Caso Lucas Muñoz: 3 años de impunidad de un crimen estremecedor
El 14 de julio de 2016, el policía desapareció cuando se dirigía a trabajar a una comisaría de Bariloche. Lo hallaron asesinado 27 días después. Pasa el tiempo y la causa sigue estancada.
Ese mediodía, Lucas Muñoz había avisado a un compañero de la guardia que llegaría un poco atrasado a la comisaría 42 del barrio 2 de Abril de Bariloche. Fue la última comunicación. El teléfono de Muñoz se apagó alrededor de las 14 y nunca más respondió llamadas. En minutos, el oficial ayudante de la Policía de Río Negro había desaparecido en el trayecto de su domicilio al trabajo. Era el 14 de julio de 2016. Desde ese momento comenzó una búsqueda que se extendió durante 27 días y que finalizó con el hallazgo del cadáver del policía, de 29 años, en un descampado. Había sido ejecutado de un tiro en la nuca con su propia arma reglamentaria.
El homicidio de Muñoz estremeció a la población de Bariloche. Generó una crisis que hizo tambalear a la cúpula de la Policía y agitó durante semanas al gobierno de Alberto Weretilneck.
El caso comenzó envuelto en una trama siniestra. Policías que eran supuestos amigos que revisaron la misma noche que desapareció la habitación de Muñoz. Un oficial de la comisaría 42 que le pidió a un sargento que trabajaba en el Alto Valle que activara a 500 kilómetros una línea de teléfono a nombre de Lucas. Todo sin autorización judicial. Y sin el aval de los jefes policiales.
Es homicidio de Muñoz es atípico. El policía desaparece 27 días y encuentran su cadáver con su uniforme limpio. El cuerpo estaba aseado y hasta afeitado. Tenía su arma reglamentaria, su billetera con toda la documentación y su celular. Con todo eso, la investigación, a cargo del fiscal Martín Govetto, no pudo en este tiempo establecer quién o quiénes fueron los autores materiales e intelectuales del crimen. Tampoco el lugar donde lo tuvieron oculto o secuestrado. Mucho menos el motivo del homicidio.
Govetto se excusó de hablar con este diario. Dijo que no está autorizado.
Los investigadores esperaron un año por un informe de especialistas de la Policía Judicial de Córdoba, que depende del Ministerio Público Fiscal de esa provincia. Sin embargo, el documento no despejó las dudas.
Estoy convencido de que los que mataron a Lucas e idearon todo esto son de la Policía. Y puntualmente de Bariloche”.
Javier Muñoz, hermano de Lucas.
Los peritos de Córdoba sólo aportaron indicaciones, pero nada revelador. Les llamó la atención que en la billetera de Muñoz no hubiese dinero.
Por eso, recomendaron hablar con amigos del policía asesinado para que “mencionen si era habitual que Lucas anduviera sin dinero, como así también si les consta que nunca haya tenido credencial policial o que la haya extraviado”.
La mochila
Y advirtieron en el documento, al que accedió “Río Negro”, que Muñoz cuando salió a las 13.10 del 14 de julio de 2016 de su domicilio, ubicado en Moreno y Frey, no llevaba una mochila, como se pensó estos 3 años.
La abogada por la querella Karina Chueri no está de acuerdo con esa conclusión. Está convencida de que Muñoz salió con una mochila que había comprado hace poco tiempo, según indicó la familia. Es más, Javier Muñoz, hermano de Lucas, y la exnovia Daniela Rodio, aseguraron que faltaba ropa en la habitación del policía.
Chueri dijo que las expectativas de poder obtener una pista esta focalizada en la pericias genéticas, que se harán sobre 32 pelos que peritos hallaron en el uniforme de Muñoz y en el Chevrolet Onix, que secuestraron en diciembre de 2017 en Roca. Esa pericia estuvo demorada semanas porque faltaba que la Procuración aprobara el presupuesto.
Además, falta una pericia sobre dos huellas dactilares que detectaron en el uniforme y el arma de la víctima.
Chueri dijo que hasta ahora sigue en pie la conclusión del cuerpo médico forense de la Corte Suprema que determinó que asesinaron a Muñoz, entre las 12 del domingo 7 de agosto y las 12 del 8 de agosto de 2016. Dos días después hallaron el cadáver. Y que el disparo en la cabeza fue el causó la muerte.
Una de las dudas gira en torno a la herida en la pantorrilla derecha. “Las lesiones producidas por proyectil de arma de fuego en la pierna derecha, no son idóneas para producir la muerte; y tendrían una data de producción no menor a 21 días anteriores al fallecimiento”, concluyeron los peritos de la Corte. Sin embargo, Chueri dijo que peritos de la provincia creen que esa herida fue contemporánea al tiro en la nuca.
Ni la recompensa de un millón de pesos ayudó a obtener una pista certera. Ningún compañero dentro de la Policía aportó un dato a la causa”.
Javier Muñoz, hermano de Lucas.
Los investigadores están convencidos de que la escena primaria del crimen fue en el lugar donde encontraron el cuerpo. Al principio, pensaban que lo habían matado en otro lugar y que arrojaron el cuerpo en ese sitio, ubicado en las cercanías de la ruta de Circunvalación. Ese sector no se rastrilló supuestamente durante los 27 días de búsqueda.
Sorprende aún el hallazgo de una vaina servida y de un fragmento de un proyectil calibre 9 milímetros, en el lugar donde hallaron el cadáver. Policías de la PSA encontraron el 2 de octubre de 2017 esas evidencias. Gendarmería había examinado supuestamente cada rincón del terreno cuando encontraron el cuerpo. La pericia balística estableció que la vaina y el fragmento pertenecía al arma de la víctima.
Cuando ocurrió la desaparición de Muñoz, el abogado Mario Altuna era el jefe de la Policía. Su nombramiento a principios de abril de 2016 por parte del gobernador hizo mucho ruido.
Tras la designación, Altuna dijo a “Río Negro” que impulsaba un “reacomodamiento” en la Policía. El objetivo era erradicar “cuestiones de índole política” y “permanentes internas desgastantes”.
Renunció por razones de salud en abril de 2017. Y a finales de ese año juró como juez del Tribunal de Impugnación provincial. Nunca habló del caso Muñoz. Falleció en agosto de 2018. Tampoco Weretilneck nunca explicó por qué se marchó de Bariloche cuando apareció el cadáver de Lucas.
Hubo varias hipótesis en el inicio de la investigación: desde una posible relación con venta de drogas hasta vínculos con bandas delictivas con presunta protección policial. Chueri dijo que tres años después sólo queda en pie la interna policial en Bariloche para explicar el crimen de Lucas.
"Mi mayor miedo es que se olviden de la causa"
Las tardes en Ramos Mexía eran demasiado tranquilas a finales de la década de los noventa. Sin embargo, había un momento del día que Javier Muñoz conserva intacto en su memoria. Era cuando escuchaba que la zorrita se aproximaba a su casa y salía con su hermano, Lucas, para verla pasar.
«Sabíamos que venía papá”, recordó. Era el ritual que anunciaba el regreso de su padre, Benjamín Muñoz, a la casa después de la jornada laboral como ferroviario. Para Javier es un recuerdo que atesora de su infancia y que compartió con Lucas.
“Cuando era un poco más grande, Lucas me tenía como ejemplo”, comentó. Javier era 8 años mayor que Lucas. Pero esa diferencia de edad no era un problema. “Éramos muy unidos”, contó.
Fueron muchos momentos que Javier añora cuando vuelve el tiempo atrás. “Con Lucas trabajamos con papá, que se había comprado por esos años un camioncito, y cargábamos arena, piedras”, rememoró. Pero también aquellas salidas en bicicleta o a hacer travesuras con las gomeras.
Los recuerdos afloran con mayor fuerza cuando se aproxima el 14 de julio y el 10 de agosto. Son dos fechas que marcaron a fuego a la familia Muñoz y que vuelven a abrir una herida demasiado dolorosa.
El 14 de julio de 2016 su hermano Lucas Muñoz desapareció cuando se dirigía a trabajar en la comisaría 42 de Bariloche. Estuvo 27 días desaparecido y el 10 de agosto de 2016 hallaron su cadáver en las afueras de esta ciudad. Había sido ejecutado de un tiro en la cabeza. Desde ese momento, la vida de la familia Muñoz lucha para que el crimen no quede impune.
El dato
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- policías fueron condenados. Dos por allanamiento ilegal y 2 por activar una línea mientras Muñoz estaba desaparecido.
“El tiempo nos juega en contra”, sostuvo Javier. “Va pasando el tiempo y no tenemos nada concreto. Ni un dato”, lamentó.
“Uno va aprendiendo a convivir con el dolor, porque fue una muerte muy abrupta”, señaló. “Julio y agosto son meses del año que para nosotros son traumáticos”, afirmó Javier.
“Pasaron tres años, pero el dolor sigue intacto, igual que las esperanzas”, explicó.
Dijo que el dolor es porque la investigación no arroja nada. “Nos encontramos que todo gira en torno a una institución y la corrupción”, apuntó.
“Estamos en la misma situación que el año pasado”, lamentó. Dijo que el fiscal Martín Govetto ya no se puede dedicar exclusivamente al caso de Lucas.
“Mi mayor miedo es que se olviden de la causa y que esto quede en la nada”, admitió Javier. “Tenemos miedo que la causa se vaya olvidando”, insistió.
“Porque a tres años es como que no hubiera pasado nada, porque no tenemos nada concreto”, reiteró.
“Desde que Lucas desapareció, todos esos veinte o treinta días, todo fue muy turbio”, recordó.
“Uno piensa cada año en las cosas que se hicieron, imagina ¿qué hubiese pasado si hubiesen hecho esto o aquello?, ¿y si hubiesen hecho las cosas de otra manera?, ¿qué hubiera pasado?”, plantea Javier.
Le duele que el pacto de silencio en 3 años siga sin romperse. “Es sorprendente que nadie haya querido hablar”, señaló. Está convencido de que “el pacto de silencio está muy relacionado con el miedo”.
Las líneas de investigaciones que se siguieron
“Es cierto que no ha tenido este último año avances el caso, no porque la fiscalía a cargo de (Martín) Govetto no haya hecho el esfuerzo. Ocurre que todas las líneas de investigación que se siguieron no han tenido resultados positivos”, explicó el fiscal general Fabricio Brogna López.
Afirmó que la intención “es darle todos los recursos ilimitados para esta causa”. Por eso, enfatizó que se autorizó una pericia para un análisis de unos pelos que demanda “cifras importantes”.
Indicó que la perito en Criminalística, que trabaja en el Ministerio Público Fiscal de Bariloche, Karina Uribe, estará después de la feria 3 días abocada exclusivamente en Viedma al caso Muñoz.
El fiscal general señaló que hay una batería de pruebas por hacer a solicitud de Govetto. Sostuvo que el crimen de Lucas Muñoz “se da en circunstancias especiales donde el autor o los autores tomaron todas las precauciones posibles para no ser encontrados”. Consideró que es un caso de complejidad máxima.
“Acá se trabaja en contra de una maquinaria que no es perfecta, pero que funcionó casi perfecta en este caso”, sostuvo.
Brogna López aseguró que se van a “agotar todas las posibilidades que existan por más locas o fantaseosas. Todas las medidas de prueba que se le ocurran al fiscal o sus colaboradores”.
Dijo no que no recibió ningún reclamo por el desempeño del fiscal al frente de la investigación. “La familia de la víctima está conforme con la actuación”, sostuvo. “Nunca hemos evaluado apartar a Govetto” de la causa.
“Lo único que quiero decir a la población de Río Negro, que está sumamente consternada por un caso que tiene ribetes impactantes, que vamos a utilizar todas las herramientas disponibles para la causa”, enfatizó. “Vamos a dar todo nuestro esfuerzo”, aseguró.
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