Un golpe al bolsillo y la salud de los pacientes

Beatriz López Bardet
BUENOS AIRES

Pagar cada vez más para disponer de una prepaga u obra social no es garantía de tranquilidad para una persona que la necesite en su cobertura de salud.

El plus médico se ha naturalizado.

Puedo creer tener una buena obra social, pero igual necesito erogar de 2.000 a 3.000 pesos por consulta, cuanto menos.

Eso no significa que tenga mejor calidad de servicio.

Muchas veces todo lo contrario: esa calidad se ha venido pauperizando con el tiempo.

Y si necesito periódicas recetas, igualmente debo pagar más de 200 pesos por el solo hecho de que el médico le dedique unos segundos a escribirla.

Las prepagas se vienen con un 13,8% de aumento en diciembre, con lo cual al cabo de un año terminaremos pagando un 113,8%. Un horror.

Pero al mismo tiempo vemos médicos y otros profesionales de la salud que no reciben a usuarios de determinadas obras sociales y obligan al paciente a pagar sumas imposibles.

El aumento solo parece asegurar el negocio de algunas de las empresas, mientras la población padece.

¿Qué hace el Estado al respecto?

Daría la impresión que la administración económica de Sergio Massa se convierte en cómplice de este golpe para el bolsillo y la salud de los sufridos pacientes.


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