“La Tucumán”, un semillero de universitarios en los ’70 en Neuquén

NEUQUÉN

La Universidad del Neuquén comenzó a funcionar efectivamente el 1º de abril de 1965, sobre la base de las carreras de Profesorado (Facultad de Humanidades, Neuquén), Ingeniería Agronómica (Facultad de Ciencias Agrarias, Cinco Saltos) e Ingeniería Industrial (Facultad de Ingeniería) con orientaciones, carrera que se dictaba en Challaco, una pequeña localidad a 9 kilómetros de la capital, residencia física de la facultad. En 1971, la universidad resuelve trasladar el dictado del primer año de la carrera a la ciudad de Neuquén. Para quienes ya habían decidido que el objetivo era obtener el título, esta decisión fue la prueba de fuego: lejos de sus hogares y familiares, con escasos recursos económicos, el desafío se potenció.

Esta es una historia de un grupo de estudiantes que, ante esa realidad, supieron superar la adversidad y lograron su objetivo, pero también supieron disfrutar de la juventud y de la amistad que subsiste hasta la actualidad; una síntesis de sus memorias que serán parte de un futuro libro.

Uno de ellos, Alberto relató: “Con un poco de nostalgia y melancolía, he recordado que en el mes de mayo de 1971 ingresamos por primera vez a “La Tucumán”, entrañable casa que nos ayudó, y mucho, a ser quienes hoy somos. Parece mentira, pero ya han pasado 50 años de aquel hecho que, de una forma u otra, nos dejó a todas vivencias que difícilmente podamos olvidar.

Jorge, Tito, Piro, el Alemancito, Walter, Aníbal, Jorge Linder, el Oso Aguirre y yo, después de pasar casi un mes durmiendo en el reformatorio San Ignacio de Loyola, teníamos nuestra casa para poder estudiar y así dejar atrás el temor de tener que regresar a nuestros hogares por la difícil situación económica que cada uno de nosotros teníamos que sobrellevar.

Muy pronto se incorporó a la casa Julio, y así completamos los 10 estudiantes (se había ido el peruano a su país y quedaba un lugar). Miguel dijo: “Se esfumó la adolescencia cuando llegamos a Neuquén, con la cantidad de decisiones de adultos que tuvimos que tomar, en forma imperiosa y de supervivencia, para la que algunos estaban más preparados que otros, eso signó los primeros conflictos mirados a la distancia en la casa.

Los que se quedaron tenían los objetivos más claros y la madurez suficiente para tratar hasta en estas condiciones adversas de avanzar en sus metas”.

Tito, por su parte, dijo: “Luego de finalizar el curso de ingreso (primeros días de marzo de 1971) y aprobarlo, recibimos la noticia de que el primer año de ingeniería se cursaba en Neuquén y no en Challaco. Las razones de esta decisión del Gobernador de Neuquén Felipe Sapag no eran claras; por un lado, la noticia era que el cupo de alumnos que podía albergar Challaco estaba cubierto, y por otro que los estudiantes de Challaco le generaban serios problemas políticos al gobernador. El primer contrato para alquilar la casa lo firmaron Miguel Ruso como locador y Benjamín Rols y Graciela Otaño como locatarios. Pavada de favor nos hicieron estas dos personas de la universidad, que sin conocernos y asumiendo una responsabilidad que no les correspondía, permitieron que pudiéramos quedarnos a cumplir nuestro sueño. Un párrafo especial para Miguel Ruso, (el viejo Ruso) como lo llamábamos, que siempre nos ayudó, permitió que todos termináramos y a partir de nuestra mayoría de edad comenzamos a firmar nosotros los contratos de alquiler sin garantía alguna. Con el transcurso de los años, recibimos mucho afecto y cariño de los vecinos del barrio y otros, por lo que no podemos dejar de recordar a Marta y Lauro, a la familia Cavazza, a la familia Panizoni, a Matilde y toda la familia Radonich, a Chela y Salvador D’Amico. Logramos armar un equipo de fútbol para competir en el torneo universitario, donde casi la totalidad de los integrantes éramos de La Tucumán. Formamos “Los Chetos”, equipo que hizo historia en el torneo y llegamos a ser campeones en una oportunidad”.

Actualmente, este grupo se reúne varias veces al año. Salen a pescar para apertura y cierre de temporada y algún cumpleaños siempre se festeja.

La amistad ocupa un lugar muy importante entre ellos. En la foto vemos, de derecha a izquierda, en cuclillas: Juan Imaz (Colorado), Julio Boreto (Guri), Miguel Breser (Petiso), Alberto Gil (Gallego), Jorge González (Cucusa), Jorge Quiroga (Pancho) y Julio Araneda (Tito). Parados: Luis De Brida (Bachicha), Osvaldo Metrailler (Metralleta), Roberto Panizoni (Beto), Laura Zuenger, Sergio Guzmán (Cabezón), Marta Radonich (Martita), Isabel D’Amico (Chabela), Sergio Benito, Nora Blanco, Marta Hernández, Jorge Mena (Piro) y Mirta Chierasco.

Hoy los homenajeo por haber sido nuestros vecinos en este pequeño Neuquén de entonces y por honrar el estudio. Pero, principalmente, por haber cultivado una amistad sin par.


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