Qué misterios esconden los «artefactos Traful» en Patagonia Norte 

Fueron hallados a principios del siglo XX, y un nuevo estudio aportó nuevas pistas.

A principios del siglo XX se hallaron unos artefactos en Villa Traful, provincia de Neuquén. Luego se fueron sumando más piezas que estaban en el actual territorio de Río Negro. Fueron usadas por los pueblos originarios, y resultaron un enigma que ganó la atención de arqueólogos por décadas. Las piezas pasaron formar parte del patrimonio arqueológico de Patagonia Norte y se conocen como “Artefactos Traful”.  

Hoy son 50 piezas que ahora fueron motivo de un nuevo estudio científico. El trabajo estuvo a cargo del investigador y profesor universitario Mariano Ramos, quien fue entrevistado por Río Negro. Es licenciado en Ciencias Antropológicas con orientación en Arqueología, publicó el trabajo con afiliación en el Conicet y la Universidad Nacional de Luján. 

Cuando los “artefactos Traful” fueron descubiertos a principios del siglo pasado, los investigadores pensaron que eran instrumentos ceremoniales. “Tienen una forma casi cuadrangular. Su forma es extraña dentro de los conjuntos líticos del área. Sus retoques llevaron a que se hiciera una interpretación de que eran utilizados en las grandes ceremonias”, indicó Ramos. En cambio, otras expectativas los relacionaban con un uso para actividades tecnológicas.  

Según los estudios realizados, los artefactos fueron utilizados por poblaciones antiguas que habitaron en varias provincias de Norpatagonia como las de Neuquén y Río Negro. Con el objetivo de querer saber más sobre las verdaderas funciones de esos objetos, Ramos implementó otra metodología para analizarlas.  

En el Alero de los Cipreses, Neuquén, se han encontrado instrumentos de piedra

En la década de 1960 empieza a desarrollarse dentro de la Arqueología una línea de investigación, impulsada por el ruso Sergei Semenov, que se llamó microanálisis y que permitió analizar las trazas que quedaban de la utilización de los objetos, explicó el licenciado Ramos.  

Es gracias a esa nueva metodología -que hoy se llama traceología- que se pudo ampliar conocimiento sobre las capacidades que tenían las piezas descubiertas.  

La traceología o análisis de las huellas de uso le sirvió a Ramos para determinar que las piezas no eran solo artefactos ornamentales o ceremoniales de carácter simbólico. El investigador hizo esta comparación: “Si cortamos cotidianamente algún alimento con cuchillo y tenedor, el plato tendrá estrías que representan indicios que se pueden analizar para ver cómo se usó y qué se hizo sobre él. Esto mismo ocurre con los instrumentos de piedra tallada”. Comenzó a trabajar sobre un conjunto de artefactos Traful a los que podía acceder al haber sido hallados por el equipo de investigación (CONICET y UBA) del que formaba parte y así obtuvo nuevas respuestas.  

“Los resultados permitieron establecer mayor aproximación a su utilización y abrir la posibilidad de que en los museos locales se pueda precisar un poco más sobre los usos de esos artefactos”, comentó.  

Otros investigadores habían expresado que los pueblos originarios  los utilizaban como peso de línea o de red para pescar.  

El investigador Ramos usó la metodología que permite analizar las trazas que quedaron de la utilización de los objetos en Patagonia Norte

Pero esta hipótesis fue cuestionada por Ramos, quien al analizar las trazas y estudiar el área donde fueron encontradas, determinó que los indicios confirmaban que no había rastros que puedan asegurar esas expectativas que se habían postulado.  

“Muchas piezas fueron halladas en lugares donde no había cursos o espejos de agua, antiguos o actuales. Por lo cual, si esos artefactos estaban lejos de esos lugares, no se los podía vincular a esas funciones acuáticas”, expresó el investigador.  

También reforzó su postura explicando que los documentos escritos para el área dan cuenta que aquellos pueblos indígenas locales no eran grandes aficionados a la pesca.  

Además, sobre la base de los indicios que ubicó por medio de lupa binocular de medianos aumentos, esos artefactos pudieron haber sido utilizados para varias cosas: cortar distintos elementos, raspar o procesar ciertas sustancias.  

“Considerando los indicios que encontré, se podría decir que evidentemente cumplieron distintas funciones en diversos ambientes. Así los artefactos Traful eran multifuncionales, es decir, que no tienen un uso determinado sino varios”, enfatizó. 


Otra mirada sobre instrumentos del pasado 


La arqueología es la ciencia dedicada al estudio de las sociedades del pasado. Realiza exploraciones que pueden resultar en hallazgos, descripciones e interpretaciones  sobre utensilios, obras de arte, objetos ceremoniales e incluso restos humanos. Su nombre proviene del griego “archaios”, “viejo”, y logos, “conocimiento”. 

En el caso del investigador Mariano Ramos, se enfoca en la traceología, que es una rama dentro de la arqueología. Implica el estudio de instrumentos de trabajo prehistóricos. 

En el caso de los “artefactos Traful”, la traceología permitió aclarar  que  eran polifuncionales para las comunidades originarias. No hay una sola función que se le pueda adjudicar a los artefactos Traful. Dependiendo de su tallado, el filo y su forma, fueron utilizados para varias actividades llevadas a cabo  hace cientos de años en la Patagonia Norte.  


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