Creció la población de la ranita de Valcheta, una especie en peligro

Es el resultado de una iniciativa de conservación que empezó hace 10 años. Es impulsada por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata y el Conicet con apoyo de la Fundación Azara y el gobierno de la provincia de Río Negro

La Ranita de Valcheta es una especie de anfibio que solo habita en la provincia de Río Negro. Su población se encontraba en un estado crítico pero científicos de la Universidad Nacional de La Plata impulsaron acciones de conservación y contaron con diversos apoyos de otras instituciones. La buena noticia es que la población de la ranita ha empezado a recuperarse. 

Los científicos empezaron a trabajar en  2012  junto con los pobladores que viven cerca del hábitat de la ranita de Valcheta para revertir su estado crítico. Hasta el momento lograron aumentar su número en un cinco por ciento. Puede ser una cifra baja pero en el área de la conservación un aumento de una población de fauna muy amenazada es celebrado. Es un gran logro. 

La rara formación geológica de la meseta de Somuncurá, que abarca una extensión de 25.000 kilómetros de los departamentos Valcheta y 9 de Julio al sur-este de la provincia de Río Negro, dio lugar a especies que son imposibles de encontrar en otras latitudes. 

La comunidad del paraje rural Chipauquil colabora en la protección de la rana. Foto: Hernán Povedano

El arroyo Valcheta es considerado un oasis en medio del paisaje agreste. Es el hábitat natural de un anfibio que se encuentra en el top 100 mundial de los vertebrados con mayor riesgo de extinguirse, y es por eso que científicos nacionales pusieron el ojo en la zona.

La Ranita de Valcheta (o Pleurodema somuncurense como es su nombre científico) fue tomada como especie “bandera” dentro de la división de herpetología de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Plata. Pasó a ser una importante línea de investigación y la primera de su tipo en el país.

El proyecto se llama Meseta Salvaje y está encabezado por el doctor Federico Kacoliris con un equipo de becarios de Conicet y docentes de la universidad platense. Tiene por finalidad la preservación, mejora del hábitat y aumento poblacional de la ranita de Valcheta. Por no encontrarse en ningún otro sitio del planeta (se lo conoce como un fenómeno de endemismo) despertó tanto el interés científico. 

“Nos iniciamos en conjunto con el Museo de La Plata y hoy nos constituimos como una fundación que trabaja coordinadamente”, comentó a RIO NEGRO Kacoliris, que es coordinador del proyecto Meseta Salvaje y presidente actual de la Fundación Somuncurá.

El plan forma parte del programa de Conservación y Rescate de Anfibios Argentinos “Cururú”, encabezado en conjunto por el Museo de La Plata, perteneciente a la UNLP, y la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”. Se lo pensó como un mecanismo de visibilidad y conexión entre los generadores de conocimiento y los organismos gubernamentales o de financiamiento.

El ganado y la trucha arco iris son amenazas para la rana de Valcheta. Foto: Hernán Povedano

“Al ser un área tan pequeña cualquier pérdida de hábitat en porcentaje con el nivel de destrucción de la especie es mucho mayor”, añadió Kacoliris. El entorno en el que viven los especímenes no supera los 10 kilómetros cuadrados, con lo cual cualquier modificación tiene incidencia directa.

Su mayor depredador son las truchas arcoiris, un salmónido – propio del norte del Océano Pacífico – y que fue introducido en el arroyo Valcheta entre 1920 y 1930. “Sabemos que la siembra atrae mucho turismo y entendemos que en muchos parajes es necesario, pero en el caso de Valcheta queremos que no se haga más, al menos en la parte superior del arroyo”, agregó el científico. Las truchas se volvieron plagas y amenazas para la ranita. 

Uno de los grandes desafíos consiste en contener a la plaga aguas abajo y reducir su presencia en el margen superior. Para eso se espera trabajar coordinadamente entre la Secretaría de Ambiente y el Departamento Provincial de Aguas (DPA) para evitar nuevas introducciones. Hasta el momento se realizan cazas manuales para frenar su expansión. 

El arroyo Valcheta es un curso de agua endorreico, es decir, que no tiene contacto con el mar. Nace de fuentes termales en la zona más alta de la meseta y desemboca en la Laguna Curicó. En su tramo inicial de 15 kilómetros se hallan los principales espacios de desarrollo de la ranita y por eso se proyecta librarlo de invasores.

Esto promovería el desarrollo de un ambiente sustentable y natural, pero también separaría el curso de agua dejando espacio para el turismo vinculado a la pesca de la trucha. Se dejaría libres a los otros 70 kilómetros de ribera, que son necesarios para lograr un sostenimiento del equilibrio de la economía regional.

En estos años se trabajó en ganar kilómetros de costa a los pobladores, siendo que la mayoría de los habitantes de la meseta se encuentran asentados en la línea costera. “Llegamos a acuerdos informales donde se establece ceder parte de los campos que están cerca de las vertientes. Nosotros hicimos algunos cercados para evitar que las vacas entren. Para ellos no fue un problema porque son porciones muy pequeñas, pero claves”, precisó Kacorilis.

Esos sectores por el momento no se encuentran conectados entre sí. La idea es generar un corredor donde esos “mini santuarios” interactúen entre sí para evitar cambios genéticos. Pero solo se alcanzará cuando se erradiquen totalmente  a las truchas en el sector alto del curso.

“Es importante destacar el trabajo con los pobladores locales concientizándolos de los problemas que afectan a la fauna de la meseta, y además hacerlos participar de las estrategias”, comentó Jorge Williams, docente de la UNLP e integrante del proyecto.

Los vecinos están cada vez más comprometidos en el resguardo del ambiente. Incluso, la escuela primaria N° 76 del paraje rural Chipauquil, una comisión de fomento lindante al arroyo, participó en 2017 y 2018 de la liberación de ejemplares de cautiverio. La cría se hizo en el Museo de la Plata como un seguro ante cualquier adversidad. Los individuos liberados lograron sobrevivir y reproducirse naturalmente.

Buscan una recuperación total del anfibio

El grupo de científicos espera que para el año 2030 la población actual de la ranita de Valcheta se haya duplicado. “Para ese momento vamos a poder asegurar que sobreviva a largo plazo sin la necesidad de ayuda, va a dejar de estar amenazada y se valdrá por sí misma”, aclaró el doctor Federico Kacoliris.

Por su compromiso en la valorización de la fauna de la Meseta de Somuncurá, la iniciativa de la Universidad Nacional de la Plata fue declarada de interés ambiental, educativo y cultural por la Legislatura de Río Negro. Se hizo con la esperanza de ampliar los cuidados hacia la mojarra desnuda, que es considerada monumento natural de la provincia.

La ranita de Valcheta habita mayormente en el ambiente acuático. Se puede encontrar debajo de las piedras o sumergida debajo de musgos flotantes. Su color es pardo amarillento y suele presentar manchas irregulares castañas en todo el cuerpo.

“Comenzamos a trabajar con talleres, buscamos financiamiento y se logró solventar algunos estudios”, señaló Laura Catrín, integrante de la Secretaría de Ambiente de Río Negro y técnica en biodiversidad. El organismo se encuentra aportando paulatinamente a la preservación de la ranita y la mojarra. Aportó recursos humanos, coordinación de los monitoreos y evaluación del porcentaje de variedades exóticas.


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