La batalla de los anfibios para sobrevivir frente al cambio climático

Por qué a los científicos les preocupa la ranita de Darwin, un animal nativo de Argentina y Chile.

Los anfibios se encuentran entre el grupo de vertebrados más amenazados del mundo y los que habitan en la Patagonia también lo están. Científicos en Patagonia Norte notan que los registros de individuos de ese tipo de animales son cada vez más esporádicos. Por ejemplo, no han accedido a datos sobre la presencia de la rana de Darwin en la Argentina.

Se trata de una especie endémica que solo vive en nuestro país y en Chile. Está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por eso, centran los esfuerzos para conocer las causas de la disminución de sus poblaciones.

«Los anfibios se suelen usar como bioindicadores porque son susceptibles a cualquier modificación debido a su ciclo de vida bifásico: poseen una fase acuática, durante el desarrollo de los renacuajos y, una terrestre, cuando son adultos», explicó a Diario RIO NEGRO el doctor en Biología, Marcelo Bonino, investigador en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue. El científico aclaró que las ranitas son hipersensibles a la contaminación y a cualquier modificación en su entorno. «Los anfibios son los fusibles del ambiente» sintetizó e insistió en la necesidad de su estudio para su conservación.

«Estos organismos -agregó Bonino- dependen tanto de la humedad del ambiente como de la temperatura. Tienen tolerancias térmicas restringidas. Si el agua supera cierta temperatura, las larvas pueden morir».

Para monitorear a los anfibios, se emplean técnicas que registran los cantos. Foto: crédito Marcelo Bonino

Los factores de riesgo

Por otro lado, con el cambio climático, los humedales en la Patagonia pueden cambiar su régimen hídrico y atravesar períodos de sequía. Al haber menos agua en las cuencas, los renacuajos de numerosas especies lo padecen. «Necesitan un período para desarrollarse; si el charco se seca antes de tiempo se mueren porque no alcanzan a hacer la metamorfosis. De todas formas, no todas las especies se ven afectadas del mismo modo», aseguró.

Además, los anfibios en Patagonia experimentan un aletargamiento invernal, es decir que reducen su actividad para ahorrar energía hasta la primavera. «Si ocurren eventos cálidos en invierno, este aletargamiento puede interrumpirse afectando su condición física», describió.

Por otro lado, Bonino recalcó que los anfibios son animales con capacidad de dispersión muy limitada, es decir que, si hay cambios en su ambiente, no tienen opción de migrar como sucede con otros animales que buscan mantenerse en lugares con condiciones propicias.

«El cambio climático puede forzar a una especie a buscar nuevos ambientes, pero si esa especie no tiene capacidad de moverse, se puede extinguir», expresó.

Los anfibios de la región

En Bariloche y la región, hay al menos 13 especies de anfibios. La más común es la ranita de cuatro ojos -también la más urbana-. Hay especies con características llamativas como la ranita del Catedral, por ejemplo, que habita en los arroyos y lagunas de altura y «sus renacuajos pueden estar cuatro años en el agua hasta hacer la metamorfosis».

Otra ranita emblemática del Parque Nacional Nahuel Huapi es la ranita del Challhuaco. “La rana esmeralda es una de las especies más bellas de la región”, mencionó.

Los anfibios tienen una limitada capacidad de dispersión, lo que los hace más vulnerables/Crédito Marcelo Bonino

La más rara y la más buscada

La ranita de Darwin es la especie emblemática más rara y la más buscada. Es muy pequeña. Mide cerca de tres centímetros de longitud y se mueve muy poco a lo largo de su vida. Lleva ese nombre porque fue descubierta por Charles Darwin cuando desembarcó en las costas de la Isla de Chiloé en 1834. La especie está en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El investigador adjunto del Conicet resaltó que «si bien es una especie típica valdiviana con mayor presencia en Chile, hay una población marginal en Puerto Blest, en el parque Lanín y en las partes más húmedas de los bosques patagónicos».

Ese anfibio se encuentra únicamente en Argentina y Chile, y no sólo es llamativa por su aspecto particular con la presencia de un apéndice carnoso que parece una pequeña “nariz” y por su coloración que la camufla a la perfección con su entorno. «Tiene un modo de reproducción único llamado ‘neomelia’, donde los machos incuban los huevos en su saco bucal». Durante los últimos 20 años, hay cada vez menos registros y los estudios se centran en comprender los motivos.

La enfermedad provocada por un hongo

En torno a la caída de los registros de la rana, los especialistas también evalúan el impacto de la quitridiomicosis, una enfermedad infecciosa que afecta a los anfibios. Es causada por un hongo microscópico. Según WWF Chile, la organización de conservación de la naturaleza, las ranas de Darwin han estado expuestas al hongo quítrido.

Actualmente, los investigadores están hisopando a otras especies de ranas para corroborar la presencia del hongo que podría ser el causante de la caída de la población de la ranita de Darwin. «Lo hacemos con pruebas PCR, similares a las usadas para detectar el COVID-19», dijo Bonino.

En pleno proceso de búsqueda

Los anfibios son difíciles de ver porque suelen estar escondidos. Sin embargo, cada especie tiene un canto distintivo que los permite identificar. «Algo parecido ocurre con los observadores de aves, que por ejemplo pueden identificar distintas especies presentes en la espesura del bosque, simplemente escuchándolas», comentó.

Los investigadores recurren entonces al enfoque bioacústico, el estudio de los sonidos que emiten los organismos. De este modo, dispusieron grabadoras digitales automáticas en el campo para registrar las actividades de vocalización o cantos de las distintas especies, a través de una técnica que se conoce como “Monitoreo Acústico Pasivo”. A su vez, se toman registros de variables ambientales para evaluar qué condiciones disparan la actividad reproductiva de las distintas especies estudiadas.


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