El inquietante hallazgo de nanoplásticos en botellas de agua

Lo reveló un estudio realizado en los Estados Unidos. Qué encontraron

Cuando se calientan en el microondas los envases de plástico para alimentos también pueden liberar sustancias muy pequeñas

En los últimos años ha aumentado la preocupación por la aparición de partículas diminutas, conocidas como microplásticos, en prácticamente cualquier lugar de la Tierra, desde el hielo polar hasta el suelo, el agua potable y los alimentos. Estas partículas, que se forman cuando los plásticos se descomponen en trozos cada vez más pequeños, son consumidas por los seres humanos y otros seres vivos, con efectos potenciales desconocidos para la salud y el ecosistema.

Uno de los principales focos de investigación es el agua embotellada, que contiene decenas de miles de fragmentos identificables en cada recipiente. Investigadores de los Estados Unidos se han enfocado en los nanoplásticos. Por primera vez, contaron e identificaron estas diminutas partículas en el agua embotellada. Descubrieron que, en promedio, un litro contenía unos 240.000 fragmentos de plástico detectables, entre 10 y 100 veces más que las estimaciones anteriores, que se basaban principalmente en tamaños más grandes.

El estudio se publicó en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU (PNAS). Los nanoplásticos son tan diminutos que, a diferencia de los microplásticos, pueden atravesar intestinos y pulmones directamente hasta el torrente sanguíneo y viajar desde allí a órganos como el corazón y el cerebro. Pueden invadir células individuales y atravesar la placenta hasta llegar a los cuerpos de los fetos.

«Antes era una zona oscura, inexplorada. Los estudios de toxicidad se limitaban a adivinar qué había ahí», explicó Beizhan Yan, coautor del estudio y químico medioambiental del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia. Los resultados del nuevo trabajo “abren una ventana por la que podemos asomarnos a un mundo que antes no estaba expuesto a nosotros», sostuvo.

Investigadores de Estados Unidos descubrieron nanoplásticos dentro de las botellas de agua que se venden para consumo humano

La producción mundial de plástico se acerca a los 400 millones de toneladas métricas al año. Más de 30 millones de toneladas se vierten anualmente al agua o a la tierra, y muchos productos fabricados con plásticos, incluidos los textiles sintéticos, desprenden partículas mientras se siguen utilizando. A diferencia de la materia orgánica natural, la mayoría de los plásticos no se descomponen en sustancias relativamente benignas; simplemente se dividen y redividen en partículas cada vez más pequeñas de la misma composición química.

Los microplásticos se definen como fragmentos que van desde los 5 milímetros (menos de un cuarto de pulgada) hasta 1 micrómetro, que es la millonésima parte de un metro, o la 1/25.000 parte de una pulgada. Los nanoplásticos, que son partículas inferiores a 1 micrómetro, se miden en milmillonésimas de metro.

Qué técnica usaron

Los plásticos en el agua embotellada se convirtieron en un problema público en gran medida después de que un estudio de 2018 detectara un promedio de 325 partículas por litro; estudios posteriores multiplicaron ese número muchas veces.

El nuevo estudio utiliza una técnica denominada “microscopía de dispersión Raman estimulada”, que fue inventada por Wei Min, biofísico de Columbia y coautor del estudio. Consiste en sondear muestras con dos láseres simultáneos que se sintonizan para hacer resonar moléculas específicas. Los investigadores se centraron en siete plásticos comunes y crearon un algoritmo basado en datos para interpretar los resultados. «Una cosa es detectar y otra saber lo que se detecta», señaló Min.

Los investigadores analizaron tres marcas populares de agua embotellada vendidas en Estados Unidos (no identificaron cuáles), analizando partículas de plástico de hasta 100 nanómetros de tamaño. Detectaron entre 110.000 y 370.000 partículas en cada litro, el 90% de las cuales eran nanoplásticos; el resto, microplásticos. También determinaron de cuál de los siete plásticos específicos se trataba y trazaron sus formas, características que podrían ser valiosas en la investigación biomédica.

Uno de los más comunes era el tereftalato de polietileno o PET. No es de extrañar, ya que de él están hechas muchas botellas de agua. También se utiliza para refrescos embotellados, bebidas deportivas y productos como el ketchup y la mayonesa. Probablemente se introduce en el agua al desprenderse trocitos cuando se aprieta la botella o se expone al calor.

Pero el PET se vio superado por la poliamida, un tipo de nailon, según Beizhan Yan. Probablemente procede de los filtros de plástico utilizados para supuestamente purificar el agua antes de embotellarla. Otros plásticos comunes que encontraron los investigadores fueron: poliestireno, cloruro de polivinilo y polimetacrilato de metilo, todos ellos utilizados en diversos procesos industriales.

Una reflexión un tanto inquietante: los siete tipos de plástico que buscaron los investigadores sólo representaban alrededor del 10% de todas las nanopartículas que encontraron en las muestras; no tienen ni idea de qué son el resto. Si todos son nanoplásticos, podrían ser decenas de millones por litro. «Lo que indica la complicada composición de las partículas dentro de la aparentemente simple muestra de agua. La existencia común de materia orgánica natural exige sin duda una distinción prudente», escribieron.


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