Qué son las dunas y por qué se sigue su evolución en Patagonia 

Un experto de la Universidad Nacional de Río Negro y el Conicet contó cuál es la superficie ocupada por las acumulaciones de arena 

En la costa norte del Golfo San Matías están las dunas con mayor superficie de la Patagonia argentina (Foto Crédito CONICET)

Las dunas son acumulaciones de arena que se originan por la acción del viento y pueden tener o no vegetación. Al estudiarlas, el licenciado en geología por la Universidad Nacional de Rio Negro y doctorando del Conicet Mauricio Toffani encuentra indicios de la interacción entre los seres humanos, otras especies y el ambiente. Contó a Diario RIO NEGRO los detalles sobre qué se sabe sobre las dunas en Patagonia. 

Se sabe que las dunas se forman cuando el viento que transporta los granos de arena deja de tener la fuerza necesaria para moverlos o cuando se encuentra con un obstáculo que impide su avance. Ese obstáculo puede ser natural, como un acantilado, o “antrópico”, como edificaciones.  

En la región de la Patagonia argentina, se registran dunas costeras mayormente en la costa norte del Golfo San Matías y en la Península Valdés. Las áreas cubiertas por dunas móviles y vegetadas o fijas alcanzan los 700 kilómetros cuadrados en Río Negro. En Península Valdés abarcan 500 kilómetros cuadrados, contó Toffani. 

La superficie ocupada por dunas puede variar, y los factores que influyen principalmente son el viento y la disponibilidad de arena para ser transportada. También “influye la orientación de la costa, la ausencia de acantilados y se ven favorecidas por el clima semiárido”, afirmó el experto. La intensidad del viento debe ser suficiente para transportar granos de tamaño arena.. 

Recientemente Toffani publicó un estudio sobre las dunas costeras asociadas al golfo San Matías en la revista Geomorphology. Allí los vientos mayores a 24 kilómetros por hora son los que pueden transportar la arena. El material disponible para ser transportado por el viento se encuentra en las playas y en llanuras mareales como Caleta de Los Loros o la Bahía de San Antonio.  

“Además, la orientación de la costa respecto a los vientos predominantes de la región es de suma importancia, es decir, el viento (y los sedimentos que transporta) debe dirigirse hacia el continente o tierra adentro”, agregó.  

En la Patagonia los vientos son en general del oeste. Entonces los únicos sitios donde se desarrollan dunas costeras es donde la costa se ubica mirando al oeste, suroeste o noroeste, dirección desde donde provienen los sedimentos. Esto sucede en sectores de la costa norte del Golfo San Matías y en Península Valdés. El hecho de que no haya acantilados permite un transporte libre (sin impedimentos/obstáculos) hacia el continente. 

De acuerdo con Toffani, las dunas son ecosistemas dinámicos y vulnerables pero que mientras evolucionen normalmente no se van a ver perjudicadas. Las especies exóticas -tanto de plantas como animales- sí pueden perjudicar el ecosistema natural. Para los seres humanos, la evolución de las dunas puede generarles algún perjuicio. Eso puede ocurrir en caso de que las personas hayan edificado en sitios hacia donde avanzan las dunas, como se observa en Bahía Creek. Allí las dunas ya han tapado casas. “Sin embargo, es un movimiento “lento” -aproximadamente avanzan a 6 metros por cada año. Esto implica que no representan un peligro directo para la gente”.  

Como las dunas cambian, se deben estudiar y monitorear para planificar los usos del territorio (Foto: CONICET)

Entre las acciones que las autoridades deberían considerar, Toffani mencionó algunas ideas basadas en la evidencia científica. “Idealmente que se realice una adecuada planificación de las localidades balnearias. Que se construya en sitios que no afecten la dinámica de las dunas ni que se vean afectados por ellas. Si se hace, hay que prever eso y tomar las medidas necesarias para perturbar lo menor posible al ambiente, así como también que su reacomodación no repercuta en las nuevas zonas habitadas”, comentó. 

Cada lugar debe ser analizado con detalles porque pueden cambiar las medidas a adoptar. Entre las más comunes pueden ser forestar o poner “enquinchados”, que consiste en una técnica por la cual se colocan palos y ramas. También se debe tener en cuenta que no se debe sacar la arena de cualquier lado como fuente de áridos y delimitar/especificar áreas recreativas o áreas de conservación. Se debería pensar principalmente en actividades con vehículos 4×4 o especies endémicas o en peligro de extinción.  

Para el estudio que Toffani publicó en Geomorphology, con Patrick Hesp, Federico Isla y Silvio Casadio, se hizo  el análisis de imágenes satelitales y fotografías aéreas desde los años 1961 a 2022 y de datos climáticos obtenidos de las estaciones meteorológicas pertenecientes al Servicio Meteorológico Nacional ubicadas en Viedma y San Antonio Oeste de los años 1991 hasta el 2020. Pudieron observar los cambios en la morfología de las dunas y cuantificar la variación de superficies vegetadas. Luego, el cambio porcentual de vegetación fue comparado con cambios en la temperatura, viento y precipitaciones y con la actividad ganadera desarrollada en la región. 


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