La paradoja de los loros barranqueros: tienen la mayor población en Patagonia que lucha contra la destrucción de su hogar
La colonia más grande del mundo se encuentra en los acantilados del balneario El Cóndor. Qué descubrimientos realizó un equipo de investigadores
En los acantilados del balneario El Cóndor, en Viedma, provincia de Río Negro, se encuentra la colonia de loros barranqueros más extensa del mundo. Se extiende por 18 kilómetros y recientemente ha sido declarada como Reserva Natural Municipal, una medida que sirve como protección contra el tráfico de aves como mascotas.
Un grupo de investigadores, liderados por el argentino Juan Masello, del Departamento de Genética Evolutiva de Poblaciones, Universidad de Bielefeld, Alemania, lleva adelante un estudio en profundidad sobre la colonia. Sus últimos hallazgos aportaron más pistas sobre el origen de los loros y sobre la necesidad de preservarlos mejor.
En la colonia rionegrina se concentra nada más y nada menos que el 71% de la población mundial de esta especie. “Los loros son embajadores del Monte”, según los investigadores. Porque cada especie vive en la zona donde encuentra su alimento natural. Para el loro barranquero ese ambiente es el Monte, una estepa arbustiva que se extiende desde el noroeste de la Argentina hasta la Patagonia. Es uno de los ecosistemas que está más amenazado por la actividad humana del desmonte.
«En nuestros 26 años de investigación en El Cóndor hemos descubierto muchas particularidades. Desde que la especie es social y genéticamente monógama estricta hasta que es la colonia de Psittaciformes más grande del mundo», aseguró el experto.
«Otro descubrimiento importante fue que, al contrario de otras aves, los loros barranqueros no tienen parásitos sanguíneos. Consumen alimentos del monte que contienen metabolitos secundarios con propiedades antiparasitarias”, comentó.
Además, “descubrimos que las poblaciones originarias de los loros están en Chile. Cruzaron la cordillera, a la altura de Mendoza, hace unos 120.000 años, durante una época de retroceso de los glaciares. De esa forma llegaron a la Argentina y comenzaron a colonizarla en dos direcciones.
Hacia el noroeste, en la región Cuyano-Andina, y hacia el sur llegando hasta la Patagonia. Eso se descubrió analizando el ADN extraído de plumas que caen al pie de las colonias donde nidifican» detalló.
Con respecto a la dimensión de la colonia de El Cóndor, el científico explicó qué «posee en promedio unos 37.000 nidos, que representan unos 74.000 ejemplares adultos de loros barranqueros, y se extienden a lo largo de 18 kilómetros».
La colonia que existía en Buenos Aires
Antes, otra concentración de nidos ocupaba ese «puesto». «Hasta 1972 la colonia más vasta estaba en el río Quequén Salado, provincia de Buenos Aires. Tenía 45.000 nidos”, recordó.
Lamentablemente, el entonces Ministerio de Asuntos Agrarios de la provincia de Buenos Aires consideró a los loros barranqueros como plagas de los cultivos y roció, desde 1972 a 1974, el área de nidificación con un plaguicida. “Esas prácticas redujeron a la colonia bonaerense hasta contar con menos del 10% de los nidos que solía tener» lamentó el profesional.
Para las investigaciones que realizan sobre la especie y su hábitat Masello, precisó que, junto a su equipo, usa «métodos de varias ramas de la ciencia. Por ejemplo, métodos de la ecología del comportamiento, de la genética, de la zoología, de la demografía, entre otras».
Destacó que ese abordaje «incluye medir el tamaño corporal y pesar a los pichones y a los adultos, tomar muestras de sangre para ver su contenido de hemoparásitos y para extraer ADN, de plumas para medir los colores y hacer fotografías de la colonia para contar el número de nidos tanto de forma manual como usando algoritmos de inteligencia artificial».
De esa tarea también surgieron recomendaciones para el resguardo y conservación del sitio, que es único en el mundo.
El origen de los loros
«En la región, la gente cree que es el ave más común que existe, pero no es así. Sucede que, por la persecución que han sufrido en otras partes de la Argentina y de Chile, lo que queda de la población total de loros barranqueros se concentra en El Cóndor y regiones cercanas. Para ser más preciso, se ha perdido casi la mitad de la población total de la especie desde principios de la década de 1970» informó el profesional.
Sobre este dato clave precisó qué «si un evento catastrófico afectara a El Cóndor, perderíamos de un plumazo el 71% del total de la especie. Por eso, es imprescindible cuidar y proteger esta colonia».
«Sin embargo, continuó, el sitio de El Cóndor está amenazado seriamente por las altísimas tasas de desmonte que afectan a la región. Y si ese desmonte no se frena las aves se van a quedar sin comida, dado que mayoritariamente se alimentan de brotes y frutos de la vegetación que crece allí».
La colonia como Reserva Natural en Río Negro
En ese contexto, valoró la reciente declaración de la colonia de El Cóndor como Reserva Natural Municipal “Acantilado de los Loros”. «Fue un proyecto oportunamente presentado al por entonces intendente de Viedma, Pedro Pesatti, que hoy es el actual vicegobernador de Río Negro. Es ciertamente una medida muy adecuada», dijo. Aunque remarcó qué «ahora es necesario frenar el desmonte, y restaurarlo donde fuera posible».
«Ese desmonte brutal que vive la Argentina en general y el sudoeste bonaerense en particular priva a los loros y a otras especies animales de su hábitat natural. Pierden lugares donde protegerse, dormir y alimentarse. En consecuencia, las poblaciones se reducen y los loros se desplazan y concentran en los pueblos para buscar seguridad durante la noche. Esto da la falsa impresión de que hay cada vez más loros (¡es todo lo contrario!) y genera problemas de convivencia con las personas. Por lo tanto, es necesario buscar soluciones a estos problemas», alertó.
Cómo se redujo la población
En uno de los últimos trabajos publicados por Masello y su equipo se destacó que la población reproductiva de la colonia de El Cóndor ha mostrado variaciones significativas a lo largo de los años.
«Hubo una reducción del 42% en el número de nidos activos entre 2001 y 2005. Además la colonia se desplazó hacia el oeste , producto de los disturbios humanos que se dieron en el sector oriental», aseguró el experto.
«Hubo fluctuaciones en el número de nidos activos y se ha expandido en extensión, duplicando su tamaño desde 2001 hasta 2019. Pero, aunque el desplazamiento de nidos hacia el oeste sugiere una capacidad de recuperación, continuar con monitoreos es esencial para guiar futuras medidas de conservación, porque cualquier amenaza importante sobre esta colonia podría poner en peligro, directamente, la supervivencia de la especie» finalizó el biólogo.
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