Manuel Guevara, su descendencia y la estancia “El Pino Andino”


Neuquén

Estos recuerdos están basados en el testimonio de sus descendientes: Manuel Guevara fue un pionero de la historia del territorio del Neuquén. Su apellido materno era Pelliza, y proviene de una familia de origen vasco. Fue uno de los habitantes del Neuquén que se pobló estas tierras allá por el año 1878, arribó con el ejército en la llamada “Campaña del Desierto”. Su familia estaba asentada en la provincia de Mendoza. Contando con tan sólo catorce años, se unió a las tropas de arreo del Ejército e ingresó a la Guarnición militar de Ñorquín. Como era muy versátil, en 1880 se desempeñó brevemente como empleado en el casino de la guarnición.

Al poco tiempo, y destacándose por su gran personalidad, demostró notables habilidades para el trabajo con animales. En virtud de ello, el coronel Nadal le aconsejó que iniciara una pequeña actividad ganadera en algún lugar del territorio neuquino de la zona, lo que dio lugar a la solicitud de arrendamiento de tierras al gobierno nacional; se le concedió renta en las tierras ubicadas en el paraje “El Pino”, donde se encuentra un arroyo con el mismo nombre. Alrededor del año 1920, el gobierno nacional ofreció a los arrendatarios venderles las tierras; gracias a ello, Manuel se afincó definitivamente como propietario del campo y pudo cumplir su anhelado sueño de crear la estancia “El Pino Andino”. Trabajador incansable, construyó un canal de riego que permitió que extensos espacios cubiertos por arena se convirtieran en potreros de pastoreo.

Forestación

Convencido de que la forestación era imprescindible para frenar los embates de los fuertes vientos cordilleranos, no dudó en plantar sauces y álamos que dieron al lugar un encanto especial. En esas épocas, don Manuel Guevara formó su familia con una joven llamada Ida Bernal, hija de Darío Bernal, un hacendado asentado en la zona de Ranquilón.

De esa unión nacieron sus hijos Darío, Eduardo, Nuria, Celinda, Andrés, María, Carlos y Julio. También tuvo otro hijo llamado Manuel, nacido de su primera pareja. Sus hijos, la mayoría de ellos, cursaron sus estudios en la ciudad chilena de Concepción. Los matrimonios de sus hijos: Eduardo con Isabel Plantey, Andrés con Alicia Plantey, Darío con María Cecilia Almendra, Julio con Rina Cantarelli, Nuria con un Sr. de apellido Quiroga, Celinda con Florencio Gargallo, Carlos con Laura Moya, y María con un Sr. de apellido Mendoza Quintana. Darío y su esposa María Cecilia Almendra tuvieron a Marcelo, Tulio, María Norma, María Laura, María Alicia, Marta Elena y Delia. Carlos, casado con Laura Moya, compró la Estancia “La Argentina”, que en 1966 fue visitada por el entonces ex Presidente de la Nación, Dr. Arturo Illía, luego de ser derrocado, como lo atestigua la foto. Luego, Carlos compró la estancia “Huarenchenque”, ambas ubicadas en el Departamento Loncopué.

Una vez fallecido su papá Manuel, compró a sus hermanos el Pino Andino. Carlos vivió en la estancia “La Argentina”, su hijo Rolando en la estancia “Huarenchenque” administrando en conjunto la Estancia “El Pino Andino” con Carlos Manuel, hijo de don Carlos, quien siguió la carrera militar en Buenos Aires. Los matrimonios de sus hijas: María Ida contrajo matrimonio con Enrique Rueda (militar) y Laura con Eduardo Garrié Faget.

Del matrimonio de María Ida nacieron Enrique, Eduardo Rueda, Cristina y Laura Corina. Al fallecer don Carlos Guevara a principios de los años setenta, quedó a cargo de la estancia “La Argentina” por algunos años su hijo Carlos Manuel, quien sería, tiempo después, intendente de la localidad de Loncopué. Con su esposa Ilda Ravagnani tuvieron cinco hijos: Marcela, Darío, Juan Manuel, Martín y Ramiro. Laura Guevara siguió viviendo en la estancia “La Argentina”, y Rolando Guevara, casado con María del Valle Diana, haría lo propio en la Estancia “Huarenchenque”, donde pasaron varios años con sus hijos Manuel y María del Valle (conocida como Poppy).

La Estancia El Pino Andino es un emblema del norte neuquino. Los restos de Don Manuel Guevara, su esposa Ida y algunos de los hijos mayores reposan hoy en un mausoleo emplazado en el cementerio de Loncopué. Hoy homenajeamos la tarea desplegada por aquellos pioneros, desafiantes de aquel bravío Neuquén donde reinaban la arena y el viento, y estaba todo por crearse.


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