Desde la física, estudia epidemias y animales e inspira en astronomía
Es el doctor Guillermo Abramson, profesor del Instituto Balseiro. Trabaja en Bariloche como investigador del Conicet y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Desde hace 11 años comparte su pasión por observar el Universo con textos y fotos en blogs
Durante su viaje de egresados en Bariloche, Guillermo Abramson se escapó con sus compañeros para conocer el Instituto Balseiro. Se fascinó y decidió anotarse en la carrera de Física en la Universidad de Buenos Aires. En 1986, desembarcó definitivamente en Bariloche para completar la Licenciatura en Física.Terminó el doctorado y se fue a trabajar en instituciones científicas de Italia y Alemania.
Abramson regresó al país y hoy investiga en física y busca inspirar en la astronomía, con un blog de textos y otro de fotos emocionantes sobre el Universo. Se desempeña como profesor del Instituto Balseiro. Tiene 56 años y se dedica también a la observación del cielo y a la fotografía astronómica.
P: -¿Cómo surgió la pasión por la astronomía?
R:- Estudié astronomía soñando con convertirme en astrofísico. Mi carrera tomó luego para otro lado, entre otras cosas, porque cuando yo era estudiante no había grupos de investigación relacionados con la astrofísica en Bariloche. Ahora sí hay. Siempre me siguió interesando la astronomía y la astrofísica, y de a poco, me fui convirtiendo en un entusiasta de la observación del cielo y de la fotografía astronómica. En 2009 organicé las actividades de Bariloche para el Año Internacional de la Astronomía, en celebración de los 400 años de los descubrimientos de Galileo. Me dí cuenta de que cuando daba charlas divulgativas de astronomía había mucho más interés que cuando hablaba sobre mi trabajo como investigador. Así que enfoqué mi faceta de divulgador científico mayoritariamente hacia la divulgación de la astronomía.
P: -¿A quién está destinado su blog “En el cielo, las estrellas”?
R:- El blog nació el enero de 2010, inmediatamente finalizado el Año de la Astronomía, como continuación natural. Rápidamente me decidí por un artículo semanal que aparece a primera hora todos los sábados, sin pausa, desde hace ya más de 10 años. Hay cientos y cientos de notas. Ni yo puedo creerlo. No es un sitio de noticias astronómicas, ni es un sitio con un curso de astronomía. Escribo de manera muy informal sobre cosas que me interesan, cosas que leo y me parecen valiosas para compartir, sobre mis propias observaciones y lo que aprendo de ellas. Las notas son intencionalmente cortas, sin mayores detalles (salvo excepciones). Busco inspirar, más que informar. Son para todo el mundo, para cualquiera a quien le interese el universo y nuestro lugar en él. Mis libros de divulgación, Viaje a las Estrellas y En el cielo las estrellas, también van en esa dirección. Viaje a las Estrellas tiene mucho de historia. Incluye las buenísimas vidas de los astrónomos que, a lo largo de siglos, se esforzaron por entender y medir el tamaño del universo.
P: -¿En qué momento supo que quería ser físico?
R: -Definitivamente, mi pasión por la ciencia nació alrededor de los 10 años. No era por la física o la astronomía en particular, sino más bien por un “naturalismo”. A esa edad leí varias biografías de científicos en una de esas colecciones infantiles tipo Robin Hood. Me llamó la atención la de Pasteur y María Curie. Por supuesto leía también las novelas de la colección Robin Hood e Iridium. Me encantaba que me llevaran al Planetario y al Museo de Ciencias Naturales, y recuerdo como si fuera la semana pasada, la vez que mi viejo me llevó, a esa edad, al observatorio de Parque Centenario en Buenos Aires. Cuando era todavía más chico (a eso de los 8), también influyeron los libros de Monteiro Lobato, una serie de historias fantásticas infantiles con mucha ciencia y cultura en general, historia, gramática. En el Colegio Nacional de Buenos Aires tuve dos excelentes profesores de Física, Juan Carlos Imbrogno y Graciela Perciavalle, en los cuatro años que tuvimos la materia (de tercero a sexto). En quinto, cuando empecé a considerar la Física como carrera, se lo comenté a mi profesora, y me mandó a conversar con un muchacho que estaba terminando su tesis de doctorado en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio, en Ciudad Universitaria en Buenos Aires. Me encantó conversar con él y casi 40 años después, terminamos siendo compañeros en la cátedra de Mecánica Clásica del Balseiro.
P:- Integra el Grupo de Física Estadística e Interdisciplinaria del Centro Atómico Bariloche: ¿en qué consiste su trabajo?
R:- Mi trabajo es en el área interdisciplinaria de la física con otras ciencias, como la ecología, la epidemiología, entre otras. Nos dedicamos a estudiar el comportamiento de sistemas complejos: coexistencia y extinciones, epidemias recurrentes, movimiento animal (como el de los monitos del monte o las tortugas), o las relaciones en el arte prehistórico. Parece raro, pero todas estas cosas pueden estudiarse matemáticamente con técnicas de la física estadística, y a nosotros nos encanta. Es muy estimulante interactuar con colegas de otras disciplinas.
P: – Qué descubrieron con el monito del monte?
R: -Es un marsupial del bosque andino patagónico. El animalito es dispersor de las semillas del quintral, una planta parásita. Hemos estudiado la forma en que se mueve el animal en el bosque. Se alimenta y dispersa semillas y juega un rol crucial en la ecología del bosque. En todos estos trabajos participan físicos, biólogos, ecólogos, ingenieros. Es muy interdisciplinario y muy estimulante.
Fotones lejanos: Una colección en la web para asombrarse
Desde que era estudiante en el Instituto Balseiro de Bariloche, el doctor Guillermo Abramson empezó a fotografiar el cielo. “Empecé en la era de la fotografía de película, aprovechando que en esos años que la ciudad de Bariloche era mucho más oscura que ahora”, contó a RIO NEGRO. “La fotografía también es algo que siempre hice, desde niño, así que era natural que en algún momento empezara a fotografiar el cielo y los fenómenos celestes”.
Con el paso del tiempo, decidió crear el blog “Fotones lejanos”, que es una colección de sus astrofotos (https://fotoneslejanos.blogspot.com). Allí hay fotos de la Luna, cometas, planetas, nebulosas, cúmulos estelares, que fue capturando con diferentes equipos.
Una de ellas es la imagen de la Gran Nebulosa de Orión (M42), en la Daga de Orión. Abramson consideró que “es uno de los objetos más extraordinarios del cielo”. Es “visible a simple vista como un objeto nebuloso, a través de binoculares, telescopio o fotografías”. Se revela como un complejo de gas fluorescente, polvo oscuro y estrellas jóvenes. “La región más brillante (tercio superior izquierdo) deslumbra con el brillo de la estrella múltiple llamada Trapecio, cuya radiación ultravioleta provee la mayor parte de la ionización de la nebulosa. En fotos como ésta se alcanza a apreciar que se trata de una enorme burbuja excavada en el material interestelar por los vientos estelares de numerosas estrellas jóvenes”, escribió.
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