La derecha autoritaria

Fabio Abraham, Exsecretario de Gobierno y exconcejal UCR.
Lomas de Zamora

No se necesita bucear demasiado en nuestra historia reciente del siglo XX y en el que estamos en curso, para determinar cuál es el resultado que la derecha siempre disfrazada de liberal, ejecuta cuando es derrotada en elecciones previstas en nuestro sistema democrático, siempre alineada a fuerzas militares y fogoneada por civiles que también dicen ser democráticos. La resultante conocida son los golpes de estado -la toma del poder por la fuerza- o lo que acaba de ocurrir en Brasil. En este caso, Bolsonaro y sus acólitos, llegaron al poder agitando la bandera de la corrupción del gobierno anterior, dato cierto como el “mensalao” esto es pago de favores políticos donde estaban implicados no sólo los propios políticos sino también empresarios de alto rango.

Sin embargo, el Supremo Tribunal de Justicia actuó y encarceló y juzgo a los implicados: diputados y ex ministros, como asimismo, encarceló al propio presidente Luiz Inacio Lula da Silva y luego fue exonerado de los cargos después de más de quinientos días preso, pudo presentarse en elecciones libres y las acaba de ganar. Esa mancha de su gestión muy maximizada por la derecha, ocultó la fenomenal campaña para sacar de la pobreza y del hambre a más de veinte millones de brasileños, como sus políticas sociales y la plena vigencia de los derechos humanos. Lo ocurrido – para algunos casi una crónica anunciada, habida cuenta que al Bolsonarismo nunca le preocupó la democracia, pone al descubierto la cercanía que la derecha (y también la izquierda) tiene con los extremismos, que no sólo descreen en la democracia, sino que van mutando en anti democráticos aunque lo oculten.

Así pasó en los Estados Unidos, en la era Trump con la invasión al propio Capitolio con las consecuencias conocidas. Al igual que el populismo, la extrema derecha lo único que alienta es el fanatismo y la violencia para ejercer el poder. La respuesta, sin queremos afianzar la democracia y la paz, es repudiar lo ocurrido, apoyar al pueblo que votó mayoritariamente a Lula como su presidente, tarea que le cabe a todos los partidos políticos y/o organizaciones e instituciones que componen las Repúblicas libres.