Valiente Magdalena
Patricio Javier Morales
BUENOS AIRES
Hubiera sido un gesto digno la presencia, si no del presidente, al menos del ministro de Interior o el jefe de Gabinete en el sepelio de la valiente periodista Magdalena Ruiz Guiñazú. Sobre todo, para reinvindicar a estar mujer que sufrió el odio de un sector K cuando expuso su imagen junto a los de otros periodistas en Plaza de Maya para que la escupieran.
Otro país hubiera homenajeado con honores a una periodista de la talla de Magdalena, de la que Argentina debería sentirse orgullosa por su trayectoria y porque en los momentos más difíciles de nuestro país arriesgó su vida en búsqueda de verdad y justicia.
Como dijo Joaquín Morales Solá: “El periodismo tenía un faro moral muy grande que ahora se apagó”. En momentos en que trasnochados del oficialismo prácticamente acusan al periodismo y a los opositores de difundir “mensajes de odio” y elucubran normas mordaza, debemos recordar que Magdalena nos ha enseñado a expresar el pensamiento y la crítica sin censura y con valentía.
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