Homenaje a Irene Todero, de familia italiana
NEUQUÉN
Irene nació en Neuquén el 20 de marzo de 1932, era hija de José Todero, Pepe, y de Ida Dolores Firman.
Pepe era hijo de Catalina Comuzzi, italiana de la región de Udine, que en 1924 llegó a nuestro país en la embarcación Sofía con sus once hijos, debido a que su esposo Máximo Todero había fallecido en la Primera Guerra Mundial.
Catalina había nacido en Perteole, Udine, y se había contactado con un italiano establecido ya en la ciudad: Ferruccio Versegnazzi, considerado el primer farmacéutico del territorio neuquino.
Ángel, su segundo hijo, se había casado hacía poco. Toda la familia decidió viajar a estas tierras, motivo por el cual zarparon de Trieste y llegaron a Buenos Aires el 9 de febrero de 1924, y unos días después a Neuquén.
Cuando descendieron en la estación del ferrocarril debieron subir hacia la farmacia que quedaba en lo que actualmente es Roca esquina Diagonal Alvear: se hundían en los medanales del paisaje local. De allí, en carro hasta la chacra, del boticario, situada en el actual barrio Jardín. (Texto suministrado por descendiente de los Todero).
Pepe Todero trabajó en el ferrocarril. Su esposa Ida Dolores era descendiente de italianos que habitaban en una chacra de la Confluencia. Al casarse se mudó a la calle Leguizamón.
Tuvieron a: Irene, Lucio Hebel “Lucho”–cuyos hijos son Miriam, Silvia y Gustavo- y Raúl Omar -sus hijos son Vanina, Pablo, Verónica y Laura. Numerosos sobrinos nietos y bisnietos completan la familia de esta rama de los Todero.
En un principio Pepe y familia trabajaron en chacras de Carro, Moretti y Dosso hasta que ingresó al ferrocarril.
Una de sus nietas nos relató que lo echaron del ferrocarril por no afiliarse al partido peronista. Por este motivo, Irene comenzó a coser hermosos trajes de novia para ayudar con la economía familiar: había hecho la escuela primaria en la Escuela N° 61 y la secundaria en la Escuela Profesional de Mujeres, situada en la primera cuadra de la Diagonal Alvear.
Su papá había comprado una inmensa esquina en calle Leguizamón esquina calle Dr. Planas, y es aquí en donde vivió Irene hasta sus últimos días.
De joven, Irene jugaba al básquet en el Club Pacífico. Su entrenador fue Ángel Cinquegrani, entre otros, y tuvo como compañeras a Mari Castaño de Raone, esposa del historiador, como podemos ver en la foto que acompaña el escrito. Jugaron en Córdoba; la delegación estaba conformada por –paradas- Lucy Jaramillo, Portela, Yolanda Tapatá, Nélida Comuzzi, Emilce Mena, Irene Todero, -agachadas- María Castaño, Laura Posse, Delia Nicolás, Ana Marín.
Se desempeñó en la Escuela Especial N° 3 para niños sordos, donde enseñaba manualidades; allí trabajó con las Srtas. Jabat, entre tantas compañeras.
Ingresó en la ex ENET N° 1 cuando estaba situada en calle Laínez, en aquel viejo edificio que había sido comisaría, y a partir de 1972 en las nuevas instalaciones: de calle Perticone 55, en este establecimiento realizó funciones administrativas y de secretaría. Eran épocas del trabajo de papel, máquina de escribir y cálculos apenas con una calculadora.
Incansable trabajadora fue Irene, llevaba en su cómputo mental los detalles de cada trabajador de la escuela.
Había trabajado con el Sr. Eugenio Perticone, con Juan Mantelli, con el Sr. Fornasin, con Sr. Domingo Hernández, Sr. Héctor Cuello, Sr. Juan Manuel Bonaiuto, con Chato Díaz, con Sr. Rodolfo Roldán, entre tantos que pasamos por esas aulas y enormes pasillos del edificio nuevo de la Ex ENET 1, a la vera de la Ruta 22.
Hoy la despedimos y homenajeamos con nostalgia: perteneció a una de las primeras generaciones de neuquinos, hija de inmigrantes, y con muchos de nosotros compartió muchos kilómetros de este camino que es la vida.
Hasta siempre, querida Irene.
Beatriz Carolina Chávez
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