Sin derecho a manifestar, no hay democracia
Hugo Modesto Izurdiaga, DNI 11.604.534
La violencia ejercida contra los jubilados por parte de la Policía Federal, en las marchas del 28 de agosto y el pasado miércoles, no se deben pasar por alto.
Ante estos acontecimientos, alguien tendrá que hacerse cargo de lo sucedido.
El Congreso de la Nación debería llamar a declarar a la ministra de Seguridad, para que esta pueda justificar, con razones convincentes, el accionar de las fuerzas policiales.
En un país democrático todo ciudadano tiene derecho a expresar sus quejas y reclamos contra el Estado.
Si el presidente hace oídos sordos a lo dictaminado por el Senado de la Nación, a la gente mayor no le queda otra alternativa que manifestar su disconformidad.
Resulta inadmisible que una marcha pacífica en contra del veto presidencial, tenga que ser reprimida con gases y palos. Los abuelos no son piqueteros, solo defienden sus derechos y pretenden ser escuchados.
El pegarle a un anciano es un acto vergonzoso… una represión únicamente vista en regímenes dictatoriales.
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