Caso Espeche: doce días sin definiciones
Existen no pocas pruebas recolectadas y una mujer en la mira. Pero no hay indagados ni detenidos
Doce días pasaron desde que el anciano Edmundo Espeche apareció tendido en el piso de su dormitorio en Roca, en ropa interior y con 15 puñaladas en su cuerpo. Nadie ha declarado ni ha sido detenido pese al tiempo transcurrido y pese a las pruebas que sí parecen abundantes. La pista de su entorno “íntimo”, no vinculada a su familia, es el centro de la atención judicial. Los únicos tres allanamientos realizados estuvieron direccionados a una mujer de unos 27 años, que habría tomado contacto con la víctima en los días previos al crimen. Algunos de los rastros recolectados guardarían “puntos de coincidencia” con los de la mujer, la misma que “Río Negro” entrevistó y que directamente negó conocer el departamento de calle Villegas; sólo se limitó a aclarar que conocía a algunas amigas que sí habían tenido algún tipo de vínculo con la víctima a la cual le prestaban servicios sexuales. Fue en el domicilio de esa mujer, en calle Neuquén al 1800, donde la policía científica hizo un minucioso levantamiento de rastros. Huellas, cabellos, calzados y hasta ropa de cama, fueron parte de los elementos que la policía secuestró y que por estas horas se peritan. El viernes pasado uno de los profesionales del gabinete de Roca viajó a la ciudad de Bariloche llevando varios elementos para analizar y compararlos con los hallados en el departamento de Espeche. Intriga especialmente la huella de una mano en un picaporte. Por estas horas esta es, tal vez, la principal línea de investigación. La posibilidad de que el crimen haya tenido como único fin el robo no cierra frente a la evidencia de que no falta ningún elemento de valor. Es más, la persona que lo ultimó ni siquiera se llevó dinero en efectivo (en poca cantidad) que la víctima tenía en su poder. La ausencia de cámaras de seguridad en el edificio de calle Villegas 465 (pleno centro de Roca), la desaparición del arma homicida, y la ausencia de testigos en el lugar del hecho son las dificultades con las que se tropieza. Pero hay pruebas halladas en la escena del brutal crimen ocurrido en el departamento del solitario habitante de 87 años, entre el martes 6 de agosto y la madrugada del miércoles 7. Veamos: • El levantamiento de rastros resultó elocuente, sobre todo porque el o la asesina intentó borrar sus huellas de distintas maneras. No se descartaba la posibilidad de que haya utilizado guantes de látex para hacer desaparecer cualquier elemento incriminatorio. Ese fue uno de los elementos que se buscó en los allanamientos. También se rastreaban aerosoles o evidencias de gas pimienta, que fue arrojado en el rostro de Espeche para reducirlo. • Sí hallaron: una huella dactilar, el rastro de un calzado de zapatillas ensangrentado (sólo punta y taco), cabellos y otros elementos que pueden ser sometidos a pericias de ADN. • En las últimas horas trascendió que también habría huellas papiloscópicas. En cuanto a las características del arma, se está ante la presunción de que pudo haber sido una tijera. El atacante aplicó cortes de distinto tipo en el abdomen y en el cuello de Espeche. Sin embargo el mortal se produjo en la zona del pecho donde la filosa arma le perforó una arteria. Gas pimienta y tijera probablemente sean compatibles con un perfil femenino de criminal. Son también hipótesis. No son pruebas escasas las halladas. En el criterio de la fiscal Ana Benito, antes de adoptar definiciones deben aguardarse resultados de las pericias que se realizan en Roca, Bariloche (laboratorio de genética forense), Neuquén y Buenos Aires, además de un perfil psicológico requerido a la policía científica de Córdoba. El problema –como se ha dicho– es el tiempo vital que se ha perdido en las primeras 48 horas y los demás días siguientes. Conseguir la totalidad de las certezas científicas puede aletargar indefinidamente decisiones vitales para hacer justicia. Y favorecer los tiempos del asesino.
Doce días pasaron desde que el anciano Edmundo Espeche apareció tendido en el piso de su dormitorio en Roca, en ropa interior y con 15 puñaladas en su cuerpo. Nadie ha declarado ni ha sido detenido pese al tiempo transcurrido y pese a las pruebas que sí parecen abundantes. La pista de su entorno “íntimo”, no vinculada a su familia, es el centro de la atención judicial. Los únicos tres allanamientos realizados estuvieron direccionados a una mujer de unos 27 años, que habría tomado contacto con la víctima en los días previos al crimen. Algunos de los rastros recolectados guardarían “puntos de coincidencia” con los de la mujer, la misma que “Río Negro” entrevistó y que directamente negó conocer el departamento de calle Villegas; sólo se limitó a aclarar que conocía a algunas amigas que sí habían tenido algún tipo de vínculo con la víctima a la cual le prestaban servicios sexuales. Fue en el domicilio de esa mujer, en calle Neuquén al 1800, donde la policía científica hizo un minucioso levantamiento de rastros. Huellas, cabellos, calzados y hasta ropa de cama, fueron parte de los elementos que la policía secuestró y que por estas horas se peritan. El viernes pasado uno de los profesionales del gabinete de Roca viajó a la ciudad de Bariloche llevando varios elementos para analizar y compararlos con los hallados en el departamento de Espeche. Intriga especialmente la huella de una mano en un picaporte. Por estas horas esta es, tal vez, la principal línea de investigación. La posibilidad de que el crimen haya tenido como único fin el robo no cierra frente a la evidencia de que no falta ningún elemento de valor. Es más, la persona que lo ultimó ni siquiera se llevó dinero en efectivo (en poca cantidad) que la víctima tenía en su poder. La ausencia de cámaras de seguridad en el edificio de calle Villegas 465 (pleno centro de Roca), la desaparición del arma homicida, y la ausencia de testigos en el lugar del hecho son las dificultades con las que se tropieza. Pero hay pruebas halladas en la escena del brutal crimen ocurrido en el departamento del solitario habitante de 87 años, entre el martes 6 de agosto y la madrugada del miércoles 7. Veamos: • El levantamiento de rastros resultó elocuente, sobre todo porque el o la asesina intentó borrar sus huellas de distintas maneras. No se descartaba la posibilidad de que haya utilizado guantes de látex para hacer desaparecer cualquier elemento incriminatorio. Ese fue uno de los elementos que se buscó en los allanamientos. También se rastreaban aerosoles o evidencias de gas pimienta, que fue arrojado en el rostro de Espeche para reducirlo. • Sí hallaron: una huella dactilar, el rastro de un calzado de zapatillas ensangrentado (sólo punta y taco), cabellos y otros elementos que pueden ser sometidos a pericias de ADN. • En las últimas horas trascendió que también habría huellas papiloscópicas. En cuanto a las características del arma, se está ante la presunción de que pudo haber sido una tijera. El atacante aplicó cortes de distinto tipo en el abdomen y en el cuello de Espeche. Sin embargo el mortal se produjo en la zona del pecho donde la filosa arma le perforó una arteria. Gas pimienta y tijera probablemente sean compatibles con un perfil femenino de criminal. Son también hipótesis. No son pruebas escasas las halladas. En el criterio de la fiscal Ana Benito, antes de adoptar definiciones deben aguardarse resultados de las pericias que se realizan en Roca, Bariloche (laboratorio de genética forense), Neuquén y Buenos Aires, además de un perfil psicológico requerido a la policía científica de Córdoba. El problema –como se ha dicho– es el tiempo vital que se ha perdido en las primeras 48 horas y los demás días siguientes. Conseguir la totalidad de las certezas científicas puede aletargar indefinidamente decisiones vitales para hacer justicia. Y favorecer los tiempos del asesino.
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