¿Existe peligro por el avance del nivel del mar en la costa de Río Negro?

Investigadores de CONICET y la Universidad de Río Negro desarrollaron un sistema de monitoreo sobre el impacto del cambio climático en bahía San Antonio y Las Grutas.

Una de las mayores consecuencias del cambio climático es el aumento del nivel del mar. Este impacto se genera por la suba de la temperatura de los océanos y el consecuente deshielo de los casquetes polares. El peligro es especialmente grave para los casi 900 millones de personas que viven en zonas costeras a poca altura, es decir, uno de cada diez habitantes del planeta, según las Naciones Unidas.

Investigadores de CONICET y la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) iniciaron un relevamiento sobre el impacto de este fenómeno en la costa de la provincia de Río Negro. Se trata de una iniciativa sin precedentes hasta el momento en la Patagonia.

Se basa en el análisis de imágenes -radares y fotográficas- y en el desarrollo de un modelo de simulación digital. Los datos que ya se han obtenido se encuentran en fase de validación. Servirán para brindar herramientas al Estado para organizar su ordenamiento territorial – urbano y asegurar un plan de mitigación.

“El proyecto busca predecir qué va a ocurrir con el cambio climático y se centra en dos localidades: Las Grutas que tiene la particularidad de estar sobre un acantilado y San Antonio Oeste, que se encuentra en una costa plana a orillas del mar, dentro de la bahía de San Antonio”, detalló a Diario RÍO NEGRO el doctor Alberto Caselli, investigador del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG) de la Universidad Nacional de Río Negro y CONICET. En el caso de Las Grutas se analiza si el retroceso del acantilado se acelera.

El proyecto original contemplaba evaluar un área más reducida circunscrita a los acantilados de Las Grutas, que son estructuras que pueden sufrir derrumbes. Pero se sumaron más kilómetros por el interés del Municipio de San Antonio Oeste.

“Me pareció positivo que la propia gestión municipal decida pensar en posibles medidas de mitigación de aquí a fin de siglo. Es decir, ni siquiera piensan a fin de su gestión sino a futuro”, destacó el científico.


Cómo se hace el relevamiento del aumento del nivel del mar


El estudio cuenta con dos etapas principales: una de obtención de datos y realización de modelos de proyección; y otra de contrastación de información.

Inicialmente se pensó en utilizar la interferometría radar, una técnica empleada para determinar la magnitud de los desplazamientos de la superficie del terreno. Para eso, se realiza una comparativa de dos imágenes satelitales tomadas en tiempos diferentes. Eso permite obtener cambios en el suelo con una precisión milimétrica. Esta técnica ha sido utilizada por el equipo del IIPG para el estudio de la actividad volcánica en la cordillera.

Pero por la escasa definición de las imágenes radares que se pudieron conseguir se optó por incorporar el análisis de fotografías, que permiten una mayor precisión. No solo se empleó el uso de drones, sino que también se instalaron cinco cámaras fijas en la costa para evaluar, en sectores puntuales, el avance de las olas.

Usan diferentes tecnologías para obtener datos que permitirán crear un plan de mitigación.

“Se hizo un modelo digital de elevación, mediante un drone. Las imágenes satelitales que conseguimos tienen 12 metros de pixel, lo cual era muy grande para analizar. En cambio, las cámaras nos permiten tener una mejor definición”, comentó Caselli.

Para el desarrollo de esta simulación y modelado 3D se implementó un software de última tecnología sin precedentes en el país. “Al programa le brindas distintos datos, como tablas de marea, precipitaciones, la textura del suelo y en base a ello le pedís que te modele cómo el agua va entrando en una determinada zona”, precisó Valentina Fernández, estudiante de la UNRN que participa en el proyecto.


Qué datos parciales obtuvieron


Las imágenes de radares que analizaron comprendieron un rango de 10 a 15 años de antigüedad. Fueron obtenidas libremente por los satélites Sentinel (Agencia Espacial Europea) y el argentino SAOCOM.

“Es poco tiempo y no ha habido grandes diferencias en la costa por lo que hemos visto. Se procesaron cerca de 400 imágenes de radar en ese tiempo. Logramos diferenciar muy bien la franja entre marea baja y alta, pero no lo cambios que pensábamos que iban a resultar. Por lo cual aplicamos también con el dron”, explicó Caselli.

En cuanto a las imágenes ópticas obtenidas de las cámaras tampoco se han evidenciado grandes erosiones en el lapso analizado desde 2021 hasta hoy. Aunque es posible observar cambios notorios en las dunas.

“No vimos grandes cambios. Sí se detectó el desplazamiento de dunas, porque el drone permite ver volúmenes de arena y hacer cálculos. Ahora la propuesta es tratar de segmentar en áreas más pequeñas para tratar de ver si la arena se desplazó lateralmente y dilucidar los efectos ante una eventual tormenta o sudestada, que son los fenómenos más fuertes que hay en la costa”, señaló.

La simulación digital, basada en un modelo matemático, arrojó que algunos sectores urbanizados y caminos de circunvalación se verían afectados por un eventual ingreso del mar. Para reforzar esta hipótesis, próximamente se analizarán las imágenes de las cámaras fijas con el fin de corroborar los modelos obtenidos.


Cómo intensificarán el monitoreo en Río Negro


El proyecto de investigación es financiado con aportes del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Se espera que en una segunda etapa, a través de un nuevo desembolso, se obtenga un sistema de monitoreo permanente y en tiempo cuasi real.

La idea de los científicos es realizar transferencias de las herramientas al Gobierno Provincial para ampliar la capacidad de monitoreo en el futuro. La perspectiva es poder avanzar en conjunto con otras localidades de la costa atlántica, que son particularmente vulnerables por ubicarse sobre “bajos”. Entre ellas, La Lobería, Bahía Creek y el balneario El Cóndor.

Estas zonas coinciden con un informe de 2004 de vulnerabilidad al ascenso del nivel del mar en la costa, que fue mencionado en 2022 por un reporte del Gobierno de Río Negro. Según describe, las zonas de mayor riesgo de inundación se ubican en la desembocadura del río Negro, la caleta de Los Loros, el área de San Antonio Oeste – San Antonio Este y el balneario Playas Doradas.

El estudio abarca contra costas de Las Grutas y San Antonio Oeste

A su vez, el oeste de la bahía Rosas, de la bahía Creek, al este del faro San Martias, el área comprendida entre cerro el Fuerte y punta Sierra y el sector del desembarcadero de Punta Colorada revisten un riesgo moderado.

Otro aspecto a trabajar por parte de los investigadores es en la obtención de información oceanográfica. Los datos de las mareas fueron tomados del mareógrafo de Quequén, ubicado al sur de la provincia de Buenos Aires y el más cercano.

Río Negro carece de infraestructura y tecnología para realizar mediciones propias de las oscilaciones del mar. Se trabaja para que prontamente la provincia cuente con una boya oceanográfica, un pedido que fue hecho en conjunto con los investigadores y el municipio de San Antonio Oeste.


El trabajo con la comunidad y el chequeo de la información


La comunidad local tuvo su participación en el proceso de validación del modelo de simulación. Se hicieron talleres que fueron coordinados junto con la Agencia de Protección Ambiental Bahía San Antonio, perteneciente a la municipalidad de San Antonio Oeste.

“Nos interesa poder validar los resultados. Aún estamos cerrando el modelo digital y la idea es presentarlo prontamente, pero queremos continuar en diálogo con el municipio para saber si nos coincide con la realidad, porque siempre es un modelo matemático”, precisó el doctor Alberto Caselli.

En uno de los talleres se indagó en las propias percepciones de los residentes y los antecedentes históricos. Se convocó a miembros del Centro de Asuntos Históricos, personas del centro de jubilados local, biólogos y periodistas.

“Se armó un mapa de riesgo de las zonas que podrían ser inundables, según lo que ellos pensaban. El grupo se subdividió por zonas y tenían que marcar qué tipo de defensas pondrían en caso de la suba del mar y en qué lugares. Es una realidad de que la costa está cambiando, un porcentaje por acción humana y otro por la naturaleza, por eso es importante tener estas visiones”, expresó en diálogo con Diario RÍO NEGRO Rocío Fernández de la Agencia de Protección Ambiental.


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