La original muestra sobre el infinito que cruza ciencias y arte

Es del ilustrador Pablo Bernasconi. El artista radicado en Bariloche expone sus obras en el Centro Cultural de la Ciencia en Buenos Aires. Para hacerlas, tuvo charlas con científicos.

“Si te involucras conmigo, te lanzarás al abismo”. La frase de Kafka abre la muestra interactiva “El Infinito”, de Pablo Bernasconi, en el Centro Cultural de la Ciencia en la ciudad de Buenos Aires. El ilustrador, diseñador gráfico y escritor -que está radicado en Bariloche, provincia de Río Negro- se animó a tomar uno de los conceptos más complejos de la humanidad, el infinito, para traducirlo a modo de metáforas.

Su madre trabajó en Comisión Nacional de Energía Atómica, y su padre en la empresa pública rionegrina Invap. Eso influyó en su interés por las ciencias de alguna manera y en la muestra que desarrolló ahora.

“La idea de la muestra es que ayude como un bálsamo en relación a este concepto que a veces resulta muy horroroso. Una excusa para observar la potencia de la metáfora y la poesía hablando de la ciencia”, expresó Bernasconi.

La muestra interactiva está basada en su libro que lleva el mismo nombre. Una serie de reflexiones poéticas sobre el concepto del infinito. Bernasconi indagó los conceptos de escritores y músicos -desde Sócrates hasta Fran Zappa, pasando por Jorge Luis Borges- acerca del infinito y a partir de esa investigación, rescató frases y fragmentos para ilustrarlos con sus retratos y otras imágenes metafóricas.

Esa primera muestra había llegado a exhibirse en la casa Soria Moria de la Fundación Invap en Circuito Chico, en Patagonia, durante dos meses hasta que la pandemia, obligó a levantarla. En el proceso de parate que siguió, Bernasconi decidió ir más allá. Y el resultado es la muestra que hoy se expone en el Centro Cultural de la Ciencia en el barrio de Palermo, en Capital Federal.

“A partir de esas reflexiones que conformaron el libro, quise expandirlo, ampliarlo con una mirada que incluya la ciencia y otras observaciones de la humanidad sobre el concepto del infinito, desde la filosofía, la literatura, la música, las matemáticas”, detalló Bernasconi a RIO NEGRO.

El artista Pablo Bernasconi invita a pensar y preguntarse por el Universo y el infinito. Foto: gentileza

La iniciativa requirió numerosos encuentros con científicos e investigadores de diversos ámbitos, como filósofos, astrofísicos, matemáticos, en el Instituto Balseiro. Guillermo Abramson (astrofísico del Instituto Balseiro), Marcelo Kuperman (físico del Instituto Balseiro), Karen Hallberg (física de partículas del Instituto Balseiro), Virginia Montoro y Mayte Juan (Departamento de Matemática del Conicet), Martha Ferrero (de la Universidad del Comahue), Verónica Garea (directora de la Fundación Invap) y Adriana Serquis (presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica) se sumaron a la iniciativa.

Las consultas del artista giraron en torno al infinito en la astrofísica, en los agujeros negros, en los confines del universo, en el tiempo, en la relación de los metauniversos y en las diversas teorías en torno a lo que había antes del comienzo de nuestro universo.

Con esa montaña de información, Bernasconi diseñó 50 artefactos metafóricos, unas especies de esculturas, para dar a conocer conceptos tan complejos de la ciencia. “A partir de todo ese conocimiento con mucha solidez teórica, lo que hice fue traducirlo en una especie de escultura que opera como metáfora para explicar ese concepto”, aclaró.

Uno de los tantos “artefactos” se refiere a los multiversos: “Nuestro universo es uno de infinitos universos en un tiempo infinito. Hay una teoría científica que lo apoya. En este caso, tomé un trombón gigante que tiene luces por dentro y está repleto de canicas. Ves una serie de posibles universos dentro de un trombón. Está la idea como que alguien sopla eso. Hay una relación con la mitología”.

Otro artefacto está basado en un personaje de las matemáticas llamado Georg Cantor, el primero en domesticar el concepto del infinito a través de la teoría de conjuntos. “Cantor pudo entablar una relación con diferentes infinitos: los números naturales, los decimales”, apuntó Bernasconi. En este caso, elaboró una calculadora hecha de espinas que remite a la herida provocada por la angustia que genera, a su vez, este concepto del infinito.

«Lo que sabemos, que siempre es poco, depende de lo que creemos, que nunca es mucho. Y así está el mundo», sostiene Bernasconi. Foto: gentileza

Bernasconi adviritió que el concepto del infinito genera momentos de incertidumbre y “una tremenda pequeñez” y comentó que muchos intelectuales que intentaron acercarse a este concepto terminaron “con problemas psicológicos ya que hay un quiebre del intelecto cuando uno intenta asomarse por demás a este umbral”.

La muestra es apta tanto para niños como para adultos. Concurren familias, padres con hijos, tíos con sobrinos, abuelos con nietos, maestros de primaria y profesores de secundaria con sus alumnos y hasta universitarios. No es necesario tener un conocimiento previo sobre la astrofísica o física cuántica. Todo eso está en la muestra, pero la idea -aclaró Bernasconi- es “que no te pase por encima”.

“Cada uno va con un conocimiento previo y rescata diferentes aspectos de la muestra que tiene muchas partes: algunas difíciles de entender, otras apelan al humor, la poesía y la sensibilidad de la gente. Son más llevaderas”, expresó.

Ante conceptos científicos tan complejos, el arte, para Bernasconi, opera como catalizador, una forma de observar las ciencias. “Es un modo de traducirlas para quienes no estudiamos astrofísica, ni física cuántica. Es asomarnos desde otro lugar como si pudiéramos tener una segunda mirada desde la poesía que nos pueda explicar conceptos de la ciencia”, explicó.

Bernasconi intentó reflejar, desde la poesía, conceptos de la ciencia que hoy son amplios, complejos y debatidos. “Lo planteé como un acercamiento desde mi lugar como artista”, justificó.

Todos los investigadores se sumaron al proyecto “con muchísima generosidad y predisposición”, comentó. Los expertos entendieron que hay formas de mirar a la ciencia que pueden ser novedosas y de esta forma es posible acercarlas a públicos que, de otra manera, no lo harían.

Previamente a las entrevistas con los científicos, Bernasconi leyó e investigó mucho. Por eso, el proyecto tomó tres años. “Fui con muchas preguntas, pero a partir de una pregunta, la respuesta se ramificaba en otras 5 preguntas. De cada pregunta aparecían muchas respuestas posibles y conjeturas muy divertidas de pensar. Fue un ida y vuelta. Se generó como algo viral que nunca terminó”, dijo y confesó: “En un momento, tuve que detenerme porque me agarró un síndrome de abismo y empecé a perder noción de la realidad”.

La muestra sobre el infinito de Bernasconi se exhibe hasta el 8 de octubre en Buenos Aires.  Foto: gentileza

Una obra global

El artista Pablo Bernasconi nació en Buenos Aires en 1973, pero lleva años radicado en Bariloche, desde donde ha realizado ilustraciones para el extranjero, como “The Times” (Inglaterra), “The New York Times”, “The Wall Street Journal” y “The Saturday Evening Post”, “Daily Telegraph” y “Bergens Tidende” (Noruega) , entre otros.

Egresó como diseñador gráfico de la Universidad de Buenos Aires e ilustró libros de autores como María Elena Walsh, Gustavo Roldán, Liliana Bodoc, Gaby Herbstein, María Teresa Andruetto, Luis María Pescetti y Elsa Bornemann, entre otros.

Lleva publicados más de 30 libros infantiles, como autor del texto y de las ilustraciones. También realizó más de 10 libros de imágenes para adultos. Su obra ha sido traducida a más de diez idiomas.


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