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Ricardo Bustos, Locutor Nacional
Misiones
Quizá quienes hemos compartido con generaciones que fuimos compartiendo la llegada del progreso de manera muy lenta, no vayamos a experimentar el dolor que represente quedarnos sin luz, TV, teléfonos celulares, agua corriente, gas, cajero automático, transporte, alimentos conservados, cerveza, gaseosas, Nike, Le Coq, Adidas, jean rotos, tatuajes o piercing.
Creo que en la vida, todo es cíclico. Hace poco tiempo, estuvimos sin energía eléctrica ni comunicación y no se podía cargar nafta, comprar con tarjeta de crédito o débito, comunicarnos con nuestros seres queridos, hacer transferencias de dinero, comprar o vender por internet, reservar un turno al médico, llamar a una ambulancia, bomberos, policía o solicitar auxilio por una emergencia.
Estamos viviendo al límite de la dependencia electrónica y hemos dejado en manos de pocos pero con mucho poder, todos los actos o movimientos de nuestra vida cotidiana.
¿A nadie escapa que con semejantes líderes mundiales, en algún momento alguno bajará la “palanca” y nos dejarán a todos mirando las nubes?
No habrá nadie coherente o con suficiente conocimiento que nos pueda dar alguna solución si ello sucede.
Nos guste o no, aunque no lo quieran creer, en algún momento puede ocurrir y ninguno de nosotros está preparado para vivir sin el celular, la comida chatarra, cerveza, o la vida sin preocupaciones.
Los únicos que quizá, podamos sobrellevar el impacto, somos quienes venimos de un tiempo donde no había nada y esa nada era suficiente para vivir felices.
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