¿En las zonas áridas “no hay nada” para ver? Un hallazgo científico lo cuestiona 

Un grupo de científicos -que incluyó a investigadores de Río Negro- plantean qué pasa con el “síndrome de la planta solitaria”

La creencia general es que en las zonas áridas “no hay nada” en comparación con otros ambientes como los de bosques. Sin embargo, una investigación científica demostró que pasa todo lo contrario. La diversidad vegetal de las zonas áridas es incluso mayor a la de las plantas de las regiones más húmedas.  

Lo demostró un equipo internacional formado por más de 100 investigadores que publicaron el estudio en la revista Nature, después de ocho años de trabajo. Como coautores incluyó como a los científicos Guadalupe Peter y Juan Manuel Zeberio, del Centro de Estudios Ambientales de NorPatagonia, una institución de la Sede Atlántica de la Universidad Nacional de Río Negro, en la Argentina. También colaboraron investigadores de la Universidad Nacional del Comahue, el INTA, y otras instituciones. 

Además, tras el análisis de los datos, detectaron que en los pastizales más áridos del planeta, las plantas tienen una amplia gama de estrategias individuales de adaptación. Algunas plantas han desarrollado altos niveles de calcio y así refuerzan las paredes celulares como protección contra la desecación. Otras contienen altas concentraciones de sal y eso les ha permitido reducir la transpiración, mencionó Peter en diálogo con Diario RIO NEGRO, quien es doctora en ciencia biológicas y botánica e investigadora del Conicet.  

Los resultados del estudio permiten planificar mejor el uso de los recursos vegetales

Aclaró: “A escala local se observan menos especies que en otras regiones del planeta (en zonas templadas o tropicales). Pero las plantas de las zonas áridas presentan una extraordinaria diversidad de formas, tamaños y funcionamiento. Es el doble que en zonas climáticas más templadas”. 


El inicio del estudio  


El trabajo es parte de un estudio global de la Red Biodesert que evalúa el impacto del pastoreo en tierras secas (que se clasifican como subhúmedas, áridas, semiáridas, hiperáridas). Los investigadores buscaron evaluar el efecto de la aridez y la intensidad de pastoreo, que son los mayores controladores del cambio global, sobre las características adaptativas de las plantas.  

“Se hizo especial hincapié en la caracterización del elementoma vegetal, es decir, la diversidad de elementos químicos y oligoelementos, como el nitrógeno, el fósforo, el calcio, el magnesio y el zinc, ya que tienen gran influencia en el funcionamiento de las plantas”, comentó.  

En el inicio del estudio, tenían una hipótesis clave: pensaban que que la aridez reduciría la diversidad de las plantas mediante la selección natural y que solo quedarían las especies capaces de tolerar la escasez extrema de agua y el estrés térmico. Pero el desarrollo de la investigación demostró lo contrario.  


Qué metodología se usó 


Los investigadores que participaron recibieron un protocolo para tomar datos en sitios específicos. Se muestrearon 326 parcelas representativas de todos los continentes (excepto la Antártida) con un total de 1347 conjuntos completos de observaciones de rasgos para su análisis. El grupo coordinador analizó esas muestras, redactó luego un borrador y los coautores trabajaron luedo sobre el manuscrito final. 


Cuáles fueron los resultados 


Descubrieron entonces que hay una mayor diversidad de plantas en zonas áridas. 

“El aumento de la diversidad de rasgos de las plantas se produce bruscamente en el momento en que el volumen de precipitaciones desciende por debajo del umbral anual de 400 milímetros. Es decir, si en un sitio llueve menos de 400 milímetros, las plantas presentan muchísimas más características adaptativas”, señaló la experta.  

Ese nivel es también el umbral de una disminución pronunciada de la cubierta vegetal y de la aparición de grandes superficies de suelo desnudo. “Coincide con los resultados que estamos publicando en este momento en nuestro grupo, que pertenecen a la tesis doctoral de Dianela Calvo. Allí encontramos una gran diferencia de la respuesta de la vegetación al pastoreo por encima o por debajo de los 300 milímetros. Debajo de ese umbral, en las zonas intensamente pastoreadas, los arbustos (que presentan más caracteres adaptativos a la aridez) reemplazan a los pastos”, afirmó. 

Para explicar las diferencias, los autores del estudio sugirieron que la pérdida de cubierta vegetal conduce al «síndrome de la planta solitaria». Significa que el mayor aislamiento y la menor competencia por los recursos producen altos grados de singularidad de rasgos y diversidad funcional que son globalmente excepcionales. 

Un equipo de científicos demostró que la diversidad vegetal de las zonas áridas es mayor que la de las regiones más húmedas

Muchas veces se consideran más los bosques o las montañas como destinos turísticos. Sin embargo, los resultados del nuevo estudio podría ayudar a cambiar la mirada sobre las zonas áridas.  


Qué implica 


“Este estudio revela la importancia de las zonas áridas como reserva mundial de diversidad funcional de las plantas -recalcó la doctora Peter. También nos permite pensar cómo cambiaría la composición de las especies, sus características, la estructura y la cobertura de la vegetación en futuros escenarios de cambio climático. Es decir, si se predicen ciertos cambios en las precipitaciones (o en el índice de aridez de determinada región), podemos pronosticar qué pasará con esa vegetación si tiene más, menos o nada de pastoreo. Es decir, nos permite planificar un uso de recursos frente a posibles cambios ambientales”. 


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