Que no paguen justos por pecadores
Agustín H. Gutiérrez. Egresado de la universidad pública. DNI 39.867.057
San Carlos de Bariloche
El 80% de los estudiantes de la Universidad Nacional de Río Negro es la primer generación familiar que accede a estudios universitarios. Sí, ¡80%! Desde el año 2007 a esta parte, se crearon 21 universidades a lo largo y ancho del país. Con la creación de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego en 2010, todas las provincias argentinas cuentan con al menos una universidad pública. ¿El objetivo? Federalizar la educación pública, acercar los estudios superiores a quienes viven lejos de las grandes ciudades.
Todo a través de más inversión del Estado. Sin embargo, las urnas dejaron un mensaje claro respecto de las malas administraciones: basta de la fiesta del Estado. Basta de fiesta en Olivos y basta de fiesta en Casa Rosada.
La crisis de representación política, la crisis económica tan profunda y el nacimiento de una nueva fuerza política fueron el combo que dio lugar a la ‘ruptura dinámica1’ y su inevitable resultado: cambio de modelo político de manera abrupta. Ultraderecha al poder.
Con esa crisis emergió un pedido y una necesidad impostergable: reducir el gasto público. De esta manera, el mensaje de las urnas también fue para quienes en los últimos 15 años lideraron y superpoblaron las universidades con familiares, amigos y compañeros de militancia. Basta de hacer de las universidades un club de amigos.
Un llamado a la autocrítica: al que le quepa el poncho que se lo ponga. A pesar de todo, es necesario tener-muy- presente que el recorte no debe ser a través de salarios docentes indignos. El recorte no debe ser a la investigación. El recorte no debe ser a la construcción de más aulas. El objetivo debe ser una mejor administración y mayor transparencia.
La apuesta por la educación pública de calidad debe continuar, para alcanzar ese deseo multitudinario de la movilidad social ascendente. Entonces, hoy, se nos presenta el desafío de levantar más alto que nunca la bandera en defensa de nuestra universidad pública. Momento de defender a esas primeras generaciones que acceden a estudios universitarios, de defender nuestro territorio.
Y sobre todo, para quienes somos del interior, momento de defender nuestras universidades provinciales. Quedó en evidencia que la extrema derecha y su veto al financiamiento universitario no son la respuesta; nos resta estar a la altura de las circunstancias para encontrar el equilibrio que las generaciones futuras merecen. Nos resta estar a la altura de las circunstancias para que, como sucede en Bariloche, no existan más edificios con 98% de avance que queden paralizados por el freno a la obra pública. Y repito, al que le quepa el poncho que se lo ponga.
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