Juego y ludopatía
Héctor Luis Manchini, DNI 7.779.947
Zapala
El drama personal, familiar y social que implica la adicción al juego o ludopatía no ha sido abatido. El Estado alentó la instalación de infinidad de tragamonedas en todas las casas de juegos del país. Agrandó el flagelo dando vía libre para la difusión en T.V, incorporando sin vergüenza ni prejuicios a los menores, que ingresan sin límites a la gravísima adicción al juego que se introduce desde el hogar, en la que son atrapados irremediablemente.
El 40% de las salas de juego que existen en nuestro país se abrieron en los últimos diez años, señalando a título de ejemplo del insensato crecimiento de la instalación de tragamonedas las del empresario Cristóbal López – principal referente del juego en Argentina – que en 2004 en las distintas salas poseía 2.934 tragamonedas que a fines del 2013 llegaron a 15.758. y que, como se apuntó más arriba, la ludopatía hoy está a disposición desde casa y por T.V. e internet.
Así como sucede con el narcotráfico, que se ha asentado a lo largo y ancho de este desafortunado país ante la pasividad de un Estado ausente, instalando la adicción a los estupefacientes y una vez logrado se aprovecha para armar inmensas fortunas a costa de la salud y la vida de la población, el gobierno, incumpliendo su deber ineludible de prevenir el juego o ludopatía lo han alentado impúdicamente, convirtiendo a la adicción en una pandemia sin control en la medida que mediante la T.V e internet se puede apostar desde la casa, los adultos y nuestros hijos.
La ludopatía y el incremento de todo tipo de drogas sin duda generó el desborde de las adicciones, contribuyendo decididamente a conformar la presente situación de inseguridad, de ausencia de valores, del asesinato sin sentido, de la degradación material y moral que se genera en los países.
Que, en lugar de invertir en trabajo productivo y actuar teniendo en miras el bienestar general, alimenta la destrucción integral de ciudadano, con monedas subsidiadas que terminan en el bolsillo de los narcos y los que lucran con el ludópata, sin que el Estado adopte medidas que reclama la gravedad de los daños que causa a la población y a la nación.
Comentarios