La eliminación de las PASO
Jorge Fontana Castro
CIPOLLETTI
El sentido común nos indica que las PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) son superfluas y caras.
Es decir, habría que eliminarlas.
El tema pasa por el hecho de que sabemos que la voluntad de erradicarlas surge del oficialismo, que busca menguar las chances de la oposición, sobre todo de Juntos por el Cambio.
Es decir, pura especulación y oportunismo político.
Si no fuera ése el objetivo, muchos acordamos con que las PASO -en teoría creadas para no permitir el dedo y generar transparencia- son dispendiosas por un lado (porque somos nosotros los contribuyentes las que las pagamos).
Por el otro somete al electorado a la obligación de transitar las urnas para un resultado que, si fuese inesperado, terminará condicionando las elecciones generales, y si no lo fuese (por encuestas previas contundentes y claras), conduciría a un resultado que prácticamente se repetirá luego.
El punto es que, salvo Juntos por el Cambio que en las PASO puede presentar una oferta variada, el resto y sobre todo el oficialismo impone el dedo para elegir candidato y las variantes, si las hubiera, son casi testimoniales.
Sin PASO -que en definitiva son una gran encuesta nacional- deberían volver las internas, que obligan a los partidos a elegir democráticamente sus representantes a través de sus afiliados o en procedimientos abiertos a todos, todo ello organizado y financiado por los mismos partidos.
El problema pasa por el hecho de que, en la práctica, una parte de los partidos políticos casi no existe (salvo los grandes movimientos), sus padrones son antiquísimos y les cuesta lograr financiamiento propio.
Debería haber cuanto menos un reempadronamiento en los partidos y una revisión de los requisitos mínimos.
Una eliminación de las PASO requeriría tiempo prudencial de análisis y, sobre todo, tomar la decisión cuando no falta mucho para las elecciones, como es este el caso.
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