Cayó banda narco dirigida por un expolicía y protegida por un comisario en Neuquén

Hubo 20 allanamientos en Neuquén. Hay cuatro oficiales de policía detenidos y otros tantos civiles. A partir de hoy serán las indagatorias. Una muerte fue la llave para comenzar la investigación.

La fiscalía federal de Neuquén investiga una banda criminal dirigida por un policía exonerado e integrada por oficiales en actividad que se dedicaba a la venta de cocaína al menudeo en la capital provincial. Ayer hubo por lo menos ocho detenciones en una veintena de allanamientos.

Entre los detenidos figura un comisario en actividad, jefe de una comisaría que fue allanada, dos oficiales principales, un sargento y cuatro civiles, entre ellos un ex suboficial que sería el líder de la organización.

El superintendente de Investigaciones de la Policía de Neuquén, comisario general Miguel Jara, confirmó las detenciones sin brindar nombres ni detalles.

Dijo que fue en el marco de una investigación interna de la policía provincial que comenzó en marzo, y a la que dieron intervención a la justicia federal cuando descubrieron contactos con el narcotráfico.


División de tareas


«Nosotros nos ocupamos de la parte de corrupción policial y la justicia federal del tema narco», informó Jara a Río Negro ayer a la tarde, tras las detenciones.

Explicó que formaron un equipo especial dedicado al caso, integrado por efectivos de Homicidios y de Asuntos Internos. Se encargó de coordinarlo él personalmente.

Jara no quiso revelar los lugares que fueron allanados ayer, pero el ruido que generaron los procedimientos fue de tal magnitud que no tardaron en trascender.


Comisarías allanadas


Una de las comisarías allanadas.

Así, se supo que fueron allanadas las comisarías Tercera, del barrio Progreso, y 18, de Gran Neuquén Norte.

Del mismo modo trascendió que entre los detenidos hay un comisario, jefe de una de esas unidades. Se lo sindica como el protector de la banda.

A través de fuentes federales se supo que el expediente comenzó a armarse a mediados de 2019, a partir de la unión de episodios que parecían piezas sueltas y que puestos sobre un tablero resultaron formar un cuadro que respondía a los mismos autores.

Operativos antidrogas, guerras entre bandas y disputas territoriales se analizaron desde otra óptica, no como hechos aislados entre sí sino como parte de un mismo fenómeno. Esta perspectiva permitió descubrir que algunos actores se repetían.


La muerte que dio una pista


Una muerte ocurrida en marzo en Vista Alegre le dio un impulso inesperado a la investigación. Justo el día que comenzaba el aislamiento por la pandemia falleció de un disparo en la cabeza Florencia Soto. Su familia todavía reclama que le expliquen qué pasó.

La pareja de Soto era un ex policía, echado de la fuerza por casos de corrupción. Esta muerte lo colocó bajo las luces de la sospecha, y si bien hasta ahora no se pudo determinar si tuvo alguna participación, aparecieron indicios que lo vincularon con otras actividades ilícitas.

La fiscal del caso, María Eugenia Titanti, puso la información a disposición para que se iniciara una nueva causa, que desembocó en los procedimientos de ayer.

Ese expolicía, de acuerdo con las fuentes consultadas ayer, sería uno de los líderes de la organización dedicada a la venta de cocaína en Neuquén con protección policial.


Elementos buscados


Los allanamientos realizados en varios puntos de la ciudad tenían por objetivo secuestrar además automóviles, computadoras, teléfonos, agendas, dinero en efectivo y drogas. No se informó sobre los resultados.

La banda, cuya cantidad de miembros se desconoce, tendría como campo de acción la capital neuquina, sin ramificaciones en otras ciudades de la provincia y la región.

Hoy serán las indagatorias, ante el juez Gustavo Villanueva, el fiscal Miguel Ángel Palazzani y el personal de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) que viajó desde Buenos Aires para seguir y apoyar los procedimientos.


Un incendio casi olvidado


El 11 de diciembre del 2019 la atención pública estaba enfocada en el cambio de autoridades presidenciales, y coronavirus era un término que no existía en el lenguaje diario.

La mañana de ese día, dos jóvenes en moto arrojaron una bomba incendiaria casera contra una humilde vivienda del barrio Villa María. Las llamas consumieron rápidamente el lugar, y los bomberos poco pudieron hacer para rescatar algo.

Fue un episodio menor al que no se le dio trascendencia y quedó en el olvido. Sólo los vecinos dijeron que esa vivienda era un búnker de venta de droga.

Los investigadores de la banda detenida ayer creen que aquel incendio ocurrido hace casi un año fue, en efecto, parte de una guerra entre grupos que se disputaban la comercialización de drogas en el barrio.


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