Juan Manuel “Nolo” Ocampos, ideales y militancia

Neuquén

En septiembre partió de esta vida nuestro amigo de la niñez, de la juventud, compañero del secundario de mi hermano Chango. Nolo se recibió de abogado en la Universidad Nacional de Córdoba. Su trayectoria es enorme: fue militante revolucionario y nacional, del peronismo y de la Izquierda Nacional, aquellos ideales de Abelardo Ramos. Cuando estudiaba Derecho en Córdoba, militó en AUN Agrupación Universitaria Nacional con muchos compañeros que lo recuerdan. Fue uno de los promotores de la reforma Universitaria, presidente de la Federación Universitaria de la Facultad de Abogacía, entre tanta militancia. Una vez egresado, fue abogado y dictó cátedras. “Era un bohemio y conversador incurable”, escribió uno de sus amigos de militancia.

Formó su familia con Cristina Estela Méndez a quien conoció estudiando en la “docta”, en una famosa peña de la época; ella había ido a estudiar kinesiología y luego arquitectura, lugar donde se encontraba su hermano “Yayo”, el Dr. Gualberto Méndez Valdemarin. Nolo y Cristina se hicieron amigos y ella lo ayudó a estudiar para rendir sus últimas materias de la carrera. Se casaron en febrero de 1976 en Gral. Alvear, Mendoza. Tuvieron tres hijas: Ana, Laura Jimena y Rocío Macarena, las cuales les dieron siete nietos, como podemos apreciarlo en la foto que acompaña el escrito.

La pareja arribó a Neuquén en diciembre de 1976. Y en la ciudad, Nolo actuó activamente en la conformación de gremios, fue asesor de la CTA, de ANEL trabajadores legislativos, en el Sindicato de expendedores de combustibles, en ATEN sindicato de los docentes; Cristina también militó en este gremio; Nolo fue consejero del Instituto de Seguridad Social -con su compañero, el “Pelado” Salaburu-, entre tantas tareas.

Hijo de Benedicto Ocampos, aquel profesor de historia en la vieja escuela San Martín y en la Universidad Nacional del Comahue, quien había arribado a la capital neuquina y fue el primer profesor de historia con título universitario -obtenido en la Universidad de La Plata-, que llegaba a nuestra tierra. Nombrar su trayectoria -fue Diputado Provincial, Decano de la Facultad de Humanidades, acérrimo peronista- sería recordar aquello que no es lo único trascendente de él.

Su hombría de bien, el perfil bajo de sus altos ideales, lo hicieron víctima de la cesantía en épocas en que hablar de Perón estaba prohibido, lo que lo llevó a desempeñarse en otras tareas, porque no iba a renunciar a los ideales políticos por los que había luchado toda su vida.

Su legajo establecía: “Cesantía por ser peronista”, 1955. A pesar de todo y en épocas de proscripción, un grupo de alumnos de su querida escuela salió a la calle en la primera manifestación estudiantil que se diera en el Neuquén del ayer, a revelarse a favor de su profesor que “injustamente había quedado cesante”. Destaco su alma de docente, de pedagogo, fiel a sus ideas al que no le doblaron el brazo cuando de defenderlas se trataba.

En sus últimos suspiros el profesor supo acordarse del legado de España para América, del lenguaje y la cultura, según recordó su esposa, Pirucha, siempre preocupado por la educación de los jóvenes. La mamá de Nolo, Idalia Ligaluppi, nació en La Plata. Estudió como maestra en 9 de julio y se recibió en el Normal de Lenguas Vivas de Pehuajó; como su esposo, fue defensora de los ideales peronistas.

La familia Ligaluppi está asentada tempranamente en estas tierras. Con el profesor Benedicto Ocampos se casaron en 1949, de esa unión nacieron cuatro hijos: Juan Manuel, nuestro homenajeado, María Guadalupe, Emilio Ricardo y Pablo Mario, que les dieron nietos y bisnietos. Como un homenaje a Nolo y su familia, me permití contar la trayectoria de su papá, mi Profesor de Historia en la Universidad Nacional del Comahue que marcó mi rumbo hacia la historia. Y entre lágrimas y sonrisas, la compañera de toda la vida de Nolo, Cristina, fue desgranando emotivos recuerdos que lo muestran cómo fue y que nos permiten rendirle este sencillo homenaje. Lo despide su familia, sus amigos todo el Neuquén. Heredó de sus padres el amor por el peronismo, a quien honró siempre. Personas de las necesarias, las que alimentan y conservan sus ideales para toda la vida.