La inseguridad es la norma

Dr. Héctor Luis Manchini, DNI 7.779.947
Abogado, exjuez.
Zapala

El viernes 03/01/25 por la mañana mientras desayuno enciendo el televisor que me devuelve una noticia terrible como sucede casi todos los días ya que el locutor de turno me informa que en el partido de Morón, provincia de Buenos Aires habían asesinado de dos balazos a Franco un albañil de 22 años que regresaba a su casa luego de una larga jornada. Las imágenes mostraban a un individuo que disparaba sobre la puerta de entrada un bunker narco, al que ingresa luego de un fuerte tiroteo.

Al salir el mismo sujeto, frustrado por no haber logrado su objetivo de conseguir la droga que buscaba dispara dos veces contra el joven que transitaba por la vereda de enfrente, un trabajador inocente pagó con su vida la locura de droga y violencia que se vive cada día en la zona más popular de ese estado provincial.

El vecindario reaccionó con rapidez prendiendo fuego al refugio narco mientras que interrogaban furiosos a las fuerzas de seguridad que habían llegado demasiado tarde requiriendo ¿a quién defienden? ¿a los transas?, poniendo de manifiesto que al llegar el cuerpo para realizar la autopsia pertinente se encontraron con que no había ningún forense que pudiera realizarla .

Al mismo tiempo el especialista en criminalística de la tv afirmaba que al estado provincial no le importaba la muerte de las víctimas inocentes, agregando que los que intervinieron en el tiroteo que concluyó con la muerte del joven trabajador, que nada tenía que ver con la contienda entre vendedores y traficantes.

Dio como ejemplo que los victimarios involucrados tenían en la Fiscalía Temática de Drogas 10 denuncias que afirmaban que estaban investigando a los autores de esta desgracia hace tiempo pero nunca se hizo nada.

Lo narrado marca que la seguridad no existe en lo más profundo del estado provincial, que los habitantes del lugar están a merced del azar; que ese día, esa tarde, esa noche no dejen su vida en la decisión de los asesinos abundantes e impiadosos y a la desidia de los responsables de esta continua vulneración de la inocencia.
Atentamente