcado y señalización respecto de la flora del lugar. Más adelante, está el nuevo mirador del cerro López y siempre es interesante hacer un stop en el laguito Escondido que tiene un pequeño muelle de madera.
En Bahía López, además de las vistas, se abre un sendero para llegar al mirador del Brazo Tristeza, que es altamente recomendable y apto para ir con niños. Y siempre está el más clásico de todos: Punto Panorámico, remodelado hace pocos años, con un deck amplio, bancos y luminarias.
Este paseo se puede realizar en vehículo particular, con excursiones contratadas para conocer más detalles de cada punto de atracción o en bicicleta.
Hay muchos puntos de Bariloche que pueden considerarse con las “mejores vistas del mundo” y como la opinión de los viajeros cuenta, la cima del cerro Campanario ofrece una de estas postales para guardar en la memoria.
El pequeño cerro, de 1.050 metros sobre el nivel del mar, está a la altura del kilómetro 17,500 de Bustillo y se puede subir caminando por un sendero empinado o en una telesilla para llegar rápido, en solo 7 minutos, y sin esfuerzo.
Desde la cumbre la vista es a 360° y se puede apreciar los lagos Nahuel Huapi y Moreno, la laguna El Trébol, la península San Pedro, la isla Victoria, los cerros Otto, López, Goye, Bellavista, Catedral, Capilla, la península Llao Llao y un poco de Colonia Suiza.
Si está despejado, el cordón montañoso se observa imponente y además en la confitería de la cumbre se puede tomar el té con repostería casera o comer el plato del día, entre otras propuestas gastronómicas.
Por esta cumbre han pasado millones de personas en los últimos años, incluso celebridades como la cantante colombiana Shakira, cuando fue sorprendida en la telesilla del Campanario a comienzos del 2000.
Para acceder por el medio de elevación, está habilitado de 9 a 17:30 (último ascenso). El costo es de 900 pesos los mayores y 450 menores entre 5 y 12 años. Los más pequeños no pagan.
El Área Natural Protegida Paso Córdoba a 12 km de Roca siempre es una alternativa para disfrutar de la naturaleza; las bardas, el río Negro, el Valle de la Luna Rojo y el Amarillo, los senderos para caminar o andar en bici son una tentación.
Ideal para el ecoturismo entre rocas sedimentarias de diferentes eras, sin desviar la vista del suelo se pueden encontrar caracoles marinos, madera petrificada y muchas otras curiosidades que integran este maravilloso patrimonio.
Avistaje de aves, la flora, los miradores, las caminatas son parte de las atracciones para pasar un día diferente.
Playas despejadas, ideales para disfrutar de largas caminatas frente al mar. Atardeceres únicos, que invitan a dejar atrás cualquier preocupación. Y el despliegue que brinda la fauna marina, que, en esta época, con menos testigos alrededor, se muestra más curiosa que nunca.
Todo esto ofrece Las Grutas en temporada baja, con el plus de contar con precios más accesibles que en el verano, y la opción de recorrer los lugares “de siempre” sin el apremio ni las aglomeraciones que imponen los meses más convocantes.
Esta vez, además, el destino está de parabienes porque, desde que empezó el invierno, comenzaron a multiplicarse los avistajes de ballenas francas, que suelen llegar al Golfo San Matías poco antes del arranque de agosto. A ellas, además, se sumaron algunos cetáceos de variedades menos frecuentes, como las ballenas jorobadas, que también se dejaron ver a lo largo de estos días.
Ese dato contribuyó a que la temporada de avistaje embarcado, que se extenderá desde el 16 de agosto hasta el 31 de octubre, comience a ofrecer un poco antes algunas experiencias náuticas, que permiten tomar contacto con la diversidad que ofrece el mar.
Por eso, a los lobos marinos de uno y de dos pelos, los pingüinos, los delfines oscuros y comunes y la más atractiva avifauna, se podrá sumar la posibilidad de avistar alguna ballena.
Para completar, los restaurantes que cuentan con su oferta activa durante todo el año siguen ofreciendo, para deleitarse, los más ricos pescados y mariscos.
Por último, hay que recordar que seguirá vigente, hasta noviembre inclusive, la promoción que ofrece precios diferenciales para trabajadores que dependen del Estado. Con esa ‘promo’, los avistajes que se cotizan $6000 ahora se consiguen por $4800, y sale $1600 diarios el alojamiento en un departamento con todos los servicios.
La espectacular ruta 1 que bordea el mar desde El Cóndor a San Antonio Este siempre es un buen plan. Y el refugio de los lobos marinos en la Reserva Provincial Punta Bermeja, a 63 km de Viedma, es una escala obligada para quienes disfrutan a pleno de la naturaleza.
Creada en 1971, la reserva es considerada la colonia más grande de lobos marinos de un pelo de Sudamérica, ya que alberga de forma permanente a más de 4000 individuos, alcanzando alrededor de 7500 dependiendo la época del año.
Desde el mirador, ubicado sobre los acantilados, es posible apreciar el comportamiento de los lobos marinos y de las aves costeras, tales como la paloma antártica, cormoranes, gaviotas cangrejeras, gaviotas cocineras, gaviotas capucho café, petreles, biguás, gaviotines y loros barranqueros, al igual que de aves continentales como el halconcito colorado, halcón peregrino y chimangos.
En ocasiones se registra la presencia de elefantes marinos y de orcas que se acercan en busca de un lugar seguro para alimentarse y es frecuente ver pasar, cerca de la costa, ejemplares adultos de ballena franca austral.
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