Los remedios ocultos en la biodiversidad
El Monte es una provincia fitogeográfica que ocupa el 17 % de la superficie continental de la Argentina. En la zona austral del Monte hay una gran diversidad de plantas, cuya época de floración es efímera: empieza a fines de octubre y se extiende hasta noviembre. Después desaparece por completo porque la zona del monte es sumamente seca y muy caliente.
Marcela Ferreyra, ex profesora de la Universidad Nacional de Río Negro, guía, autora y divulgadora de la botánica, contó a Diario RIO NEGRO que cuando se viaja a Neuquén, Cipolletti o Roca en pleno verano se siente que “el clima es extremo en el monte. Sin embargo -destacó-, es un paraíso florístico en el que prevalece el color amarillo”.
«Entre las especies del monte que se destacan por su belleza podríamos mencionar el Jazmín del Campo, uno de los primeros en florecer. El Chañar Brea también se cubre de flores amarillas y tiene un tronco verde limón. Es una de las plantas más hermosas del monte», describió.
Mencionó la pichanilla que tiene ramas retorcidas y flores amarillas y se la cultiva como ornamental para jardines áridos en Mendoza.
A fin de adaptarse a la falta de agua y a los altos niveles de insolación, los arbustos son espinosos a modo de protección y para acumular agua, sin hojas o con hojas pequeñas -que duran muy pocos días-, con cubiertas resinosas. Además de especies ornamentales, el monte alberga plantas con usos medicinales, tintóreos y leñateros.
El “botón de oro”, por ejemplo, es un subarbusto que tiene una sustancia pegajosa con que recubre sus hojas y flores que reduce la transpiración y ahuyenta a los herbívoros. En la medicina popular se lo usa como antifebril y refrescante, para tratar dolores de cuerpo, torceduras, quebraduras, reumatismo, dolores de riñones, eczemas y verrugas. La resina puede emplearse para fabricar lacas, gomas y barnices.
«El algarrobillo o alpataco es icónica del monte. Es una de las especies de algarrobo con espinas enormes que podrían pinchar las cubiertas de los autos. Con esas espinas intenta proteger sus hojas, flores y frutos, aunque los animales igualmente la forrajean», dijo.
Agregó que en el campo, se usa para leña, construcciones rurales y postes. Es un importante recurso para las abejas que aprovechan el polen y el néctar y, para el ganado y la fauna silvestre que consumen ramas jóvenes, hojas y chauchas. Con las vainas se puede preparar arrope. Se cita como antiinflamatorio, astringente y para problemas respiratorios. Actúa de nodriza para otras plantas y de refugio para pequeños animales.
Los beneficios de las jarillas
Las jarillas, en general, tienen múltiples aplicaciones. En el campo, sus ramas se usan como combustible. Por eso, en algunos sitios esta población está en retracción. El líquido obtenido del hervido de las hojas y ramas se usa para teñir la lana de color amarillo o anaranjado. El humo producido al quemar ramas y hojas es repelente de insectos. También se usan para quitar el sudor y el mal olor a los piés, aromatizar hornos de barro y ambientes en general.
Sus compuestos aromáticos tienen aplicaciones en perfumería. En medicina popular se usa para tratar diversas dolencias como problemas digestivos, respiratorios, urinarios, cutáneos, dolores del cuerpo, gota, reumatismo, ciática, fiebre, dolores de muelas, regulación de la menstruación y facilitación del parto, entre muchos otros.
Los estudios químicos han demostrado su actividad antioxidante, antitumoral, antimicrobiana, antiviral y antiinflamatoria. Actualmente, se ha dado a conocer su aplicación en recuperación capilar.
Por qué admiran al solupe
El “solupe” produce frutos que se consumen frescos o a modo de dulces y chicha. Es forrajera. Los tallos se emplean para teñir telas. Por su contenido de efedrina, tiene aplicaciones en medicina. Popularmente, se emplea como diurético, antiblenorrágico, depurativo, digestivo, antirreumático y para tratar fractura de huesos, entre otras aplicaciones.
O bien el “matasebo” que se destaca por su color verde oscuro. Sus gruesas ramas terminadas en espinas no tienen hojas y están recubiertas de cera. Los pobladores la emplean para trastornos hepáticos.
Hay otras especies menos conocidas del monte. El olivillo es un subarbusto de un color plateado y flores rosadas. Es fijador de médanos y dunas, impidiendo que la arena se mueva y facilitando así la colonización por parte de otras especies.
El yaoyín es un arbusto que se reconoce por sus pequeños y sabrosos frutos rojos y dulces. Es una preciada forrajera.
Para recorrer el Monte austral, la bióloga Marcela Ferreyra recomienda:
– visitarlo en la primavera temprana;
– alejarse de las rutas y las banquinas;
– deambular lentamente a fin de mirar con detenimiento, percibir los aromas y escuchar los sonidos. También se sugiere saborear los frutos silvestres que ofrecen muchas plantas, con precaución.
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