Pedro Moguillansky, un médico que dejó un legado de honor en el Alto Valle


CIPOLLETTI

Sapiencia, ciencia médica, conocimientos. Pedro Moguillansky introdujo la radiología en la Patagonia. Había nacido en Bahía Blanca el 22 de febrero de 1921. Sus padres, inmigrantes de Polonia y Rumania, vivieron la mayor parte de su vida en Azul: tuvieron diez hijos. Pedro se casó en 1946 con Rebeca Gutvay, conocida como Negra, y cariñosamente como Guaagua por sus nietos. Rebeca era de Villa Mercedes, San Luis. Tuvieron a Silvia Mirtha y Sergio Julio, médicos especialistas en diagnóstico por imágenes, y las arquitectas Norma Elizabeth y Ruth Cecilia, que además es planificadora comunitaria. Sus nietos son las mellizas Juliana y Paula, Mariela, Alejandra y Guillermo y su bisnieta, se llama Valentina Jazmín.

Pedro y su compañera de vida Rebeca conformaron una historia llena de amor, dedicación y apoyo mutuo. Siempre dispuesta a brindar su apoyo, Rebeca se convirtió en un verdadero ícono en la sociedad. Su calidez y amabilidad eran inigualables, y su dedicación hacia los demás dejó una marca profunda en los corazones de quienes tuvieron el privilegio de conocerla. Ella no solo fue un pilar fundamental en la vida de Pedro, sino que también desplegó su amor y cuidado hacia toda la familia. Lo acompañó en cada paso de su camino, compartiendo juntos momentos de alegría, desafíos y triunfos. Negra falleció el 26 de septiembre de 2015.

El Dr. Moguillansky había egresado de la Facultad de Medicina de La Plata en 1946 con medalla de oro y ese mismo año, tenía veinticinco, se instaló en Cipolletti como médico de familia. Sus hijos recuerdan a la familia Mutchinick, que fuera su familia adoptiva: los recibieron con mucho afecto tanto a él como a su esposa. Pedro abrió su primer consultorio en 25 de Mayo y San Martín. Fundó en 1959 la Clínica Radiológica del Sur, institución modelo que trascendió rápidamente dentro y fuera de las fronteras. Fue discípulo del doctor Sabrino Di Rienzo, e introdujo la radiología en la Patagonia antes que la mayoría de las otras disciplinas médicas. Su institución fue la primera en Sudamérica en utilizar la fluoroscopía intensificada con cámara de 70 mm. Se destacó por su dedicación a la radiología digestiva y de la vía biliar, como así también en el diagnóstico radiológico de la hidatidosis. Su labor científica y docente es de un valor incalculable; participó de incontables jornadas, congresos y cursos en el país y en el extranjero. Imposible resumir su vasto curriculum, en la foto lo vemos con su familia y con el Dr. René Favaloro. Fue miembro fundador de la Federación Argentina de Sociedades de Radiología, miembro titular de la Asociación Argentina de Radiología y de la Sociedad Argentina de Radiología, y miembro honorario de varias sociedades internacionales. Recibió el “Escudo de Oro al Mérito Científico” de la Ciudad de Cipolletti en 1970, y participó activamente de la vida política y social de su época. Fue presidente de la Comisión Asesora de la Federación Argentina de Sociedades de Radiología para el Desarrollo y Normalización de la Radiología y Medicina por Imágenes. Realizó brillantes disertaciones sobre el “Síndrome de las Cuatro Ausencias”. A fines de los 50 fue radiólogo y director interventor del hospital de Cipolletti, que hoy lleva su nombre. Organizó el XXII Congreso Argentino de Radiología en la Patagonia en Cipolletti en abril de 1966. Participó activamente junto a otros pioneros en la creación de instituciones en Cipolletti, como la biblioteca.

Pedro Moguillansky falleció en 1981 a los sesenta años de edad. Numerosos colegas de distintos países lo homenajearon. El Dr. Roberto Calderón, de Nicaragua, expresó: “Argentina y la radiología americana han perdido a uno de sus mejores valores. Alguien debe tomar su santo y su seña, y llevar su bandera”. Sus hijos Sergio y Silvia, y la esposa de Sergio, doctora Graciela Bianchi, han asumido la responsabilidad de recoger su legado. Los dos hijos nombrados han sido reconocidos con numerosos premios y distinciones a lo largo de su destacada trayectoria tanto en Argentina como en el exterior, testimonio del arduo trabajo, la dedicación y el compromiso de ambos hacia la excelencia en su profesión. La herencia de amor y compasión impulsa a sus descendientes a ser mejores personas y a honrar su memoria con los valores que sus padres les inculcaron. Este es un sencillo homenaje a la calidad profesional del doctor Pedro Moguillansky, a su esposa Rebeca por ser un pilar importante para él, para toda su familia y para la significativa e imborrable labor social que realizaron.


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