Juan Ferragut, pionero español en el Alto Valle

CIPOLLETTI

Trabajador en la producción de peras y fundador de una gran familia asentada en la Norpatagonia, don Juan, español de Palma de Mallorca (de Sineu, localidad ubicada en el centro de la isla) llegó muy joven a la Argentina.

La falta de trabajo en particular en su región y en España, y sumado a que Europa en general ofrecía muy pocas oportunidades laborales -además de vivir bajo tensión belicista -fueron las razones de su arribo. Ya en Argentina, don Juan se dirigió a la localidad de Bolívar, en Buenos Aires, donde había familiares que llegaron con anterioridad. Allí aprendió a hacer ladrillos para la construcción.

Al poco tiempo decidió probar suerte en esta región. Así fue que principios del siglo XX llegó a Cipolletti, donde puso en práctica su oficio de “ladrillero”. Encontró buena demanda en el Ferrocarril del Sud, en esa época donde los ingleses construían las vías entre lo que hoy es Neuquén capital y Zapala. Las estaciones con sus dependencias (oficinas, viviendas, depósitos) que aún perduran. Luego compró 50 hectáreas entre Cipolletti y el paraje Ferri. Don Juan conoció en Cipolletti a Elena Huerga, hija de José Huerga y de Maximina López. Es por eso que cuando construyó su primera casa en la chacra recién comprada le puso de nombre al predio “Santa Elena”. Jamás se olvidó de la familia que quedó en España. Al poco tiempo pudo traer a sus padres y a sus hermanos, quienes se radicaron definitivamente en nuestro país. Juan trabajó intensamente sus tierras acondicionando el suelo para regarlo, sembrar y plantar distintas especies; una parte destinó a pasturas y otras a viñedos y frutales. También produjo una variedad importante de hortalizas. Fue uno de los primeros en plantar perales en la zona, asesorado por técnicos que desarrollaron los ingleses en la Estación Experimental; el lugar es donde actualmente está la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue en Cinco Saltos. En el Congreso Internacional de la Pera que organizó el INTA Alto Valle en los primeros años de este nuevo siglo, sus descendientes recibieron una plaqueta en reconocimiento por haber sido uno de los pioneros en la producción regional.

En 1914 nació su primer hijo. Lo llamó Juan, dándole así continuidad en América a lo que podríamos denominar la “dinastía de los Juanes” que se mantiene a través de los siglos. Esta tradición indica que el primogénito varón de los Ferragut se llamará Juan. Tenemos entonces a los que vivieron en Cipolletti: Juan Ferragut bisabuelo, Juan Ferragut el abuelo, Juan Ferragut padre, el primero nacido en Argentina, Juan José Ferragut, nieto del primer Juan que vino a la Argentina, Juan Pedro Ferragut hijo de Juan José y el último, por ahora, es Juan Cruz Ferragut, nieto de Juan José.

Volviendo a la progresión de la familia, el abuelo inmigrante y la abuela Elena tuvieron ocho hijos, uno fallecido: Juan, Josefina, Magdalena, Maximina, Alberto, María Elena, José y Beatriz. Juan se casó con Encarnación Álvarez. Magdalena con Gamil Pedro Busader. Josefa, con Manuel Martín. Alberto Eulogio, casado con Lía Montelpare. María Elena, casada con Salim Cura. Maximina Rosa, casada con César Cervi. José, con Dominga Maestra. Beatriz Antonia, casada con Juan López. Numerosos nietos y bisnietos completan la historia familiar. Juan Compró 50 hectáreas más en el paraje Santa Marta (nombre de su primera nieta). Inquieto por colocar la producción de frutas y carnes ovina y vacuna, buscó alternativas de comercialización abriendo carnicerías y proveyendo con repartos a las chacras y también a la zona urbana.

En esos años la carne se fiaba hasta un año, generalmente se cobraba luego de las cosechas. Se asoció a la cooperativa Viñateros Unidos de Cipolletti para elaborar vinos con el producido de sus viñedos y además se vinculó a la cooperativa sidrera “La Delicia” para elaborar sidra con sus manzanas.

Alquiló por décadas un campo, donde logró una producción de ovejas que se tradujo en carne, lana y cueros que comercializaba en la región; también ganado vacuno. Era propietario de la carnicería en la calle San Martín, la que abastecía por venta directa y a través del reparto a domicilio con una jardinera.

A don Juan le gustaba dedicarse a la compra de hacienda, de cueros y lana. Faenaba en el Matadero Municipal de Cipolletti.

“El ejemplo de trabajo y sacrificio nos acompañó y nos acompaña en cada uno de los actos de nuestra vida”, nos dicen con emoción y agradecimiento sus descendientes, que honran el fecundo trabajo de Juan y de todos sus ancestros. Nuestro homenaje.


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