Qué reveló un nuevo estudio en Bariloche sobre el COVID-19
El coronavirus aún sigue afectando a personas en el mundo. Investigadores analizaron la relaciones entre las condiciones de vida de los afectados y la mortalidad.
El coronavirus que produjo la pandemia en 2020 aún sigue circulando por el mundo. Provocó la muerte de más de 7 millones de personas. Pero gracias a los beneficios de las vacunas, el impacto de la infección se fue reduciendo. A nivel mundial, el número de nuevos casos disminuyó un 44% entre el 5 de febrero y el 3 de marzo según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en comparación con los 28 días anteriores.
En Bariloche, un equipo de investigadores hicieron un estudio qué evaluó qué pasó con la mortalidad de la infección COVID-19 en relación con las características de las personas, los hogares y las viviendas.
Antes de empezar los investigadores tuvieron en cuenta que estudios previos habían demostrado que hay una asociación entre las condiciones precarias de vivienda, nivel socioeconómico y la mortalidad. Entonces, se pusieron a explorar sobre cómo era la vulnerabilidad territorial y su relación con la mortalidad por COVID-19 en Bariloche.
El equipo estuvo integrado por Fernando Tortosa, Natalia Artola y Germán Guaresti, de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Río Negro, Fernando Perré, del Hospital Provincial de Neuquén Castro Rendón, Gabriela Carrasco, de la Red Argentina Pública de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, Gonzalo de Lusarreta, del Ministerio de Salud de Río Negro, Dana Prandi, del Hospital Área Programa Bariloche Ramón Carrillo, y Ariel Izcovich, del Hospital Alemán de Buenos Aires. Fue publicado en la revista Medicina.
“Realizamos una geolocalización de los casos positivos de COVID-19 que se testearon desde enero de 2020 hasta diciembre de 2021 y vivían en la ciudad. Luego los asignamos a los diferentes áreas de residencia”, contó Tortosa en diálogo con Diario RIO NEGRO. Realizaron un análisis en tres pasos para medir la inequidad en salud, utilizando indicadores socioeconómicos y de acceso a servicios. Como resultado, se registró que se habían diagnosticado un total de 25.020 casos de COVID-19 en Bariloche durante el período de estudio.
Observaron que había “una variabilidad significativa en indicadores socioeconómicos entre las diferentes delegaciones territoriales de la ciudad”, escribieron los investigadores.
En palabras de Tortosa: “Encontramos una variabilidad importante entre los diferentes barrios no solo en cuanto a características de las personas, hogar y vivienda, sino sobre la infección y la mortalidad, que fue mayor en los barrios del sur de la ciudad”.
Se elaboró un puntaje que permitió identificar que los barrios que tenían los peores indicadores en población, hogar y vivienda también tuvieron peores resultados en cuanto a mortalidad por COVID-19.
Esos indicadores son los porcentajes de desocupación, no alfabetización, hogares con necesidades básicas insatisfechas, mayor porcentaje de hogares con hacinamiento, calidad de construcciones insuficiente y mala conexión a los servicios.
“Hubo una diferencia notoria: los barrios con mayores déficits en los indicadores también tuvieron mayor mortalidad por COVID-19”, señaló.
Los resultados del estudio publicado “ayudarán a visibilizar cómo la inequidad en salud está relacionada no solo con el acceso a la salud sino también con las condiciones de hogar, vivienda y de las personas y puede pesar sobre la mortalidad en distintas enfermedades y debería ser atendida«.
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