Cautela y preocupación con el «toque sanitario» en Bariloche y El Bolsón
Desde la Cámara de Comercio e Industria de Bariloche, plantearon que la restricción “es necesaria pero sólo sirve si está acompañada del control en las calles”.
Las prohibiciones de circulación y de actividad comercial después de las 23 impuestas por el gobierno nacional generaron reacciones desiguales en Bariloche y en El Bolsón, que están en plena temporada turística, lo cual multiplicaría el impacto de la medida.
En los gobiernos municipales predominó la cautela y los funcionarios quieren conocer los detalles del decreto antes de abrir juicio. En tanto que los dirigentes empresarios entienden la motivación sanitaria pero se aferran a la promesa de que el gobierno rionegrino aplicará un criterio menos severo, al menos para el rubro gastronómico.
El presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Bariloche, Leonardo Marcasciano, dijo que la restricción “es necesaria pero sólo sirve si está acompañada del control en las calles”.
Entendió que “estaba y sigue estando en la responsabilidad individual” y no tanto en las medidas de prohibición. La preocupación del empresariado tiene que ver con el impacto que generaría el “toque de queda” en la actividad comercial, y en especial en restoranes, bares y cervecerías.
Marcasciano interpretó de todos modos que “el objetivo final de la medida es evitar la juntada social” en viviendas y lugares privados, que sería el principal factor de contagio. “Lo vemos como necesario más allá de si nos perjudica o no, para cortar el entramado de las juntadas numerosas y sin cuidado -sostuvo-, porque sobre todo el tema jóvenes está muy desbordado”.
Pero recordó que la gobernadora Carreras dijo que habría contemplaciones con el sector gastronómico y confió en que cumplirá el compromiso. Recordó que en Bariloche “es de día casi hasta las 22 y hay que darle tiempo a la gente para cenar, y también para que el personal pueda volver a sus casas”. Si se consideran esas variables, el cierre a las 23 sería impracticable.
Marcasciano dijo que la gastronomía ya sufrió fuerte perjuicio con las prohibiciones que rigieron durante buena parte de 2020 y “un nuevo parate sería una locura”.
El intendente Gustavo Gennuso se negó de plano a abrir juicio sobre la medida sin hablar antes con la gobernadora. También el intendente de El Bolsón, Bruno Pogliano, eligió guardar silencio. No contestó los mensajes ni atendió los llamados de este diario.
Gennuso en declaraciones previas había buscado bajar el nivel de alarma. “La decisión es esperar el decreto presidencial y a partir de ahí ver cómo lo asumimos”, sostuvo durante la mañana en una entrevista radial.
Dijo que el propósito es “hacer lo mejor para balancear esta necesidad de restringir y la necesidad económica de las ciudades turísticas”, que soportaron cierres prolongados durante los meses más estrictos de cuarentena.
El presidente de la Cámara de Comercio de El Bolsón, Lucas Sebrié, se mostró muy disconforme. Dijo que la decisión nacional es “nefasta” y va a provocar “un nuevo choque económico a un comercio que ya está muy golpeado”.
Sebrié es propietario de un establecimiento gastronómico y dijo que la medida de cierre a las 23 los perjudicaría severamente porque hoy trabajan hasta las 4 de la madrugada. “Cinco horas menos es muchísimo”, afirmó.
Explicó que hacer un cambio de ese tipo con la temporada en marcha “es grave” porque los restoranes y cervecerías, al pactar las condiciones de funcionamiento para el verano, se prepararon “con antelación” y contrataron personal temporario que ahora están obligados a mantener, aunque ya no lo necesiten.
“Nos bajan el ingreso y no sabemos qué hacer -argumentó Sebrié-. Si nos hubieran avisado antes uno no contrataba. Esto va a provocar muchos cierres”.
Interpretó que la veda de circulación desde las 23 podría generar problemas mayores. “Acá la gente está todo el día en el lago y vuelve tarde, pero tienen que comer igual. Si se amontonan todos entre las 20 y las 23 va a a ser peor”, señaló el empresario.
Dijo “entender el problema sanitario”, pero observó que la proliferación de los contagios de Covid no se da en los restoranes “sino en las fiestas y eventos clandestinos. Hay que encontrar una manera de abordarlos, sin castigar al comercio”.
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