Naturaleza y ciencia: Por qué los clubes de observadores son claves

Científicos de la Universidad Nacional de Río Negro y otras instituciones evaluaron los resultados de un taller con la comunidad

Los clubes de observadores de aves (COA) están en franco ascenso en las provincias de Río Negro y Neuquén: ya son 12. “Es una movida importante para la organización Aves Argentinas y la región de Patagonia Norte es tomada en cierta forma como el modelo de los clubes, ya que son muchos, estamos relativamente articulados y somos bastante activos”, contó a Diario RIO NEGRO Pablo Lavinia, científico del Conicet y de la Universidad Nacional de Río Negro. Además, es coordinador del COA de la Comarca Viedma-Patagones.

Junto con la científica Marina Winter y otros autores, Lavinia detallaron los beneficios para la comunidad de formar esos clubes a través de un artículo de la revista Desde la Patagonia. Difundiendo saberes, que publica la Universidad Nacional del Comahue.

Destacaron la importancia de que se hagan actividades de observación de aves desde una perspectiva ecológica. Porque “favorecen el ecoturismo sustentable y la conciencia ambiental sobre los impactos de las actividades humanas en la biodiversidad”, escribieron.

Detallaron una de las actividades que han organizado, que consistió en tres encuentros en un aula y una caminata de tres horas cerca de Viedma y Carmen de Patagones. Participaron un grupo de vecinos, científicos, docentes y guardas ambientales y pudieron identificar especies de aves y plantas. Diferenciaron a las nativas de las exóticas. Registraron un total de 34 especies, y una de ellas, el gavilán ceniciento, los sorprendió más porque se trata de una especie poco reportada en esa zona atlántica de la Patagonia Norte.

También llamó la atención la presencia de un arbusto sin nombre común de la familia de las asteráceas que es característico de las bardas de la región, aunque aún se sabe poco.

El 86% de los participantes revisó su perspectiva sobre conservación de la fauna/ Alexandre Gualhanone/Ebird

El proceso incluyó cuatro encuentros: tres clases teóricas y una salida de campo. En las sesiones iniciales, abordaron temas como la anatomía y taxonomía de las aves, la comunicación animal y la relación entre aves y ecosistemas, así como la importancia cultural y ecosistémica de las aves. También destacaron la función de las aves como dispersores de semillas, polinizadores y bioindicadores de la salud ambiental.

La salida final al campo implicó una excursión en la que los participantes aplicaron los conocimientos adquiridos y observaron aves y flora en una región de transición entre las ecorregiones del Monte y Espinal.

Participantes en la excursión cerca de Carmen de Patagones/ Pablo Lavinia 

Resultados de una encuesta

La evaluación del taller incluyó una encuesta de satisfacción. Entre los encuestados, el 84% consideró accesibles los temas tratados, y el 68% encontró un balance entre conceptos conocidos y nuevos. Los participantes valoraron el enfoque integral y el profesionalismo del equipo docente. La actividad dejó una impresión positiva en los asistentes sobre la biodiversidad regional. El 86% revisó su perspectiva personal en torno a la conservación de fauna y flora nativas.

El taller concluyó reafirmando la importancia de la inversión pública en ciencia y educación, y la colaboración entre entidades científicas y la comunidad para preservar la riqueza biológica de la Patagonia.


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