Soluciones de la ciencia para la especie más longeva
Becarias del Conicet en Bariloche se han sumado a los estudios para un mejor manejo de la araucaria o pehuén.
La araucaria -o también llamada pewen o pehuén (en idioma mapuche- es la tercera especie de conífera más longeva de la Patagonia. Cada ejemplar tarda entre 20 y 30 años en convertirse en una planta adulta fértil. Esto quiere decir que los renovales que se plantaron en las zonas incendiadas en Patagonia norte generarán un bosque nuevo recién en dos o tres décadas. Insectos, aves y mamíferos de la zona dependen de las semillas del pehuén para vivir. En el pasado, los ancestros de los pehuenes actuales convivieron con los dinosaurios.
Como parte del Proyecto Pewen, se hacen diversos estudios científicos que ayudan a una mejor conservación de las poblaciones del pehuén. Recientemente, dos estudiantes doctorales en Biología e investigadoras del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del Inibioma, Vera Lopez Emprin y Sofía Cingolani, se sumaron al equipo de trabajo que realiza muestreos con el fin de aportar información para hacer más eficiente la reforestación y restauración.
“Una estudia la situación inicial de un ecosistema y luego, la reforestación para evaluar qué estuvo bien y qué se puede hacer mejor. Se aportan soluciones simples para aumentar la eficiencia ecológica de estas acciones”, contó Emprin.
Las investigadoras encontraron que en los sectores quemados donde se realizó una siembra directa -plantación por semilla-, el éxito fue menor. En muchas ocasiones, esa semilla no germinó porque se las comió un animal. Los mamíferos exóticos invasores, como el jabalí, suelen consumir muchas semillas.
Emprin también comentó a Diario RIO NEGRO que «si el incendio es leve, la araucaria puede volver a establecerse. Si es fuerte y ocurre con frecuencia, como en el caso que se investiga, la regeneración natural del bosque es difícil». «Si bien hay algunos años de diferencia entre un incendio y otro -aclaró- no alcanza para que el bosque se regenere. Si queremos que ese bosque vuelva a existir es necesaria una restauración activa con nuevos individuos».
Las investigadoras descubrieron que los plantines más jóvenes prosperan más que los más viejos. «Hay varias hipótesis de fondo: en verano, la sequía es fuerte y genera gran mortalidad de renovales. Los plantines más pequeños tienen menor superficie foliar y transpiran menos en verano», describió.
Por otro lado, encontraron que los plantines con una mayor cobertura de plantas alrededor crecían con más fuerza que otros dispuestos en sitios «desnudos», sin tanta vegetación.
«Se lo conoce como efecto nodriza: hay plantas que se facilitan entre ellas. Si el plantín de araucaria está cerca de otros rebrotes, como el roble, la caña, el ñire o el radal, le irá mejor. Estas plantas pueden generar mejores microclimas para los plantines de araucaria, protegiéndolos del sol y los vientos. Además mejoran el suelo que tiene más humedad y más nutrientes. A la vez, mejora si hay exposición solar», planteó Emprin. Resaltó que «son soluciones pequeñas, pero mejoran la supervivencia de las araucarias y el éxito de las plantaciones».
Por otro lado, las investigadoras detectaron que un plantín que crece cerca de un roble o un radal prosperará más que otro que crezca cerca de un árbol muerto. «El radal tiene hoja muy gruesa. El roble es caducifolio y libera más cantidad de hojas que otras especies. Ambos generan una capa de hojarasca muy gruesa que puede brindar más humedad y nutrientes al suelo», afirmaron.
El impacto social de la iniciativa
Las reforestaciones, destacan los expertos, no solo tienen objetivos puramente ecológicos sino sociales. En el proyecto Pehuén intervienen las comunidades mapuches de todo el Departamento Aluminé.
Por otra parte, el proyecto es de tipo intersectorial e intercultural dado que participan distintas instituciones y actores sociales, como brigadistas, personal técnico de Parques Nacionales y científicos y pobladores que toman datos y sacan conclusiones; mientras que se suman voluntarios de la organización Amigos de la Patagonia de Buenos Aires, Bariloche, Alumine, San Martín de los Andes y otras ciudades que ayudan en la plantación.
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